Enviado a la página web de Redes Cristianas
No nos extraña esta decisión de la ultra derecha española, aunque la frase esté mal redactada. Cada vez estoy más soliviantado con el mal uso que se hace del español, una lengua con una morfología y una sintaxis tan claras, lógicas, perfectas, y, al mismo tiempo, sencillas, merece mejor trato. Que, ¿a qué me refiero? no es ningún misterio. La palabra «civiles», en la frase del título, sobra. No es posible, ni, por tanto, entendible, que un concejal, en cuanto tal, oficie una boda religiosa, a no ser que fuera, también, cura. La buena expresión literaria no solo puede pecar por defecto, sino también por exceso. Así que no es preciso usar palabras o expresiones perfectamente innecesarias. Pero hecha esta aclaración, vayamos a lo sustancial.
El portavoz del grupo municipal de Vox del ayuntamiento de Valencia, José Gosálbez, ha querido dejar claro, sin conseguirlo, claro está, que es renuncia por parte de los ediles de su partido a oficiar bodas no tiene ningún trasfondo, o componente religioso, sino que «simplemente se considera que existen otros sistemas o métodos más adecuados» para casarse por lo civil, sin precisar cuáles, dejando claro, eso sí, que su grupo respeta tanto a los que elijan su propia actitud, como a los concejales que sí oficien oficios matrimoniales. A este respecto, los otros grupos municipales que forman parte del ayuntamiento de Valencia, -Compromís, PSPV, PP y Ciudadanos-, han informado que ninguno de sus concejales tiene la previsión de renunciar a esta función, y a que la ejercerán de forma rotatoria por delegación del alcalde, lo cual los implica por responsabilidad político-municipal.
Vox, en su actuación municipal, ya tenía un precedente en la ciudad y Comunidad autónoma de Ceuta, en la que sus seis concejales habían desistido de celebrar bodas, aunque su argumento, en este caso, era un poco diferente: como el alcalde- presidente de la ciudad autónoma de Ceuta, Juan Jesús Vivas Lara, del PP, solo ha encomendado las funciones de Gobierno a sus correligionarios, pues solo necesitó de sus votos para ser investido, los concejales de Vox se han sentido eximidos de al función de celebrar rituales matrimoniales.
Parece claro que es difícil asumir que la decisión de Vox no tenga ningún condicionante religioso, cuando es opinión de este partido que solo el matrimonio canónico tiene sentido en España, y desde la implantación del matrimonio exclusivamente civil, sin el complemento necesario del matrimonio canónico, siempre fue combatido enérgicamente por la extrema derecha española. Lo cual es una pena, porque esas actitudes intolerantes demuestran que, para algunos de nuestros conciudadanos, el profundo sentido democrático de respeto a la libertad de los individuos, no ha llegado a calar como uno de los pilares de los derechos humanos.
Nadie tiene la obligación de ser cristiano, o de profesar una determinada Religión, o, tan siquiera, de profesar alguna. Y de este derecho personal inalienable adviene la imposibilidad de que el Estado esté capacitado a imponer una de esas obligaciones, que constituirían una flagrante contradicción con los derecho individuales. Por lo que se ve, nuestros conciudadanos de la extrema derecha tienen que admitir que la Democracia no consiste solamente en participar de las elecciones cada cierto tiempo, eligiendo los ciudadanos a sus representantes políticos, sino que está revestida de unos valores intrínsecos, sin los que la Democracia sería una pantomima y un fraude.