Urgencia Teológica en Regiones Andinas -- Diego Irarrazaval, teólogo

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Adital

Análisis teológico actual («estado de la cuestión??, 40 minutos)
A los vigorosos «impactos?? del Vaticano II y de nuestras teologías (reseñadas en este panel por Franciso Niño y Adelaida Sueiro) añado el urgente «estado de la cuestión??. Al reflexionar a Dios siempre atento al clamor de gente agobiada y esperanzada ¿qué cuestiones sobresalen?(1). Al indagar señales de la presencia y la ausencia de Dios, la comunidad cristiana ha ido reconociendo cuestiones relevantes y apremiantes.

Ahora bien: en situaciones vulnerables y violentas, y más al fondo: en un cambio de civilización y de paradigmas ¿cómo se siente a Dios? ¿Quiénes y con qué metodologías son encaradas las urgencias? ¿Qué expectativas han aflorado? ¿Cómo hoy en entendida la revelación divina?

Es bien sabido que no estamos en una coyuntura sosegada, ni ante una problemática unidimensional. Más bien, a corto y largo plazo nos apremia una crisis civilizacional con cambios radicales. Todo esto impacta lo personal, económico, cultural, espiritual. También está siendo reconfigurando el «estado de la cuestión?? tanto en el sensus fidei como en la reflexión sistemática. «Un cambio de época pone a todos en cuestión??(2).

Desde el inicio también conviene anotar que en regiones del sur y centro de Sud-America (las calificadas como «andinas??) se han desenvuelto fecundas corrientes y emergen líneas teológicas, con una gama de cuestiones específicas, y con desafíos comunes. Ello no puede ser tratado en pocas páginas. Me limito pues a tres dimensiones del estado de la cuestión: iluminación jesuánica en contextos oscuros; la impugnación de absolutos debido a la fidelidad a Dios, y la potenciación de teologías andinas.

1) Vulnerabilidad humana y jesucristología.

Un primer acercamiento al «estado de la cuestión?? es la oscuridad que envuelve a la población que anhela transcendencia. Con ojos creyentes es confrontada la insoportable injusticia. A la vez, la ausencia divina es sopesada desde la crucificada cotidianeidad de pueblos que a su modo claman: Dios ¿por qué me has abandonado? (cf Mt 27:46). Estas y otras vivencias han motivado cuestionamientos radicales. El «silencio?? del Dios ante la opresión no sólo parecería incomprensible; ello también abre los ojos a fuerzas espirituales y eclesiales desde abajo.

El contexto actual de relativo crecimiento y bienestar (aunque con mayor desigualdad), y también de acuciante dolor físico y espiritual, nos plantea ¿con quiénes y cómo pensar a Dios? No se trata de una elucubración mental. Los sujetos de la teología han sobrellevado décadas de tenebrosa violencia, debido a pautas económicas y culturales mundiales, y a contraposiciones internas en Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia. Hay clamores adoloridos y redimidos, y por eso la teología latinoamericana tiene señales de cruz y resurrección(3).

Ahora bien ¿con qué criterios han sido sopesadas estas vivencias? En los recintos académicos predomina la onto-teologia que repercute en gente acomodada. También prolifera el pensamiento terapéutico y el parámetro de la auto-ayuda. Por otra parte, en las bases aflora un holístico «corazonar???? que incluye el «razonar??. Es examinado el dolor que da paso al vivir. Hay pues -en nuestros territorios- bastantes malezas y hay plantas sanas. Ahora bien, en la producción eclesial y teológica que acontece en nuestra América mestiza, sobresalen varias rutas hermenéuticas con las que se responde a la Palabra(4); sin embargo, también ha crecido una maleza irrelevante.

Lo más positivo ha sido la mayor atención al profeta del Reino y a la humanidad del Salvador. En comunidades cristianas, y en la sistematización, se han desenvuelto comprensiones de fe con rasgos jesucristológicos(5). El pensar a Cristo ha regresado a la Palabra, y ha sido reformulado soteriológicamente en la actualidad. Se retoma la historia de quien ha sido frágil y resucitado. Así hoy es ahondado el caminar del pueblo de Dios(6).

