La secular inflación de la autoridad y del magisterio secundada por la inmadurez correlativa de los creyentes, han invertido la percepción originaria: la vida, la salvación proceden no de la Ley (las estructuras, los concilios) sino del Espíritu (de Jesús) que habita todo el pueblo cristiano. La inversión fue temprana. Ante una crisis el emperador convocaba un concilio, deliberaban los obispos y apenas entendían o se enteraban los fieles.
Quien echa un vistazo sin prejuicios dogmáticos a la historia de la Iglesia -la que más se ve- ¿saca la conclusión de que ha estado más sana que enferma? Papas, obispos y abades, salvo excepciones, han ambicionado el prestigio, se han aliado con los ricos y poderosos y, lo que es peor, se han identificado con el poder de Dios. Grosera o sutilmente, según casos. Pura traición al Espíritu (de Jesús).
Y si afrontamos las grandes crisis de la unidad, la de Oriente y Occidente, la de las iglesias reformadas y la romana ¿fue el pueblo cristiano el principal agente de la división o más bien la jerarquía en los concilios? ¿Quién es hoy el mayor obstáculo a la reconciliación? Pablo VI reconocía que el papado. En efecto, el centralismo dictatorial del Papa, la disolución de la colegialidad episcopal, el endurecimiento del Derecho Canónico (en el que, por otra parte, sobran tres cuartas partes), el nuevo Catecismo, el hostigamiento inmisericorde de los teólogos…son otros tantos obstáculos a la unidad y a la misma vitalidad católica.
¿Quién haría hoy la tan maniquea atribución de responsabilidades que ha hecho tradicionalmente la Iglesia de Roma a los que llamamos hermanos separados?
(*)Pablo desarrolla su ministerio durante años sin necesidad de consulta al llamado jefe de los Apóstoles y supuesto primer Pontífice; arrogándose luego la cabeza de la ICR el título de ?Pontífice?? cuando está escrito que Cristo es el único y verdadero Pontífice, mediador entre Dios y los hombres.
(*)Gal1; 1 ?? Pablo, Apóstol, no de parte de los hombres ni por mediación de hombre alguno, sino por Jesucristo y Dios Padre, que lo resucitó de entre los muertos y todos los hermanos que conmigo están, ??
Gal 1;15 ??más, cuando Aquél que me separó del seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien 16 revelar en mí a su Hijo, para que les anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, 17 sin subir a Jerusalén dónde los Apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco. 18 luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía. 19 y no ví a ningún otro Apóstol, y si a Santiago el hermano del Señor. 20 Y en lo que escribo, Dios es mi testigo de que no miento??.
Gal 1; 1 luego al cabo de catorce años, subí nuevamente a Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo también a Tito. 2 Subí movido por una revelación y les expuse el Evangelio que proclamo a los gentiles -tomando aparte a los Notables- corriendo para saber si corría o había corrido en vano. 3 Pues bien, ni siquiera Tito que estaba conmigo, con ser Griego fue obligado a circuncidarse. 4 Pero, a causa de los intrusos, los falsos hermanos que solapadamente se infiltraron, para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús con el fin de reducirnos a esclavitud (?la dogmática del Imperio Vaticano????) , 5 a quienes ni por un instante cedimos, sometiéndonos, a fin de salvaguardar para vosotros la verdad del Evangelio?? 6 y de parte de los que eran tenidos por Notables – ¡Qué me importa que lo fuesen!: en Dios no hay acepción de persona- en todo caso, los Notables nada bueno me impusieron. 7 Antes al contrario, viendo que me había sido confiada la Evangelización de los in circuncisos, al igual que a Pedro la de los circuncisos, 8 -pues el que actuó en Pedro para hacer de él un Apóstol de los circuncisos, actuó también en mí para hacerme Apóstol de los gentiles – 9 y reconociendo la gracia que me había sido concedida,* Santiago, Cefas y Juan que eran considerados como columnas, nos tendieron la mano en señal de comunión a mí y a Bernabé: nosotros nos iríamos a los gentiles y ellos a los circuncisos; 10 sólo que nosotros debíamos tener presentes a los pobres, cosa que he procurado cumplir con todo esmero.
