Una teoría sobre el lenguaje y el penamiento -- Jaime Richart Antropólogo y jurista

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Introducción
Claude Levi-Strauss dice que la función principal de la escri­tura antigua era facilitar la esclavización de otros seres huma­nos. Pero no sólo la palabra escrita se inventó como una herra­mienta de dominación al servicio de reyes y sacerdotes sumerios que usaban a sus escribas para cobrar impuestos, contar escla­vos, sacos de trigo… El lenguaje en general, transformado en idioma, es el autor de la historia de la humanidad, para el bien y para el mal. El lenguaje pertenece a la prehistoria y el idioma a la historia.

El lenguaje fue pasando de menos a más articulado, de gutural a menos gutural. Las palabras fueron transformándose paulatina­mente en ideas, y éstas luego desintegrándose en conceptos que dieron lugar a que arrancando dos interlocutores de la misma idea terminasen alejándose de ella al manejar conceptos y propie­dades distintas e incluso opuestas. Pues las propiedades de las ideas y de los conceptos iban pasando de muy concretas, a menos concretas y cada vez menos concretas, de menos a más abstractas. Surge con ello y con ellos la polisemia: la definición desde diferentes significados en cada significante que es la pala­bra. A partir de ahí se producen las primeras ideas-fuerza o ideas matrices, empezando por la principal de todas las religiones: dios, dioses, deidades y mito.

Por otra parte, ésta es una pregunta intrigante, a la que quiza? nunca podamos dar una respuesta completa. ¿Co?mo pasamos de la vocalizacio?n animal al lenguaje humano?

Los animales a menudo hacen uso de los signos, los cuales apuntan a lo que representan, pero no usan si?mbolos, los cuales son arbitrarios y convencionales. Ejemplos de signos incluyen es­tornudar como signo de un resfriado, nubes como signo de llu­via, o un perfume como signo de territorio. Adema?s, el lenguaje es un sistema de si?mbolos, con muchos niveles de organizacio?n: fone?tica, sintaxis y sema?ntica.

Pero… ¿cua?ndo se inició el lenguaje? ¿A los primeros comien­zos del hombre tal vez hace 4 o? 5 millones de an?os? ¿O con el ad­venimiento del hombre moderno, Cromagnon, hace unos 125.000 an?os? ¿El Neandertal hablaba? No lo sabemos. Hay mu­chas teori?as acerca del origen del lenguaje y todas parecen res­ponder al juego de las adivinanzas.

Otro tema es cuántas veces se origino? o fue inventado el len­guaje. Quiza? fue inventado una vez, por nuestros primeros ances­tros ? tal vez por los primeros que tuvieron las propiedades gene?ticas y psicolo?gicas necesarias para producir complejos soni­dos y organizarlos en series. Esto es llamado monoge?nesis. O quiza? fue inventado muchas veces ? polige?nesis ? por mucha gente.

Nietzsche, por su parte dice a propósito del lenguaje que la pa­labra es la reproducción en sonidos de un impulso nervioso. Asi es que la cosa en sí se presenta en principio como impulso ner­vioso, después como figura, finalmente como sonido. Por tanto, en cualquier caso, el origen del lenguaje no sigue un proceso lógico, y todo el material sobre el que, y a partir del cual, trabaja y construye el hombre de la verdad, el investigador, el filósofo, procede, si no de las nubes, en ningún caso de la esencia de las co­sas. Los diferentes lenguajes, comparados unos con otros, po­nen en evidencia que con las palabras jamás se llega a la verdad ni a una expresión adecuada pues, en caso contrario, no habría tantos lenguajes.

Así las cosas, la inmensa mayoría de los desencuentros del ra­ciocinio entre dos son debidos a una disparidad entre el punto de partida o el de observación o de ambos, elegidos por cada interlo­cutor. Pero aunque coincidan las premisas primeras y el objetivo, si son heterogéneos los conceptos de cada idea matriz manejada por los dos interlocutores será imposible la congruen­cia entre lo expresado por uno y por otro polemista: se han super­puesto, apelmazado o mixtificado los argumentos. Y si se desmenuzasen, una por una, con la minuciosidad del relojero las ideas vertidas en la esgrima oratoria, se vería que aunque pare­ciera que ambos oradores hablaban de lo mismo, cada cual había tratado el tema central con ideas-madre y auxiliares absoluta­mente diferentes. Y que de ello se derivaba confusión, disparate o absurdo al hablar cada uno por su lado, sin enlaces que permitie­sen alguna clase de coherencia. Esto sucede porque el pensamiento no es ?unitario??, ni estable la prospección cognitiva…

Partiendo de todo lo anterior, me atrevo a formular la siguiente teoría sobre la estructuración del pensamiento:

El pensamiento se divide en tres áreas discursivas: teórica, práctica y empírica. En cada una el pensamiento campa por sus respetos: observa, localiza, analiza, diagnostica y resuelve de ma­nera diferente lo observado. Veamos.

1 Área del Pensamiento Teórico (especulativo)
Es el campo propio de los conceptos intangibles o abstractos. No cabe el adjetivo. Todo es la «cosa en si». Pertenecen a él la Fi­losofía, la Economía, la Matemática.

2 Árbol del Pensamiento Práctico (pragmático)
Es el campo propio de los conceptos tangibles, materiales. Perte­necen a él desde la Ingeniería y la Arquitectura hasta la maña para cazar a lazo o pescar con anzuelo.

3 Árbol del Pensamiento Empírico (experimental)
Es el campo de toda experiencia sensible sobre la que el indivi­duo da cuenta como el entendimiento rinde cuenta del ?aconteci­miento??. Pertenecen a él la Ciencia no matemática, Periodismo, Información, Historia.

NIVELES DEL PENSAMIENTO

En cada Área localizo seis niveles de pensamiento.

