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Acabamos de celebrar el Viernes Santo y es bueno detenernos a reflexionar en un punto muy importante de esta celebración y que puede implicar algo muy ajeno al Evangelio. No me refiero a las desviaciones cuando algunas procesiones de estos días se vuelven meramente un espectáculo. Quiero referirme a algo más serio y que puede estar presente en nuestras celebraciones y el modo como vemos la Pasión de Jesús.
1.- Por desgracia muchas veces se habla y se dice que con su sangre derramada Jesús pagó nuestro rescate. Esto es un absurdo porque ¿a quién le iba a pagar Jesús el rescate? Detrás de esa afirmación estaría la figura de un Dios que pide el sacrificio de su Hijo para pagar la deuda de nuestros pecados. Esto es totalmente contrario al Evangelio que continuamente nos presenta a. Jesús perdonando, y Jesús nos presenta a su Padre en la parábola del hijo descarriado como el Padre que lo perdona, lo recibe y hace fiesta por el hijo. Jesús y Dios Padre siempre perdonan con amor y sin hablar de un rescate, de una deuda.
2.- Abraham en su mentalidad pensaba que Dios le pedía el sacrificio de su hijo, pero Dios le manifestó muy claramente que no quería ese sacrificio y que en lugar de ello sacrificara un animal. Y a la luz de esto ¡cómo vamos a creer que Dios Padre quería el Sacrificio cruento de su Hijo!
3.- Algo semejante a lo que criticamos arriba, es la visión que tenemos de la entrega de Jesús al dar la vida por amor y la vemos como si fuera un Sacrificio para pagar una deuda, para purificarnos. Se piensa que en lugar de las víctimas y sangre derramada de las ofrendas de animales que presentaban en el Antiguo Testamento, está la sangre sacrificada de Jesús. Y en este mismo sentido se habla de Sacrificio de la Misa aun en algunas oraciones litúrgicas como si Dios exigiera ese sacrificio para perdonarnos. El sacrificio de Jesús es su Amor fiel hasta entregar la vida. Es plenitud de Amor a su Padre y a nosotros enseñándonos el camino de la vida, pero no es para pagar una deuda
4.-Juan Bautista con su cultura del Antiguo Testamento señala a Jesús como el Cordero que quita el pecado del mundo. Pero Jesús nunca se presenta como ese Cordero. Y algo que es de notar es que en Jesús celebra la ?ltima Cena en la víspera de la Pascua, pero no menciona el Sacrificio del Cordero, ni come ?l ni los Apóstoles el Cordero de la Pascua anticipadamente. En la Carta a los Hebreos, expresamente nos dice ?No quisiste holocaustos ni sacrificios, sino que yo vine para hacer tu voluntad??. Y en esa misma Carta se distancia a Jesús de los sacerdotes judíos que hacían los sacrificios y se nos dice que ?l es Sacerdote según el orden de Melquisedec.
5.- En su lenguaje simbólico, el Apocalipsis toma de la cultura Bíblica la imagen del Cordero degollado y resucitado. Pero con lo del degollado, expresa la muerte sangrienta de Jesús el Cordero, pero no dice que su muerte haya sido un sacrificio para pagar por nuestros pecados
6.- También en la devoción popular y en la Liturgia se habla de que la sangre derramada limpia o borra nuestros pecados. Es obvio que allí no se trata de decir que la sangre derramada es la que borra nuestros pecados, sino que es el amor fiel de Jesús, fiel hasta dar vida y derramar su sangre en que nos perdona y limpia nuestros pecados.
7.- Cuando Jesús nos habla de su cáliz y de cumplir la voluntad de su Padre, esto no quiere decir que el Padre quería que su Hijo fuera crucificado, ejecutado. Lo que le Padre quería es que su Hijo fuera fiel en el amor hasta dar la vida si fuera necesario. La voluntad del Padre fue lo que Jesús nos anunció como el Reino de Dios o sea la voluntad de Dios sobre una vida digna de los humanos.
8.- Cuando se dice que ?ya estaba escrito que tenía que sufrir y así entrar a su gloria??, eso no quiere decir que estaba como programada su muerte. Esas frase es la expresión de la Comunidad Cristiana que ve los hechos de la Pasión a la luz de la Resurrección. Lo que Jesús veía y anunció tres veces, es que si luchaba por el Reino de Dios denunciando los atropellos e injusticias, seguramente tendría conflictos y tales conflictos le acarrearían la muerte. Y esto misteriosamente ya estaba prefigurado o anunciado en Isaías en sus Cantos sobre el Siervo de Yaveh. Nos puede ayudar a entender esto un ejemplo de nuestros días, el de Mons. Romero. En su vida podemos ver cómo con su actuar con sus fuertes denuncias, se estaba ya anunciando lo casi inevitable de su muerte violenta. Lo central en él, siguiendo a Jesús, es dar la vida por amor, por ser fiel al Evangelio, fiel al Pueblo.
En conclusión lo que venimos diciendo tiene dos puntos muy importantes. Hay que cuidar mucho que nuestro lenguaje y en nuestros cantos en las celebraciones del Viernes Santo, no aparezca de ninguna manera una visión de Dios que exige o que quiere la muerte de su Hijo para nuestro rescate o para el perdón de nuestros pecados. A un nivel semejante a lo que vamos diciendo hay que desterrar algunos cantos como aquel que dice en una estrofa ?No estés eternamente enojado??.
El otro punto muy importante que hay que cuidar es el modo como se habla de la entrega de Jesús como un sacrificio y que tiene el riesgo de emparentarlo con los sacrificios del Antiguo Testamento y de otras religiones con que se pretendía aplacar la ira de Dios o pagar el rescate. Y en la misma línea, aunque se tenga mucho devoción a la Sangre de Cristo por ejemplo aquí en Nicaragua, y aunque en Oraciones Litúrgicas se habla de que la Sangre de Cristo borra nuestros pecados, es importante recordar que lo que estamos venerando y agradeciendo es la entrega de Jesús por amor al derramar hasta la última gota de su sangre. En esa devoción y en la Liturgia la Sangre de Cristo es símbolo de su entrega total de su amor hasta el extremo.
Arnaldo Zenteno S.J desde la Mesa CEB de Profetismo y Compromiso Ciudadano.
Fuente: Red Mundial de Comunidades Eclesiales
Managua marzo de 2018