*Que no significan los Notables Papas
Y ¿los fieles de a pie? Segregados de la clase dirigente -sobre todo las mujeres-, sin nunca poder decidir y ser apenas consultados, permanecen dentro del rebaño mientras fuera sólo hay intemperie.
Dice el Evangelio que María sentada a los pies de Jesús escuchaba las enseñanzas del Maestro. Esto en la época era patrimonio de los hombres – discípulos?? María Magdalena la primera en ver al Maestro resucitado y que recibe del mismo Jesús la encomienda de llevar el mensaje a los hermanos. Era llamada por los Santos Padres de la Iglesia: ?Apóstol de los Apóstoles??
Hemos abandonado las riendas en manos de las estructuras, de la ley, de los concilios por no fiarnos demasiado del Espíritu, o fiarnos tan mal que le trasladamos nuestra responsabilidad.
Frente a una preocupación de algunos obispos por mantener la seguridad en la doctrina y la unidad en la misión, está la preocupación de otros por garantizar la diversidad de carismas, sin confundir unidad con uniformidad.
Los católicos -sin dejar de ser católicos- estamos descubriendo la autenticidad, la libertad y la conciencia individual. Es más, estamos descubriendo la liberación que trae la Buena Noticia (2Cor. 3, 17). Caminamos hacia la madurez humana y religiosa. Desde distintos lugares se oye gritar: ¡NO a la religión que aplasta, que aliena, que tergiversa o suple la responsabilidad y libertad personal! ¡SÍ a la religión que ensancha, que moviliza, que promueve, que ilumina los dones individuales, la responsabilidad personal y la conciencia profunda! A partir de ahí el respeto y eficacia grupal vendrán por añadidura.
Por tanto es urgente promover y priorizar la escucha. Los teólogos tendrán que bajar de sus elucubraciones para escuchar y dar respuesta a la vida que late en los individuos y en los grupos. Los maestros tendrán que distanciarse de las teorías para escuchar y enseñar a dar pasos concretos.
(* *)Los presbíteros en general (tantas veces restringidos a ?los suyos??, a la defensiva, apartados para no contaminarse, demasiado ocupados o instalados en el pedestal de la ?casta sacerdotal??) tendrán que aprender a liberarse ellos mismos para poder después escuchar y liberar la vida que puja en el fondo del ser humano.
(**) T1;6 El candidato debe ser irreprochable, casado una sola vez, cuyos hijos sean creyentes, 7 porque el Epíscopo debe ser irreprochable; no arrogante no colérico, no bebedor, no violento, no dado a negocios sucios; 8 sino hospitalario amigo del bien, sensato, justo ??
1Tim 3;4 Que gobierne bien su propia casa?? 5 porque si alguno no es capaz de gobernar su propia casa ?¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios???
Tim3; 8 los diáconos: también deben ser dignos, sin doblez?? 11 las mujeres igualmente deben ser dignas, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo. 12 ?? sean casados una sola vez y gobiernen bien a sus hijos y su propia casa.
Rom16;1 ???os recomiendo a Febe, nuestra hermana, diaconisa de la iglesia de Cencreas
* Referido a mujeres Diaconisas. Biblia de Jerusalén
Esta teología ha de llevar a cabo una crítica de las perversiones en que desembocan con frecuencia las religiones: fanatismo, fundamentalismo, hegemonismo opresor, exclusivismo de pertenencia divina, infalibilidad, sexismo, intolerancia, alianzas con el poder, falta de democracia interna, ausencia de libertad, trasgresión de los derechos humanos, etc.
Debe proponer, a su vez, una ética liberadora, presente en la mayoría de las tradiciones religiosas y espirituales de la humanidad, que podemos resumir en los siguientes principios:
. ?tica de la solidaridad, en un mundo donde impera la endogamia en todos los campos de la vida y de las agrupaciones humanas: etnia, clase, familia, etc: ¡Sé ciudadano del mundo! ¡Trabaja por un mundo donde quepamos todos y todas!
