¡Yo soy de Cefas, yo soy de Apolo!, se dice en la carta a los Corintios. Pero Pablo dice que todos somos de Jesús. Por Javier Domínguez Angulo
¡Oh, qué manos! – exclamó gozoso Dioscórides mientras Dafne le daba un masaje con aceite en su dolorido cuerpo.
La espalda de Dioscórides reflejaba lo sucedido durante la última gran persecución, la de Diocleciano. Los romanos habían encontrado presa fácil en aquel hombre por su valentía, y lo habían torturado en varias ocasiones.··· Ver noticia ···
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