En este sentido es releída la contestataria propuesta jesuánica del amor a Dios y al prójimo. Esto es subversivo con respecto a ejes del imaginario de su época: espacio (templo), tiempo (sábado), orden social (ley); y que también impugna el legalismo (por ejemplo, los 613 mandamientos rabínicos en aquella época). Así reaparecen controversias de ayer y de hoy; y de modo particular la discusión entre creyentes sobre que es más importante (cfr. Mc 9:33-37, Mc 10:13-16). También cabe sopesar hoy imágenes encarnadas, kenóticas, de Dios. Estas imágenes no concuerdan con pautas de Omnipotencia, que suelen sostener comportamientos asimétricos.

América Latina (y la macro-región andina) ha estado forjando elementos jesucristológicos?? desde la fragilidad, porque en lo radicalmente humano se ha encarnado la divinidad. Esto ha abierto las puertas a pneumatologías y eclesiologías, que han sido forjadas en la marginalidad, gracias al sensus fidei del pueblo de Dios. De modos sorprendentes la sabiduría popular reinstala la comprensión del Espíritu y la eclesialidad solidaria con el pobre.

Sin embargo, persisten posturas cristomonistas y esquemas docetistas, con viejas y nuevas formulaciones. Ellas respaldan -entre otras cosas- los dinamismos de neo-cristiandad, que en la actualidad intenta reevangelizar un mundo secularizado. También existen posturas iglesia-centradas (distantes de la tradición de Jesús), que se correlacionan al poder cultural y religioso. Por otra parte, es hermosísimo el abanico de espiritualidades y religiones del pueblo. A pesar de las ambivalencias en cada situación, personas catalogadas como «ignorantes?? son quienes gozan la Revelación (cfr. Mt 11:25).

Resumo la urgencia en la reflexión y la acción. Dada la predilección evangélica de abrazar lo frágil y pequeño, Dios es conceptualizado desde lo vulnerable, y por supuesto, es pensado a favor de la vida. En este sentido la labor teológica ni es espiritualista ni rehúye las contradicciones de cada día. Por ejemplo, se confronta la omnipotencia intra y extra eclesial (que suele secuestrar la labor intelectual y la delimita a minorías pudientes). Es pues urgente sopesar cada actividad, y ver cómo está en sintonía con el Resucitado que ilumina la vulnerabilidad humana. El pueblo de Dios -en sus comunidades, y con acompañantes cualificados- está cultivando el terreno jesucristológico. La fragilidad resucitada ilumina la oscuridad.

2) Afianzar y descartar comprensiones de Dios.

La modernidad y su vertiente posmoderna, que tantos interpretaban con los lentes del secularismo, han sido repobladas por deidades. Esta paradoja conlleva cuestiones muy precisas. Por ejemplo: entender cómo hoy actúa Dios, y por qué existen deidades que no son mediaciones. A sectores humanos vulnerables les atiborran con ofertas de felicidad; esto manipula al pueblo cuya existencia se orienta a desear objetos con auras sagradas. Con respecto a sectores más secularizados, las creencias metafísicas tienen menor sentido. Quedan entre paréntesis los parámetros onto-teológicos, y sobresale la reflexión sobre vivencias de plenitud que no hacen referencia a Dios.

La preocupación de fondo es cómo encarar la fascinación por bienes seudo salvíficos que circulan por el planeta. La humanidad pobre, asediada por deidades, tiene nuevos interrogantes sobre la espiritualidad y sobre modos de comprender a Dios. Aquella fascinación tiene su reverso; como no es descifrado el malestar existencial, la búsqueda de sentido reaparece en varias modalidades. En estos contextos, de nuevo es prioritaria la percepción de Dios kenóticamente presente en la humanidad y la creación. Esta perspectiva parece ser más relevante para diversos sectores humanos. Ella sobrepasa debates sobre la «existencia?? de Dios, y sobre la verdad y el relativismo. Cabe pues tanto el afianzar como el descartar imaginarios que hacen referencia a Dios.