. ?tica de la incompatibilidad entre Dios y el dinero, en un mundo donde se compagina fácilmente la fe en Dios y la adoración a los ídolos, entre ellos al del mercado: ¡Comparte los bienes! Tu acumulación genera el empobrecimiento de quienes viven a tu alrededor.
Las diferentes religiones a las que pertenecemos tienen la obligación ética y religiosa de democratizar sus estructuras de funcionamiento interno. De lo contrario no tendrán autoridad moral para exigir democratización a la sociedad. Ninguna teología ni sistema religioso debe justificar que unas personas actúen en nombre de otras suplantando la libre voluntad de nadie en nombre de ningún principio religioso o ético.
Somos conscientes de que continuar con un diálogo interreligioso de espaldas, en la práctica, al sufrimiento y la necesidades de las personas y los pueblos del mundo, especialmente el sufrimiento global derivado de estructuras humanas injustas, sería un diálogo que perdería su razón de ser.
¿Utopías? Los sensatos exigen moderación y paso lento para no dejar a nadie atrás. Con tal moderación Jesús hubiera muerto de viejo. Muchos anestesian su conciencia celebrando los pasitos que se van dando. Otros nos impacientamos por lo mucho que queda por andar y por la urgencia de respuestas a las sociedades de hoy que acrecientan más y más las distancias que nos separan ¿Qué es lo más acertado?
Las cúpulas jerárquicas, anquilosadas preñadas de soberbia y responsables del involucionismo del pensamiento humano, son un obstáculo fundamental en el camino de la paz y la justicia. Sin la plena igualdad de hombres y mujeres no es posible construir una sociedad intercultural, interreligiosa – democrática y justa. Por ello, las religiones deben luchar activamente para eliminar el patriarcado dentro y fuera de ellas mismas.
Lo expuesto es: comunión de espíritu, miradas y praxis metodológica de pastoral misionera junto a otros muchos hermanos en el ministerio Episcopal y Sacerdotal de América y Europa. En el ejercicio de la diversidad e Inclusividad de diferentes instituciones religiosas que entendemos el Evangelio de Cristo como auténtico mensaje liberador para TODOS.
Aceptamos, como signo del tiempo, los impulsos que nacen de la laicidad, y a ésta como principio que ha de regir la relación entre la religión y el espacio público
Laicidad significa reconocimiento del uso público de la razón y de la argumentación como exploración de la verdad; un uso que no se practica cuando, en nombre del Evangelio, se quiere imponer una cosmovisión como la única verdadera y poseer el monopolio de la ética
Aceptamos como signo del tiempo el surgimiento de la ciudadanía, que se despliega en participación democrática, en leal colaboración en función del bien común y en defensa de los que están peor situados
La cultura de la participación responde a la sabiduría del Evangelio más que la imposición, el dogmatismo o la prepotencia, de la que han hecho gala declaraciones de algunos obispos.
La participación requiere el fomento, como valor, de la diversidad y del respeto a las divergencias. Pretender unificar a los CAT?LICOS en torno a la ICR es una operación tan inútil como antievangélica
No sólo resulta insultante al buen criterio, sino que causa grave desprestigio a la Iglesia de Jesucristo y una fuerte desorientación a los cristianos.
Sin renunciar a la propia identidad, las religiones están llamadas a reconocerse complementarias en un laborioso doble esfuerzo de mutua purificación y fecundación. Ni exclusivismo, pues, ni inclusivismo, sino pluralismo.
Todas están llamadas a respetarse superándose desde su condición de portadoras de verdad y de error, de fidelidad y de infidelidad.
La participación significa valorar y atender al ?sensus fidei?? más que a la recolección de firmas; a la escucha atenta de los creyentes más que a las manifestaciones ruidosas, tan frecuentemente manipuladas (por la jerarquía en unión con los políticos); a la colaboración de científicos y teólogos cristianos mediante la consulta permanente en las nuevas cuestiones, más que a la imposición arbitraria sobre lo que debe o no ?legislar?? el estado democrático, sobre las políticas de salud, educación, DDHH, planificación familiar, cultura, (***) respetando los actos privados de las personas.