El primer nivel del pensamiento corresponde al primer nivel del lenguaje: el coloquial directo, el comunicativo a secas.
El segundo nivel del pensamiento al segundo nivel del len­guaje, el del lenguaje ?culto??.
El tercer nivel al tercer nivel del lenguaje, el metalenguaje, que habla del lenguaje y el lenguaje «especializado».
El cuarto nivel pertenece a la «supraconciencia»: conciencia si­multánea en todas direcciones: de pretérito, de ahora y de futuro.
El quinto nivel pertenece al lenguaje matemático, geométrico, poético, musical, arquitectónico y en general artístico.
Y el séptimo nivel es ya el silencio, el pensamiento sin palabra que trasciende los demás y regresa al primero para sintetizar lo obvio, que es lo ?casi?? invisible, lo divino: el lenguaje de la sabi­duría:

PLANOS DEL PENSAMIENTO

A su vez, en cada una de aquellas tres áreas podemos distinguir tres planos. Utilizaré un ejemplo práctico para hacer la tesis más comprensible…

Imaginemos que dos polemistas discuten sobre un asunto. No importa a estos efectos que sea importante o irrelevante (pues qué sea lo relevante o lo irrelevante puede ser asimismo objeto de polémica)

En el Plano Teórico,
Supongamos que el asunto gravita en torno a la palabra ?honor??.
En el primer nivel, podrían referirse al honor según más o me­nos lo entiende todo el mundo en ese momento (aunque no todo el mundo lo entienda por igual).
En el segundo nivel recurrirían a lo predefinido por una Acade­mia de la Lengua, por ejemplo.
En el tercer nivel, tendrían que examinar primero, una a una, cada acepción de la palabra y acordar a cuál de ellas se refiere cada uno. Asignar una acepción para determinar la definición formaría parte de las fases para llegar a un acuerdo. Y si se recha­zase por considerar ?no útil?? la definición, deberían ir direc­tamente a la ?causa primera?? del honor situada en el plano Práctico.

Plano Práctico.
Supongamos que han elegido la palabra «dinero».
En el primer nivel, la dan por definida (aunque no todo el mundo la entienda igual).
En el segundo, acuden a la definición de la especialidad; a lo predefinido por el lenguaje contable o economicista.
En el tercero, vistos los componentes de la predefinición, si la consideran demasiado ?práctica?? y perturbadora para el pensa­miento especulativo, deberán ir a las ?causas primeras?? del di­nero del Plano Teórico en su raíz.

Plano Empírico
Supongamos que han elegido la palabra «enfermedad».
En el primer nivel o plano, «ya saben qué es»,
En el segundo consultan la acepción primera.
En el tercero la estudian, y si uno de los polemistas niega la en­fermedad porque la niega pues afirma que existen sólo ?enfermos??, habrá enlazado con las «causas primeras» de la en­fermedad del Plano Teórico en su raíz.

Es decir, dos interlocutores que no se sitúen en la locución en el mismo plano y en el mismo nivel de pensamiento están conde­nados a no entenderse y a que nadie les entienda a menos que se deje uno subyugar. A partir de aquí y de la teoría de las in­teligencias múltiples que comparto con Howard Gardner desde antes de que él lo formulase, cierro esta mi idea acerca del pensa­miento humano en términos lógicamente teoréticos.

Es así cómo comprobamos que todo cuanto llamamos «reali­dad», es tanto discriminable ad infinitum como reductible a un desfile de construcciones mentales situadas a distinto nivel del pensamiento…

En todo caso, el asunto del lenguaje y del pensamiento unidos desemboca en la dialéctica: ese espacio donde se enuncia una te­sis, se opone una antítesis para encontrar una síntesis. Ahora bien, la síntesis supone un cambio de mentalidad. Entendiendo por mentalidad una compendio de ideas complejas y heterogé­neas, y de prácticas dominantes en una sociedad que abarca una o varias épocas. Y este cambio lleva mucho tiempo. Pues en tanto dura la discusión o el forcejeo entre los opuestos, la ma­yoría de las veces no se produce la convergencia, ni la síntesis produce efectos útiles ni en el momento del tira y afloja ni a corto plazo, aunque sí reduce mucho la prolijidad de la polémica verbal la formulada por escrito.

Por último, si tuviésemos en cuenta de manera permanente que el pensamiento y el lenguaje abstracto articulado al que va unido son meros artificios al servicio tanto de la potes­tas como de la authorictas, no valdría la pena fomentarlos con más artificios, y debiéramos regresar mentalmente al semisilen­cio de la caverna. Pero como el ser humano se adorna de una in­vencible inclinación a dejarse engañar, como Nietzsche y Eras­mus de Rotterdam nos advierten, deberán el ser humano y la so­ciedad humana seguir el propósito originario im­preso en el len­guaje articulado abstracto para complicarse la vida hasta extre­mos unas veces ridículos y otras aberrantes…

Deseo concluir con la idea de que si tuviésemos en cuenta lite­ralmente todo cuanto acabo de decir y dicen otros acerca del ori­gen del lenguaje de los conceptos abstractos que son causa de tanto ruido, de tanta incomprensión y de tanto sufrimiento, deber­íamos avergonzar­nos y luego dimitir de la sociedad y de los inten­tos de una vida en plenitud. Por consiguiente os reco­miendo que olvidéis todo cuanto acabo de escribir y regreséis al jolgorio de la necedad acostumbrada… Lo que no obsta para pro­curar no dar a las palabras la importancia que otros antes y desde la no­che de los tiempos, desde la cuna hasta, hoy, nos han incul­cado unas veces bajo el pretexto de hacernos menos desgra­ciados, y otras para hacernos unos perfectos pendencieros…

21 Octubre 2004