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Turquía es la clave. Es el país que ha estado alimentando el yihadismo radical en la guerra siria durante los últimos años, junto a Arabia Saudí, Qatar y los Emiratos Árabes. Su presidente, Erdogan, es el mayor perjudicado por la nueva estrategia geopolítica de Estados Unidos, que hace unos meses ha establecido lazos con su antiguo archi-enemigo Irán, y que actualmente está dejando actuar a Rusia (algo impensable hace unos meses) en territorio sirio. Bajo esta nueva estrategia, los días del ISIS parecen estar contados, y el gobierno turco perderá su capacidad de influir en los acontecimientos en Oriente Medio.
Por si fuera poco, Erdogan planteó unas elecciones hace unos meses con el fin de aumentar su poder sobre el país, pero el resultado le salió rana: contra todo pronóstico, un partido de la oposición logró superar el 10% necesario, según las leyes turcas, para acceder al parlamento. Se trata del Partido Democrático de los Pueblos (HDP).
¿Y qué partido es el HDP? Desde su nacimiento en 2012 ha sido un partido pro-kurdo. Los kurdos son una minoría étnica que habita en Turquía, Siria, Irak e Irán, y que históricamente han sido marginados y reprimidos de forma más o menos brutal en Turquía. Actualmente los kurdos luchan en Siria en contra del ISIS y a favor del ejército sirio.
Los kurdos crean en 2012 un partido político que va más allá de sus reclamaciones nacionalistas, y que ha conseguido aglutinar todo el sentimiento de izquierda del país. Reclaman derechos sociales de trabajadores/as, de mujeres, de grupos LGTB, y de las minorías oprimidas. Se les considera en muchos lugares como la Syriza turca.
Gracias a la enérgica aparición del HDP en la escena política, el partido de Erdogan no ha conseguido formar gobierno. Dentro de tres semanas se realizan unas elecciones legislativas en el país, y la campaña del HDP ha estado sembrada de sangre desde el principio, recibiendo atentados en diversos lugares.
Tras la explosión de una bomba durante una concentración del HDP, se han contabilizado más de 120 muertos, entre ellos, según parece, Kübra Mollaoglu, la número uno por Estambul del HDP. Este atentado ya es el más grave cometido en el país en los últimos 70 años y marcará sin duda un antes y un después en la historia turca.
El gobierno ha prohibido informar sobre lo ocurrido, y ha bloqueado el acceso a las redes sociales. Sin embargo, los movimientos sociales han salido a la calle acusando al gobierno de la responsabilidad del atentado. Acusan al gobierno turco de buscar aterrorizar a los militantes de HDP, y de paso buscar una excusa para entrar militarmente en Siria, o al menos provocar una guerra civil. Turquía, un país perteneciente a la Otan, es en este momento el lugar donde se ponen todas las miradas.