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Un tiempo de reposo en un trabajo existe desde que los humanos se hicieron ganaderos y agricultores. Algunos agricultores tenían épocas del año con más trabajo y otros de relativo descanso.
Otros agricultores se organizaban de forma que pudieran dedicarse al menos a dos tipos de cultivo diferentes, o dos actividades, complementarias en el tiempo y para poder subsistir.
En la Europa medieval las universidades empezaron a hacer unas
"pausas" en la época estival para que los estudiantes trabajaran en el
campo en la época de cosechas. Esta larga pausa estival en el sector
docente se mantiene todavía hoy en día. ¿Positivo o negativo? Un
buen debate.
Pero las vacaciones como entendemos en derecho laboral
aparecieron mucho más tarde, a consecuencia de la Revolución
industrial. La organización del trabajo sufrió una crisis que hizo que
las relaciones y condiciones laborales cambiaran completamente
respecto a las de antes. La tecnología energética y mecánica aportó
las máquinas y fábricas, y el capitalismo sólo tenía en cuenta la
producción y los beneficios económicos de los dueños sin
consideración social alguna respecto a las demás personas.
Trabajaban niños y mayores, todos los días de la semana, en
jornadas de más de doce horas. La situación fue tan penosa para la
clase obrera que en el siglo XIX empezaron a organizarse entre ellos
para luchar por una vida más digna, se desarrolló un movimiento
obrero y el sindicalismo, y algunos nuevos economistas empezaron a
introducir factores sociales y humanos en sus teorías. La alta
burguesía empezaba a permitirse épocas de vida sin trabajo,
imitando temporalmente a la aristocracia.
Algunos iban a
residencias de verano y a balnearios de cuidados de belleza y salud.
Mientras, los obreros empezaban a reivindicar una calidad de vida
mínima y sentar las bases para poder crear conceptos como la
limitación de la jornada laboral o las vacaciones, aunque todavía
estaban muy lejos de hacerlas realidad.
En realidad, ni siquiera la idea de vacaciones existía antes del
siglo XX. Sólo a partir de los años veinte del siglo pasado se empezó
a comentar, de forma todavía dispersa, algo que poco a poco iría
tomando cuerpo hasta poder asimilarlo con lo que hoy entendemos
por vacaciones. Las primeras vacaciones retribuidas a los
trabajadores no empezaron a existir hasta los años treinta, gracias al
Frente Popular. Hacia los años cuarenta, el derecho a las vacaciones
se difundió a más grupos de trabajadores. En España son un derecho
constitucional desde 1978. Sin olvidar que en algunos países todavía
no existen. Y las cosas van evolucionando lentamente siempre que
la Humanidad vaya madurando integralmente con buenos líderes de
masas, que hoy no tenemos.
En resumen, ¿cuál es la tendencia actual? Pluralidad total. Es
necesario nuevos conceptos de vacaciones ante la semana de cuatro
días de trabajo, el teletrabajo, el nuevo mundo digital, la esclavitud
de sueldos bajos y otros más. ¡Dónde queda la frase: ¡No te lleves el
trabajo a casa!
Cito un texto del gran psicólogo de las profundidades, C.G. Jung
(1875-1961). Los paréntesis son míos: Muchas neurosis (es decir,
inadaptaciones a la realidad diaria) están basadas principalmente
en la incapacidad de percibir las exigencias del alma (la
interioridad); incapacidad debida a las quimeras pueriles de cariz
iluminoso (Un Peter Pan).
Sería ya hora de que el asunto
psicológico actual (el mundo psiquista) admitiera que no es cuestión
de dogmas o profesiones de fe sino que se trata de la actitud
religiosa (término hoy, muy plural, y tiene nombres distintos. Uno
de ellos : la calidad humana profunda o también el proceso de
maduración integral) que es una función psíquica importante,
enorme, inconmensurable y en lo que hace indispensable el sentido
de la continuidad histórica (hay que hacer nuevos relatos de los
Pueblos)”. Un texto de lectura atenta. A la sociedad actual le falta
un relato que anime: el Alma o Ánima, lo que anima, inspira,
empuja, impulsa, energetiza o el aliento vital.
Dicho de otra forma: las vacaciones implican desconectar de la
vorágine diaria del trabajo o algo parecido para poder dedicar
tiempo a uno mismo de tal forma que se pueda despertar y ver cuál
es la realidad. Como decíamos antes es un derecho. Pero, ¿lo tiene
todo el mundo? He aquí la cuestión.
Además debería poder permitirse unos momentos al día “vacare”
para vivir dignamente. El término viene del latín, que significa:
libre, nada que hacer. O en referencia al indoeuropeo: vacío.
Ante esta pluralidad, cito un pensamiento de Santiago Ramón y
Cajal (1852-1954): “Lo peor no es cometer un error, sino tratar de
justificarlo, en lugar de aprovecharlo como aviso providencial de
nuestra ligereza e ignorancia”.
¿Qué concepto tiene la persona lectora de vacaciones? Sólo existe
la respuesta personal desde su m2. Y si no tenemos pensamiento
crítico propio somos marionetas de los sistemas de dominación en
pleno siglo XXI. Hay que ser realistas, no ilusorios, pero sí
ilusionados.
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