Al respecto existen logros y posibilidades, en la reflexión latinoamericana. Los lenguajes sobre Dios han confrontado desfiguraciones (de modo especial en los años 70 y 80), y luego han puesto acento en la idolatría que tiene rasgos económicos, culturales, religiosos(7). Como es bien sabido (aunque a veces permanece implícito en los escritos), estar atento a la autocomunicación divina es inseparable de la impugnación de dioses deshumanizantes.

Aquí surgen cuestiones teórico-prácticas. Al desentrañar sacralizaciones de entidades tecno-científicas, la temática principal no es una moral anti-consumista; más bien la reflexión crítica aborda deseos parametrados y horizontes de felicidad que sustituyen el encuentro con Dios. Esta reflexión no es mero prologo a asuntos de fondo sino una constante dentro del itinerario intelectual. Se toma distancia de conceptos absolutos que dan sustento a sacralizaciones contingentes; eso por un lado. Por otro lado, el pensar creyente se reconecta con sacramentales de la creación divina, y renueva su sintonía con la fragilidad de la Encarnación. El apartarse de posturas totalitarias se correlaciona con la re-conversión al Dios de Jesús. Esto ocurre en contextos oscuros: armamentismo, drogadicción, exaltación androcéntrica, idolatría en los espectáculos, oferta publicitaria neo-salvífica. En todos estos ámbitos es urgente escuchar al Espíritu de libertad; y tomando en cuenta la cotidianeidad oscura, resignificar la adhesión a Dios que convoca a la vida.

Recalco este procedimiento correlativo: descartar y afianzar. Lo segundo es incomprensible e irrelevante sin lo primero, y viceversa. Por un lado se constata, por ejemplo, la ausencia divina debido a la agresión entre seres humanos y entre lo humano y el medio ambiente, y debido a tantas omnipotencias. Por otra parte son consignadas las presencias de Dios encarnado, al reconocer sus señales en tanta práctica solidaria (que no suele explicitar lo sagrado) y señales en comunidades fieles al Resucitado.

Otra correlación: al examinar la alianza entre Dios y el pueblo pobre, también la teología se dedica a desvelar ídolos que sustentan inequidades y egocentrismos. En el contexto andino (y en otros) la preferencia de Dios por el pobre incluye repensar la sacralidad instantánea y posmoderna. Esto permite ir más allá del dilema entre tradición cristiana y modernidad a-religiosa. Una vez más se ve que lo prioritario no es introducir a Dios en el secularismo, sino tomar en serio sacralizaciones contemporáneas, con las que interactúa la hermenéutica creyente.

Termino esta sección con urgencias de carácter personal. El «estado de la cuestión?? no solo hace referencia a temáticas lejanas; también involucra a cada persona en el ministerio teológico. La adhesión personal a Dios -en medio de un cambio de época y sus exigencias- a todos/as nos pone a la intemperie (como anota G. Fernández, en Santiago del Estero). Ello implica descartar cómodas neo-ortodoxias, y avanzar por parajes inéditos. En este sentido resaltan trabajos recientes; lo logrado por Ronaldo Muñoz al adherir a Dios y confrontar desfiguraciones; la radicalidad de José Comblin que no cesaba de dar testimonio de Jesús; lo enunciado por nuevas generaciones como es el caso de Sofía Chipan en su acercamiento a la deidad andina y de Lucas Cerviño en su elaboración intercultural y plurireligiosa(8). Existen, en cada rincón del continente, itinerarios fecundos y desestabilizadores, que tienen una densidad preñada de porvenir.

3) Potenciación de teologías latinoamericanas.

No deseo ingresar a desafíos y tareas (que caracterizan el tercer día de esta Jornada). Sin embargo, brevemente indico expectativas que afloran en la actualidad. Al respecto existen agudos replanteamientos, como los de Pedro Trigo, Juan José Tamayo, la red Amerindia (9). Sería injusto en pocas líneas recapitular décadas de construcción de paradigmas latinoamericanos, y evaluar los vacíos. Sólo subrayo elementos potenciales.

