Unos chipazos de mi viaje por México -- Arnaldo Zenteno

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Queridas Amigas y Amigos:
Les escribo desde Chihuahua a 1,500 km de la Ciudad de México. Estoy en casa de los buenos amigos Alma y su esposo Jorge y su hijo Jorge Alberto. Alma la conozco desde que era soltera haya por 1972. Les cuento que ayer celebré la misa en su casa a las 9:00 de la noche y con la sobremesa me vine acostando a la 1:30. Claro que me levanté un poquito tarde como a las 7:00 de la mañana. Mis horarios están medio locos si comparamos con mi vida allá, pues ayer almorcé casi a las 5:00 de la tarde.´

Les comparto que a mi llegada a México tuve problemas con mi presión alta y esto daña a los riñones. Y por esto y por ir a ver al nefrólogo no pude empezar a hacer mis visitas, sino que aunque no lo crean estuve encerradito en mi casa, en la comunidad de los jesuitas de la Sagrada Familia. El estar allí encerrado tuve la ventaja de ir encontrado a amigos jesuitas que iban de paso y se hospedaban en esa comunidad. Algunos de ellos tenía muchos años sin verlos. El ambiente de esa comunidad es muy cordial.

Cuando andaba medio mal de salud y tenía que ver al doctor casi al otro extremo de la ciudad, me daba trabajo estar así e ir en el Metro atestado de gente. Aprovechaba el viaje para ir viendo la gente orar por ellos y gozar y también preocuparme por la gran variedad de personas, por los vendedores ambulantes que suben al Metro. También algún día que logré sentarme, aproveché para leer un buen artículo sobre nuestras CEB.

En ese medio encierro he leído varios artículos que me inspiran e iluminan sobre nuestro caminar como CEB y preocuparé enviarles algunos chispazos e inquietudes.

Les manda muchos saludos la querida Macarita. Solamente he escuchado su voz y su sonrisa por teléfono y no he podido ir a su casita en el cuarterio, y esto en parte porque Lupita su hija te la quiere llevar a su casa par que ya no este solita dada su edad y su salud. Me conforta mucho su espíritu, su alegría y sencillez. Ella recuerda con mucho cariño su visita a Nicaragua y quisiera volver aunque sabe que es muy difícil por el costo del pasaje. Es una viejita encantadora y llena de vida.

Celebré una Eucaristía en la colonia Guerrero, en la Cooperativas de Vivienda que impulsé con personas de cuarterios que tenían mala fama por las pandillas, los pleitos y la situación de violencia y prostitución del barrio. Veo como un milagro el que se haya podido hacer un conjunto de 60 viviendas en una Cooperativas formada por ellos y luchando con el gobierno, la policía y los dueños de los cuarterios. En un pequeño libro, Alejandro de los jóvenes de aquel entonces acaba de recoger esa experiencia.

También celebré una Eucaristía en ciudad Nezahualcóyotl, una ciudad formada hace años por puros inmigrantes del campo y construida en el lecho salitroso de un lago y por lo cual no había plantas. Y además teníamos allí junto un tiradero de basura de 8km de largo. Allí viví en comunidad de jesuitas y en ese barrio teníamos 10 comunidades en las diferentes calles. Ahora me encontré en casa de Guille y ahí celebramos la Eucaristía con un buen grupo de las señoras de aquellas comunidades. Fue una Eucaristía muy alegre y participativa y después tuvimos una comida mucho muy variada de antojitos mexicanos. A mi me apartaron algo sin chile.

Termino este compartir que fui a la Villa de Guadalupe y estuve largo tiempo de oración y pedí despacito por ustedes, recodando sus rostros y teniendo presente a cada una de las Comunidades de Managua y del campo y también a cada uno de nuestros proyectos y las personas con las que allí trabajamos y queremos ser la noticia de Jesús. Juntito a la Villa queda la casa de la hermanas Guadalupanas las visité y nos recibieron con mucha alegría. Nos dieron de comer muy sabroso y reímos y platicamos muy contentos con Margarita, Luz y la hermana María que estuvo en Samaritanas y que añora volver a pesar de su edad y enfermedad. La víspera vi en mi Comunidad a la hermana María que al día siguiente salió para Nayarit. Todas ellas les mandan muchos y muy buenos saludos.

Apenas he visto y de pasadita a dos de mis hermanos la noche que llegué de Nicaragua. Espero verlos despacito ahora que regrese al D.F.

Aunque ande por acá saben muy bien que los llevo en el corazón las y los tengo muy presentes y pienso mucho en nuestras comunidades y proyectos y como ser cada día más plenamente la Buena Noticia de Jesús con los más pobres y excluidos.

Un abrazo con mucho cariño,
Arnaldo

P.D. Ni les cuento lo duro que es oír cada día de los asesinados por el narcotráfico y de los atropellos y matanzas contra los inmigrantes.
Esto es un profundo dolor.

Fuente: Red Mundial de Comunidades Eclesiales