15-M: Algo nuevo está naciendo -- José Manuel Vidal

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Religión Digital

La sociedad civil explota y visibiliza su descontento y exige la regeneración de la democracia ya. Con todos los peros posibles, el movimiento merece la pena y llama la atención. La pregunta ante él no es ¿quién está detrás?, si no si tienen o no tienen razón en lo que piden. Y la verdad es que tienen más razón que un santo y han puesto rostro a lo que todo el mundo con sentido común (y que no sea un fanático partidista) viene pidiendo desde hace años. Nace lo que puede ser una nueva primavera. Y me alegra que la Iglesia (cristianos de parroquia y asociaciones juveniles de Acción Católica) aliente y apoye lo que puede ser, al menos, el comienzo de una nueva primavera social.

La JOC y la JEC están entre los organizadores (sobre todo en provincias) y sus militantes participan en las acampadas. Es una lucha por la dignidad, dicen. Y en esa lucha tienen que estar presentes los católicos.¿Y los obispos? El propio presidente de la JOC, aún sabiendo que todos somos Iglesia, echa de menos una mayor presencia de la jerarquía en estos ámbitos de lo social. ¡Tan rápidos para pronunciarse sobre lo moral y tan remisos a hacerlo sobre lo social! Si del preservativo se trata, la reacción episcopal es inmediata.

Y ya sé que la Iglesia habla con sus obras y que nadie lucha como ella contra el paro y contra la pobreza. Pero en la sociedad de la imagen, la Iglesia se juega gran parte de su credibilidad en situaciones como éstas. Hay que aprovecharlas. Y crear imagen de marca. Porque, además, se respalda en hechos contantes y sonantes. Reflejos, monseñores. Otra vez topamos con la política comunicativa de la CEE. Una política que es urgente revisar.

La spanish revolution puede cuajar o quedarse en un simple espíritu de ansias de renovación. Crecen los «indignados» y ya no están dispuestos a callarse. Este país ha aguantado demasiado. Hessel, Sampedro, el desencanto, la búsqueda de futuro y de regeneración democrática y hasta el viejo anarquismo español…Y «lo imposible puede tardar, pero es posible», como dicen.

Nuestra Iglesia necesitaría también un estallido similar. Para cambiar de una vez lo que hay que cambiar, para recentrar el péndulo amarrado al muro de la derecha más extrema. Para abrir de nuevo las puertas y ventanas al soplo del Espíritu. Para inaugurar una nueva primavera eclesial. Para no morir de asfixia. Para expresar tantos miedos y deseos reprimidos.