Ratzinger, que llegó anoche a Barcelona procedente de Santiago de Compostela, fue despedido por los reyes y por el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, al pie de la escalerilla del Airbus de Iberia «Delta del Llobregat». Antes, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, mantuvo un encuentro de cinco minutos con el pontífice. Durante la reunión, Zapatero le ha recordado al Papa la relación fluida del Estado español con el Vaticano, gracias a lo que expresa la Constitución como Estado aconfesional que garantiza la libertad religiosa en España, según informa la página web de Moncloa.
Benedicto XVI, sin ni siquiera bajar del avión en Santiago, abrió ayer la caja de los truenos denunciando que «en España ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años treinta». «Y ese enfrentamiento, disputa entre fe y modernidad, ocurre también hoy de manera muy vivaz». El Gobierno quiso restar trascendencia a las palabras de Ratzinger y evitaron polemizar sobre las mismas, aunque no pudieron evitar mostrarse sorprendidos.
El Papa volverá a España en agosto de 2011, esta vez a Madrid Hoy, el Papa ha arremetido contra el matrimonio entre homosexuales y el aborto durante la misa de consagración de la iglesia de la Sagrada Familia en Barcelona. «La Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar», dijo el Papa esta mañana para agregar que «el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural».
Durante el encuentro con Zapatero, también se han abordado la colaboración entre el Ejecutivo español y el Vaticano de cara a la próxima visita del pontífice a Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en agosto de 2011.
«Diferencias nacionales»
Las medidas de seguridad a lo largo de todo el acto han sido extremas. En su despedida desde El Prat, el Papa ha anunciado, en un discurso en castellano, que rezará para que «todos los pueblos de España» reciban los «dones celestiales» que les ayuden «a vivir como una sola familia».
Para Benedicto XVI, la fe cristiana está por encima de de «las diferencias nacionales»
El jefe de la Iglesia católica ha añadido que con su visita a Compostela he querido primero unirse «como un peregrino más» a todos los fieles que llegan a la tumba del apóstol y por otro recordar cómo el cristianismo llegó «a estas tierras» y enraizó «profundamente» en la idiosicransia de sus gentes.
En este sentido, ha remarcado que «preservar y fomentar ese rico patrimonio espiritual» no sólo refleja el amor de un país hacia su historia y su cultura, sino que es una vía «privilegiada» para transmitir a las jóvenes generaciones los valores necesarios para edificar un futuro de convivencia armónica y solidaria.
El Papa ha abogado porque aquella primigenia fe cristiana, que unía a los peregrinos europeos que viajaban hacia Santiago «más allá de las diferencias nacionales», alcance «nuevo vigor en este continente y se convierta en fuente de inspiración, que haga crecer la solidaridad y el servicio a todos». Por su parte, el rey, en su discurso, ha dado «gracias de corazón» a Benedicto XVI y ha destacado la «amistad, cercanía y afecto» que el Papa ha «vuelto a expresar» estos días a los españoles.
Menos gente de lo previstoLa visita del Papa a Barcelona ha congregado a unas 250.000 personas, una cifra que se sitúa muy por debajo de las 400.000 que habían previsto el Ayuntamiento y el Arzobispado de la capital catalana. Tanto el portavoz de Vaticano, Federico Lombardi, como el consistorio barcelonés han coincidido en la cifra de 250.000 personas, que se desglosa en 6.500 en el interior de la Sagrada Familia, 36.000 en las calles adyacentes, 15.000 en la plaza de toros Monumental y el resto en los recorridos en papamóvil.
Varios centenares de personas también han salido a la calle durante la visita papal, aunque no para mostrar su fervor al obispo de Roma sino todo lo contrario, para expresar su repulsa. Estas manifestaciones de repulsa, convocadas por diversas plataformas y coordinadoras alternativas, se han desarrollado sin incidentes destacables y las Fuerzas de Seguridad sólo han tenido que intervenir para evitar algunos encontronazos airados entre partidarios y detractores de Benedicto XVI.
Centenares de personas salieron a la calle para expresar su repulsa a la visita papal
Un centenar de activistas gays y lesbianas se besaron coincidiendo con el paso del papamóvil para defender la libertad sexual y el uso de los preservativos y corearon eslóganes contrarrestados por jóvenes católicos con gritos de apoyo al Papa.
Asimismo, mientras el jefe de la Iglesia católica consagraba la Sagrada Familia, varios centenares de personas participaban a escasos kilómetros de allí, en la confluencia del Paseo de Gracia con la Gran Vía, en una manifestación alternativa convocada por la coordinadora «Deixem-nos d’hòsties. Yo no te espero», que reúne a diversas plataformas, grupos juveniles y sindicatos alternativos.
Muchas de las personas que habían participado previamente en otra concentración en la plaza Universidad, convocadas por la Plataforma de Mujeres contra el Papa, se sumaron luego a esta manifestación alternativa.