Que ya lo sé: es un problema de protocolo. Cuando se va a celebrar un acto de promesa o de jura de un cargo público, le colocan en la mesa las dos alternativas formales: una cruz y una Biblia para los que juran y una Constitución para los que prometen. Pero, en este caso, la presencia de la Biblia y de la cruz no se explica. Todo el mundo sabía que nadie iba a jurar, que todos los Ministros iban a prometer. Entonces ¿por qué no se retiró la cruz y se colocó en la biblioteca la Biblia?
La fotografía de los Ministros del Presidente Zapatero prometiendo con su mano en la Constitución y con un crucifijo sobre la mesa no es un acierto de los servicios de protocolo de quien corresponda.
Claro que sé que no es trascendental la cuestión, pero con pequeños mensajes se construye la profunda relación con los ciudadanos.
El Presidente Zapatero nos anima a que la Constitución se cumpla en todo esto de las relaciones con la Iglesia Católica. Muy bien. Entiendo que hay que ser muy prudente en las relaciones con un poder terrenal tan importante como la Iglesia Católica. Pero, hombre, algunos gestos, algunos mensajes de ánimo al laicismo de un sector de la sociedad española no serían inútiles.
El servicio de protocolo del acto de la jura o promesa de los nuevos Ministros sabía (o debería saber) que todos iban a prometer. ¿Por qué se dejó el crucifijo en la mesa? ¿A quién molesta un símbolo que no tiene ningún papel en ese acto solemne?
Ya sé que vamos a una legislatura en la que no se quiere molestar a casi nadie. Estoy de acuerdo. Bastante tenemos con la crisis económica. Pero eso de las formas es casi gratis.
Señor Jefe de Protocolo de Moncloa, señor Jefe de Protocolo de Zarzuela ¿cuesta mucho que el escenario de una promesa sea sólo el escenario de una promesa?
Luis Solana es militante socialista y promotor de Nuevas Tecnologías
www.luissolana.com