Una mega expectativa es que ante nuevos signos de los tiempos sea potenciado (y no sólo reiterado) lo logrado durante cinco décadas. Algunos tienden a remozar reliquias; más bien hay que generar nuevos cauces. Como en la actualidad andina y latinoamericana se acentúa lo global en lo local, cabe seguir articulando interculturalidad e inculturación del mensaje cristiano. Esto exige seguir cultivando teologías particulares en sus dimensiones universales; por ejemplo, reconocer la jesucristología relevante en cada asociación creyente. Al respecto, si la globalización desterritorializa y privatiza, es necesario reconsiderar modos de entender a Dios encarnado en la historia.

También la reflexión creyente es repotenciada gracias al cambio de época. Resurgen espiritualidades íntimas y carismáticas, y absolutos egocentricos con su aura «felicidista??. También es urgente encarar las neo-ortodoxias de identidades católicas, con sus trampas y sus posturas evasivas. Por otro lado, el secularismo y la sana relatividad purifican afanes de cristianización. Los nuevos modos de hacer ciencia y política no constituyen adversarios. Por otra parte existe menor subordinación a instituciones y teorías consagradas. De varias maneras nos revitaliza el aire fresco.

En las instancias formales, abunda la docencia e investigación adecuada a elites eruditas. Nos envuelven estructuras sosegadas, y en gran parte miméticas. En lo específicamente teológico, apena ver tanta estrategia para restringir e invisibilizar las perspectivas de liberación. A pesar de tanto obstáculo, ellas están siendo repotenciadas. Lo son con voces y melodías que ofrecen innovaciones epistemológicas. Lo son gracias a comunidades de fe en medio de la muchedumbre urbana, a la mujer teologa, al pueblo originario, a la comunidad afroamericana, y a fórmulas simbólicas. Hay una gama de pequeñas y hondas comprensiones de la presencia del Señor Jesús y su Espíritu. No suelen ocurrir en espacios eclesiásticos. Más bien son respuestas eclesiales a los signos de los tiempos, e interpelan la praxis de transformación. Aunque sean débiles, persisten las eclesiologías laicales, en continuidad con el Vaticano II. Renace el pensar ético en base al Evangelio. Con poco agua ¡florece el desierto!

Cabe pues repotenciar las hermenéuticas evangélicas, creativas y relevantes para la inquieta humanidad (dentro de la cual se ubican sectores de iglesia). Hay pues fecundos bosques, nuevos brotes, hermosos follajes; que motivan a asumir con entusiasmo las urgentes tareas del presente. Sobresalen las siguientes corrientes.

A. Los vínculos entre comprensiones de pobre, tierra y espiritualidad; estos vínculos tienen como marco la historia de salvación en que confesamos al Dios Trino. En esta reflexión resurgen expectativas y aportes al cambio de época. Es resignificada la liberación y el cuidar la Vida; sin atarse al progresismo liberal ni a una euforia ecoteológica. (En esto resaltan intuiciones teológicas en torno al Sumak Kawsay andino).

B. La reconfiguración teológica, con lenguajes simbólicos y atentos a circunstancias históricas inéditas. Se ha iniciado la lectura espiritual y militante de la crisis de civilización; y en el terreno teológico se enuncian alternativas viables. En las teologías indígenas y afroamericanas se transita de la inculturación a la interculturalidad. Las teologías feministas y ecológicas afianzan sus paradigmas. Florecen líneas pneumatológicas en torno a procesos humanos y eclesiales. La bio-praxis reencanta la teología en lo cotidiano.

C. Es destrabada y ahondada la perspectiva de género. Esto permite alejarse del dualismo de esencias femeninas y masculinas; e incentiva la reflexión desde la sexualidad. Sobretodo conlleva repensar imaginarios sobre el pecado y la gracia divina, Jesucristo, María. Se llevan a cabo teologías con genero y no teología «del?? genero; que incluye la dimensión masculina (10). Es explicitado lo femenino y masculino en la identidad teológica, la ética, la eclesiología, los modos de entender la Biblia, la celebración de la fe.

Concluyo. Han sido recalcados urgentes y pertinentes «estados de la cuestión?? teológica. Las regiones andinas (y otras del continente) encaran cambios transcendentales en que el Señor Resucitado acompaña a la humanidad pobre. Aquí la comunidad eclesial responde a oportunidades inéditas, dando testimonio de la presencia del Espíritu que no cesa de ser fuego y de ser viento impetuoso.

