UN EX OBISPO, ALTERNATIVA DE CAMBIO EN PARAGUAY. Reina Magdariaga Larduet

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Prensa Latina

Fernando LugoEl afán desmedido por mantener el estado de cosas reinantes en Paraguay ha incitado hoy la ira de dirigentes gubernamentales, ante la postulación como futuro Presidente de la República del ex obispo Fernando Lugo. Varios funcionarios aseguran que el religioso paraguayo no tendrá éxito en la política, e incluso han cuestionado irrespetuosamente su capacidad de dirección, sin que el prelado haya ocupado antes algún cargo directivo o siquiera haya llegado a la candidatura.

Los cuestionamientos, sostienen analistas, vienen particularmente de ministros que en sus carteras no han logrado ni una transformación en beneficio de las clases populares. Lugo, quien no vaciló ante las amenazas del Vaticano por su dejación eclesiástica, insiste en que está decidido a trabajar por el país para poner punto final y definitivo a la larga historia de exclusión.

El ex obispo encabeza la organización Resistencia ciudadana, integrada por un centenar de agrupaciones sociales y políticas que lo apoyarían con miras a las elecciones presidenciales del próximo 2008. Su identificación con los pobres, especialmente con los campesinos sin tierras, ha puesto al borde del colapso al Partido Colorado en el poder desde 1947.

Ante la pérdida evidente de protagonismo, el presidente paraguayo, Nicanor Duarte, reconoció en diciembre último que «la competencia democrática más difícil de los últimos tiempos para el coloradismo, serán los comicios venideros».

En medio de los cambios que se respiran en América Latina, con el surgimiento de una nueva era político-social, Lugo ha pedido a su pueblo ejercer con coraje su condición de soberano y sumarse «a la gran cruzada para limpiar a la República de la maleza perversa».

La falta de condiciones materiales para satisfacer necesidades humanas fundamentales como empleo, educación, salud, recreación y seguridad es la razón por la que un 36 por ciento de los paraguayos quieran hoy abandonar el país.

Paraguay sigue siendo además la nación de América Latina que menor presupuesto destina a salud, educación y combate a la pobreza, indica un informe sobre Gasto Social en el Presupuesto, elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (PNUD). Mientras el gasto social del resto de la región varía entre el 60 y 75 por ciento, en Paraguay la inversión en el sector más necesitado apenas alcanza un 42 por ciento del gasto público, añade el documento.

Muy contradictorio también resulta el hecho que siendo un país rico en recursos hídricos, actualmente unos dos millones de paraguayos aún no acceden al servicio de agua potable, es decir casi la mitad de los habitantes están privados del líquido, reconoce el PNUD. Y por si fuera poco, según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el 80 por ciento de las tierras paraguayas está en manos de los latifundistas.

A estas realidades se suman la necesidad de mejores sistemas de control y mayor compromiso no sólo del Estado, sino también de la sociedad civil, de las organizaciones no gubernamentales y de las empresas.

Ante tal situación, el ex obispo Lugo, quien según el resultado de varias encuestas electorales aventaja hasta al propio Duarte, se perfila hoy como una alternativa de cambio para Paraguay.