Interesante reflexión la que realizaba esta noche Waleed Saleh, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid. Este iraquí ha desmenuzado algunas de las razones por las que se han producido las revoluciones en varios países del mundo árabe y ha esbozado algunos de los desafíos y peligros que pueden derivar de ellas.
Afirmó que las manifestaciones se han producido porque «al contrario de lo que se piensa en occidente, los árabes no están cómodos con los regímenes autoritarios».
La Fundación Siglo Futuro ha abierto su trimestre cultural esta tarde proponiendo a Waleed Saleh y Juan José Tamayo, teólogo, que hablen sobre las movilizaciones civiles de la primavera árabe. Comenzaba Saleh haciendo un interesante bosquejo de lo que ha estado ocurriendo en estos países para que la población se echase a la calle para pedir un cambio, un Estado democrático, laico y con un gobierno civil no islamista. «Esto es lo que pedía la gente que salía a la calle».
En opinión de Saleh, son muy diversas las causas por las que la gente se ha movilizado, pero la principal es la altísima tasa de desempleo. «En el mundo árabe, las tasas del paro son escandalosas. En Egipto, Iraq, Túnez… hay entre un 40% y un 50% de parados» informaba. Además, ahora, la gente sabe lo que ocurre en otros lugares del mundo gracias a la televisión.
Decía Saleh que cadenas internacionales como Al Jazeera han mostrado a la población lo que ocurre en otros países. Reconocía que también tiene programación «retrógrada», casi siempre relacionada con contenidos religiosos, pero en general, está cumpliendo una labor importante como socializador y de apertura al mundo.
A esto, hay que sumarle el que, «al contrario de lo que se piensa en occidente, los árabes no están cómodos con los regímenes autoritarios». Aseguró que quieren la democracia, como valor humano que es, pero que siempre han soportado regímenes dictatoriales. La diferencia es que, ahora, se ha roto la barreda del miedo en muchos países. «Ahora, los que tienen miedo son los regímenes» declaraba Saleh.
La influencia del islamismo
En cuanto a cómo se produjeron las revueltas, Juan José Tamayo comentaba que quienes salían a la calle eran personas de todo tipo e ideología y que lo que les unía era pedir democracia. En su opinión, los partidos islamistas no tuvieron un papel preponderante ni llevaron la voz cantante, sin embargo, sí que «remaron con las movilizaciones» indicaba.
Saleh coincidía con este punto de vista. Sin embargo, sorprende que, pidiendo democracia y un gobierno laico, al celebrarse las elecciones hayan ganado partidos islamistas. Tamayo interpretaba que esto no debe alarmar. «Es un triunfo legítimo en las urnas que debe ser respetado» indicaba y añadía que es «muy precipitado decir que, porque hayan ganado los partidos islamistas, las revueltas han fracasado».
Por su parte, Saleh indicaba que la victoria se debe a que los partidos islamistas llevaban años organizados y que han sabido actuar después de las movilizaciones. Es decir, tenían una estructura y una experiencia. Además, añadía que han recibido ayuda económica del exterior, sobre todo, Arabia Saudí. Con ese dinero, han dado ayudas desde los partidos a parados, huérfanos y personas necesitadas. «Creo que eso ha tenido mucho que ver en su victoria» apuntaba.
Desafíos y peligros de las revueltas
Hacer la revuelta fue un paso importante, pero tiene como consecuencia que genera desafíos y peligros. En este sentido, Saleh advirtió sobre el poder que tienen los ejércitos en estos países, donde los soldados han vivido como privilegiados, disponiendo de beneficios que no conoce el resto de la población, cuidados por los regímenes para que les protegieran. Aunque, señaló, que esto ya está cambiando y que está habiendo muchas deserciones.
Eso sí, recordó que conseguir la democracia es un proceso largo, de muchos años, incluso décadas. Señaló que en occidente costó mucho tiempo establecer democracias y que lo importante es que se han empezado a dar los primeros pasos para conseguir ese cambio.
Tamayo añadía que hay que dejar que estos países forjen su democracia por ellos mismos, sin injerencias externas ni «proteccionismo» y aconsejaba no «demonizar» la los islamistas, sino aprovechar este cambio para establecer nuevas vías de diálogo.
El papel de occidente
También, se analizó el papel que han desempeñado los países occidentales. En opinión de Saleh, ha sido muy malo. «Se esperaba otra cosa de países democráticos, pero hay demasiados intereses, porque los gobiernos occidentales estaban cómodos teniendo como interlocutores a los regímenes totalitarios» expresaba. Añadía más: «Los regímenes tiránicos son considerados no sólo interlocutores válidos, sino además únicos».
Por otra parte, preguntado sobre su opinión de la intervención de la OTAN en Libia, Saleh respondía que fue necesaria. «Yo lo estaba deseando. Decir esto me ha costado discusiones con muchas personas en diferentes países, sobre todo, desde la izquierda, pero hay que tener claro que Gadaffi tenía intención de cometer crímenes horribles y había que pararlo» manifestaba.
Reconocía que detrás hay intereses económicos, pero opinó que, para él, las razones humanitarias son más importantes que las económicas. En cuanto a la no intervención en Siria, comentaba que la situación es muy compleja, ya que, Siria es vecina de Israel, cuenta con el apoyo de otros países árabes como Irán, también: China, Rusia. Además de partidos como Hezbollah o Hamás también están a favor de Bachar al Asad.
«Sé que Bachar al Asad caerá sin ninguna duda. ¿Cuándo? No sé, tiene muchos apoyos y un ejército muy potente» declaraba Saleh.
Enfrentamientos entre islamistas
Por otra parte, se discutió brevemente sobre el Islam, el Islamismo y el mundo árabe. Tanto Saleh como Tamayo aclararon que no es lo mismo árabe que musulmán, ya que, sólo el 25% de los musulmanes son árabes. También, diferenciaron entre Islam e Islamismo, el primero es una religión, el segundo es la aplicación de la religión a los gobiernos.
Establecido esto, preguntaron desde el público, que casi llenaba las butacas de la Sala Tragaluz del Teatro Buero Vallejo, donde se desarrollaba la charla, si no es un problema también el enfrentamiento entre las diferentes visiones del Islam, en concreto, entre chiís y sunís.
Saleh fue tajante en este sentido, ya que, él es de Iraq, país donde más se ha recrudecido en enfrentamiento entre ambos grupos. Explicaba que, tradicionalmente, no existía problema entre diferentes grupos y que se creó a raíz de la intervención de EEUU en Iraq. Relataba que cuando decidieron cómo iban a repartir el poder del gobierno, lo establecieron por grupos religiosos.
En su opinión, eso fue un error, porque chiís y sunís vivían en paz juntos, de hecho, comentó que la mayoría de las familias son mixtas y, a raíz de esta decisión externa, hubo muchos problemas familiares además. Explicó que mucha gente que no sentía que perteneciera exactamente a un grupo religioso u otro se acercó a los grupos para «llevarse una parte del pastel» en el reparto y, así fue cómo surgió, exponía Saleh, el enfrentamiento entre grupos religiosos.
«Después de vivir en Iraq, ahora ya no lo reconozco. Cuando estudiaba en la universidad las chicas iban con minifalda. Sadam era un dictador, pero no era sectario. Sin embargo, ahora el sectarismo está destruyendo el país» concluía.