Notas:

(1) En nuestro continente, la presencia/ausencia de Dios ha sido pensada en la cotidiana sintonía con personas empobrecidas y esperanzadas; al respecto véanse Varios Autores, Teología a Pie, entre sueños y clamores, Bogotá: Dimensión Educativa, 1997; Inés Perez y Dorys Zeballos, «Gracias a la Vida. Cotidianidad y Transcendencia??, en A.M. Tepedino, M.P. Aquino (eds.), Entre la indignación y la esperanza, Bogotá: Indoamerican, 1998, 165-179; Gustavo Gutierrez, Densidad del presente, Lima: CEP, 2003; Varios Autores, A esperança dos pobres vive, Coletânea em homenagem aos 80 anos de José Comblin, Sao Paulo: Paulus, 2003; Ada María Isasi Diaz, «Lo cotidiano?? en su La lucha Continues, Maryknoll: Orbis, 2004, 92-106; VV.AA., La vida que hemos visto y oído se la damos a conocer, Cochabamba: Verbo Divino, 2010.

(2) Guillermo Fernández, «Teología en cambio de época. Hablar de Dios desde la intemperie?? (en Santiago del Estero, Argentina), en VV.AA., Globalización cultural y pensamiento cristiano, Santiago: Arcis, 2001, 163, Pablo Bonavía anota el «discernir los desafíos de un cambio de época que ya se esta procesando entre nosotros y esbozar como Iglesia continental una respuesta profética, fiel y creativa?? («Aparecida: entre la memoria y el cambio de paradigma??, en Aparecida, renacer de una esperanza, Montevideo: Amerindia, 2007, 68. Todo ser humano (y lo eclesial y lo teológico) está «en cuestión??.

(3) Véanse recopilaciones del servicio eclesial y teológico ante el sufrido y solidario caminar humano: lo documentado por el Instituto Bartolomé de las Casas: P. Espinoza (org.), Signos, una voz de la Iglesia de los Pobres en el Perú, 1980-2008, Lima: CEP, 2008; P. Coll, C. Lora, P. de Guchteneere, Signos de Presencia y Cercanía, Lima: CEP, 2009; por publicaciones de Amerindia: VV.AA., Tejiendo redes de vida y esperanza, Bogotá: Indo-American, 2006, VV.AA., Construyendo puentes entre teologías y culturas, Bogotá: San Pablo, 2011; por el Foro Teología y Liberación: JJ Tamayo, LC Susin, Teología para otro mundo posible, Madrid: PPC, 2006, L.C. Susin, J. Marcal (orgs.), Nosso planeta, nossa vida, ecología e teología, São Paulo: Paulinas, 2011; por el Centro Manuel Larraín: S. Yañez, D. García, El porvenir de los católicos latinoamericanos, Santiago: CTML, 2006; F. Berrios, J. Costadoat, D. García (eds.), Signos de estos tiempos, interpretación teológica de nuestra época, Santiago: A. Hurtado, 2008.

(4) Las ya anotadas elaboraciones están enraizados -en gran parte- en la renovación bíblica. Al respecto: Armando Levoratti (dir.), Comentario Bíblico Latinoamericano, Estella: Verbo Divino, 2003; Gilberto Gorgulho, «Hermenéutica Biblica?? en Mysterium Liberationis I, Madrid: Trotta, 1990, 169-200; José Noratto (comp.), A la luz y al servicio de la Palabra, Bogotá: Javeriana, 2006; RIBLA Revista de interpretación bíblica latinoamericana (1988-2012).

(5). Con este neologismo no ingresamos al complejo debate sobre Jesús de Nazaret y el Cristo de la dogmática; una postura es que la «misma fe que en ambiente semita se expresó por medio de la oración y la narración, en ambiente helenístico alcanzó una formulación de acuerdo con?? la metafísica del ser?? (S. Fernández, Jesús, Santiago. PUC, 2007, 239). El aprecio a lo humano y divino en la Encarnación tiene, a mi parecer, características jesucristológicas. Algunos hoy prefieren categorías metafísicas. Más relevante es la perspectiva relacional, enraizada en Jesús y su Abba, y desarrollada por la comunidad eclesial con el Señor. Esto conlleva una jesucristologia.