(***)2Sam1;26c ???más delicioso para mí tu amor que el amor de las mujeres.?? (Lamentación de David por la muerte de Jonatan)
Pese a las apariencias, el pesado y monumental constructo de las instituciones eclesiásticas tradicionales se está poco a poco desmoronando precisamente gracias a los desaforados intentos oficiales de ?apuntalar una ideología que no pueden ser sostenida en el tiempo??. Y ello está llevando a muchos a afirmar ?¡otra Iglesia es posible!??, en estricto paralelo con el ?¡otro mundo es posible!?? de quienes denuncian el desastre del actual.
Paralelismo que señala un sobresalto de esperanza: Otra iglesia y otro mundo son posibles.
El gran carismático que fue el Papa bueno Juan, encerrado en el corsé de la esclerótica Curia romana, intuyó de manera vaga pero certera que ?otra Iglesia era posible?? y echó mano de la única vieja receta que entonces cabía en la mente, un Concilio.
Este proceso secularizador, relativamente sencillo en teoría, no se acoge sin recelo, crispación y hostilidad porque desestabiliza demasiadas seguridades. Y, más aún, porque nuestros esquemas mentales y vivenciales desde la infancia se nos pegan a la piel más que una segunda naturaleza: echan sus raíces en nuestra innata precariedad y finitud que, a su vez, activan desde los comienzos del mundo el ?pensamiento mágico?? y se mantienen agazapados en los sótanos inexplorados del imaginario colectivo y de nuestro propio subconsciente personal.
Esta hostilidad al nuevo paradigma se acentúa por el hecho de que el pensamiento oficial de la Iglesia, con retraso de siglos, así como sus viejos hábitos de poder omnímodo son hasta ahora incapaces de entender -no ya de compartir- las voces de la teología moderna.
Es necesario el diálogo constructivo como la forma evangélica y civilizada de resolver los conflictos. Ni los púlpitos ni los decretos pueden resolver los desencuentros. Es necesario desactivar dogmatismos e invitar al entendimiento social. Mantener viva la sabiduría que antepone la misericordia al reproche, la compasión al control, el acompañamiento a la condenación, la reconciliación a la agresividad.
Avanzar en la construcción no sólo de un Estado laico sino también de una sociedad laica, con el convencimiento de que benefician a la tarea evangelizadora, mediante el valor de la responsabilidad personal, la separación entre Iglesia y Estado y la participación ciudadana como virtud pública de alcance cristiano.
Es necesario caminar hacia la renuncia del poder político y social de la Iglesia y al clericalismo latente en ciertos posicionamientos que postulan un neoconfesionalismo encubierto.
Fomentar la visión ecuménica, la colaboración entre las religiones y el diálogo entre las culturas, así como el respeto a los procesos nacionales de los pueblos.
Sólo la maduración del pensamiento y, sobre todo, una profundización refleja, nada fácil, por parte de cada individuo permite caer en la cuenta de hasta qué punto lo sensible condiciona y se extrapola a cualquier otro conocimiento.
??Para Cristo no había lugar en la posada??
¿Estará Cristo de este modo más cerca de todos?…
Su lugar está con todos aquellos para quienes no hay sitio. Su lugar está con quienes no son parte integrante, con los rechazados por el poder por ser considerados débiles, con los desacreditados, con aquellos a quienes se niega el rango de personas, con los homosexuales, con los desocupados, con los sin techo, con los que tienen VIH/SIDA, con los divorciados, con los que no tienen acceso a la educación, con los torturados, con los exterminados, con los oprimidos por toda clase de injusticia humana, con los exiliados, con aquellos a quienes se les niegan los Sacramentos, con los huérfanos, con las viudas?? con aquellos para quienes no hay sitio, ???y lo que le hagáis a estos, a mí me lo hacéis????
Cristo está presente en este mundo. ???os doy un mandamiento nuevo, ámense los unos a los otros como os he amado Yo????
