Una Navidad distinta -- Juan de Dios Regordán Domínguez

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

¿Habría muerto de pobreza la familia de Alcalá de Guadaira si siempre fuese Navidad? Este no es un caso aislado. La pobreza está tan presente que tenemos el peligro de acostumbrarnos a que otros sean pobres. Unos, cada vez más ricos; y otros, cada vez más pobres. Navidad debería celebrarse junto con la Justicia. Si cada uno no tiene lo necesario para vivir con dignidad nuestro mundo está fallando.. Es la misma sociedad responsable de que unos malgasten lo que le corresponde a otros para simplemente vivir Somos protagonistas de nuestra propia historia y la Navidad puede ser un buen momento para pararnos a reflexionar sobre cómo va transcurriendo la película de nuestra vida y si responde todo al guión fijado para completar un argumento que merezca la pena.

En las escenas nos encontramos con el grito sordo de todos los explotados: ancianos marginados, jóvenes sin voz y sin trabajo, mujeres cargadas de hijos y abandonadas, niños que no llegan a nacer, presos, drogadictos … y otros tantos gritos que se levantan pidiendo que unos hombres no exploten a otros. Cuando el hambre se adueña de muchas vidas de poco sirven organismos oficiales, llamados a solucionar las necesidades básicas. La raíz es más profunda. Es cuestión de un planteamiento en el que las administraciones tomen conciencia de cuál debe ser su papel, partiendo de una concepción de estricta justicia, favoreciendo que cada individuo y familia puedan vivir dignamente.

La verdad es que las fiestas de Navidad suelen tener un «tinte agridulce,» porque solemos mezclar la alegría con la evocación de aquellos seres que sabemos que están en la calle, que pasan hambre y mueren abandonados. Pero hay que seguir mirando, a nuestro alrededor y valorar a los que siguen luchando en la vida para que todo el año sea Navidad, Nuestra sociedad tiene mucho que aportar, no dejando sólo pensar en la justicia para fechas destacadas. Antes que solidaridad esporádica, hay que buscar actitudes que favorezcan la justicia y cada uno pueda recibir lo suyo. Nuestro planeta tiene capacidad de recursos alimenticios para más de treinta veces la población.

Una nueva Navidad distinta podría empezar por unos padres que sean espejos para sus hijos enseñando a compartir. Unos padres que sacrifiquen, con alegría, sus vidas luchando por dejar a sus hijos un mundo más justo, más humano y más solidario; jóvenes, limpios de corazón, capaces de construir un mundo justo. Mucho tienen que decir los que saben ofrecer cuanto poseen: dinero, riqueza y su propia vida, convencidos de que en cada persona que sufre o les necesitan se debe celebrar Navidad. Ayuda a celebrar una auténtica Navidad los que hacen de la acción política un servicio al pueblo y no un medio para enriquecerse ellos y sus familias

Hay quiénes celebran la Navidad con alegría y toman fuerzas para luchar para que todo el año sea Navidad. La semilla está sembrada, ya está presente porque son ya muchos los que están colaborando en su realización y, al mismo tiempo, como algo futuro porque aún no se ha alcanzado su objetivo final: » el bienestar y plenitud en felicidad del ser humano». Pero, sólo los pequeños, las gentes sencillas serán capaces de entenderlo. Este mensaje rompe los esquemas mentales egoístas No se trata de «mensajes piadosos», sino de una cruda realidad: Y» El que tiene dos túnicas, dé una al que no tiene, y el que tiene alimentos haga lo mismo». La celebración de la Navidad una vez al año puede ser una llamada a la reflexión para seguir peregrinando por el camino recto hacia la felicidad.

juandediosrd@hotmail.com