(6) Véanse escritos que acentúan contextos e implicancias humanas al comprender la Salvación: Maria L. Jiménez, La acción soteriológica de Jesucristo, Bogotá: Javeriana, 2003; A. Parra, Textos, contextos y pretextos para la teología y la pastoral, Bogotá: Javeriana, 2005; O.A. Arango, J.C. Ariza, Una contemplación ante el crucificado, Bogotá: Javeriana, 2007; G. Gutiérrez, En busca de los pobres de Jesucristo (Bartolomé de las Casas), Lima: CEP, 2004; J.M. Vigil (org.), Bajar de la Cruz a los pobres: Cristologia de la Liberación, México: Dabar, 2007; L. Jolicoeur, El cristianismo aymara, Quito: Abya Yala, 1996, F. Donnat, El mundo aymara y Jesucristo, Cochabamba: Verbo Divino, 1998, E. Jordá, Teología desde el Titikaka, Cochabamba: Verbo Divino, 2003, Lucas Cerviño, Otra misión es posible, dialogar desde espacios sapienciales e interculturales, Cochabamba: Instituto de Misionologia, 2010; Jorge Costadoat, Trazos de Cristo en América Latina, Santiago: Univ. Alberto Hurtado, 2010.

(7) La desfiguración, el imaginario inadecuado, y la crisis de «Dios?? es resaltado, por ejemplo, en Ronaldo Muñoz, Dios de los cristianos, Santiago: Paulinas, 1988; véase lineamiento de temáticas de Trinidad (L. Boff), Padre (R. Muñoz), Jesús (C. Bravo), Cristología (J. Sobrino), Maria (I. Gebara, M.C. Bingemer), Espíritu Santo (J. Comblin), en Mysterium Liberationis, Conceptos fundamentales de la teología de liberación I, Madrid: Trotta, 1990, 513-642. Para cuestiones sobre idolatría: Franz Hinkelammert, Las armas ideológicas de la muerte, San José: DEI, 1981; Jung Mo Sung, La idolatría del capital y la muerte de los pobres, San José: DEI, 1991.

(8) Sofía Chipana analiza Isaías 65 desde el reverso de la historia (en Bolivia) y de pequeñas transformaciones que hacen posible las grandes (ver su «Tejiendo sueños y anhelos en torno a la vida digna??, Fe y Pueblo 17 (2010), 68-78; por su parte, Lucas Cerviño ausculta manantiales de presencias de Dios y propone «desde el crepúsculo del futuro, hablar de Dios?? (obra citada, pg. 151).

(9) Véase Juan José Tamayo, Nuevo Paradigma Teológico, Madrid: Trotta, 2003; Pedro Trigo, Ha muerto la teología de liberación?, Bogotá: Javeriana, 2005; Amerindia, Construyendo puentes entre teologías y culturas, Bogotá: San Pablo, 2011.

(10) La reflexión «en masculino?? es aún poco conocida. Véanse obras de L.G. Arango, M. León, M. Viveros (comp.), Género e Identidad, ensayos sobre lo femenino y lo masculino, Bogotá: Tercer Mundo, 1995; W. Boechat (org.), O masculino em questão, Petrópolis: Vozes, 1997; R.M. Muraro, L. Boff, Feminino e Masculino, uma nova consciência para o encontro das diferenças, Rio de Janeiro: Sextante, 2002; Francisco Reyes, Otra masculinidad posible, un acercamiento bíblico-teológico, Bogotá: Dimensión Educativa, 2003; SOTER (org.), Gênero e Teologia, interpelações e perspectivas, São Paulo: Paulinas, 2003; Revista de interpretación bíblica latinoamericana, RIBLA, Reimaginando las masculinidades, RIBLA 56 (2007), 3-172. (También textos de Hugo Caceres, Aníbal Cañaveral).

[Texto presentado en el Panel Dos de las Jornadas Teológicas Andinas, Bogotá, 20/10/2011].