El domingo 21 se conmemora el Día Mundial en Memoria de las Víctimas del Tránsito. En el Brasil la violencia automotorizada siega cada año 37 mil vidas y causa lesiones a otras 120 mil personas, la mayoría condenada a la invalidez (datos de IREA/DENATRAN/ANTP).
Los gastos con víctimas de accidentes de tránsito ascienden por año a 14 mil millones de dólares (entre rescate, tratamiento, pérdidas de producción y pérdidas materiales), lo que equivale a más de la mitad de todo el presupuesto anual del Ministerio de Salud.
El Brasil ocupa la 5ª posición mundial en cantidad absoluta de accidentes fatales de tránsito, después de la India, China, EE.UU. y Rusia. Según una encuesta divulgada por el IBGE este año en diversos estados brasileños el tránsito ya mata más que la violencia interpersonal.
Si no se toman serias medidas, en los próximos cuatro años morirán en nuestras calles y carreteras más de 160 mil personas, y más de 720 mil serán hospitalizadas, lo que representará un costo de 60 mil millones de dólares.
Según la Organización Mundial de la Salud mueren en el mundo cerca de 1.2 millones de personas cada año por causa de la violencia en el tránsito. Y quedan heridas o inválidas más de 20 millones. La OMS informa que de continuar ese ritmo los accidentes fatales en calles y carreteras pasarán del 9º lugar (en el 2004) al 5º lugar (en el 2030), entre las causas principales de mortalidad en el mundo, causando casi 2.4 millones de muertes por año.
Este índice será debido, principalmente, al aumento de los accidentes en países en desarrollo, como la India, China y Brasil, y en los países pobres. Es importante destacar que en la franja etaria de los 15 a los 29 años los accidentes de tránsito ya son la primera causa de muerte en el mundo, por delante del sida, la tuberculosis y la violencia.
Preocupada por esta catástrofe, la ONU declaró del 2011 al 2020 la Década de Acción para la Seguridad Vial, y el tercer domingo de noviembre como el Día Mundial en Memoria de las Víctimas del Tránsito.
¿Son seguros los vehículos que ruedan hoy día por nuestro país? Según la publicidad son todos maravillosos, aerodinámicos y confortables. Son cual fetiches que nutren el ego de sus dueños y elevan la autoestima de los conductores. Se han convertido en símbolos de status y, en el caso de los más caros y veloces, de poder (observe cómo ciertos conductores lanzan sus poderosas máquinas sobre los frágiles peatones que atraviesan la calle). Millones de personas en todo el mundo siguen con gran interés las carreras de la Fórmula 1.
El vehículo puede parecer casi perfecto, Pero ¿quién garantiza que en la hora H los frenos responderán con seguridad y las bolsas de aire protegerán a los pasajeros? Según María Inés Dolci, especialista en derecho del consumidor, el Brasil comenzará a adoptar dentro de poco el Programa de Evaluación de Carros Nuevos (NCAP, por sus siglas en inglés).
En Europa ese programa se inició en 1996. Y ya hay iniciativas similares en los EE.UU., Japón, Australia, Corea del Sur y China. Consiste en promover colisiones de vehículos ocupados por maniquíes portadores de sensores que captan los efectos de los choques. Cámaras de televisión registran los movimientos y los detalles de las colisiones sobre el vehículo y sobre los pasajeros.
Se espera que esas informaciones lleguen a los medios de comunicación, de modo que los consumidores tengan conocimiento acerca de la seguridad y los riesgos de adquirir determinado vehículo. De ese modo el concepto de más barato se modificará, informa María Inés Dolci, porque economizar en seguridad no es una buena manera de comprar un producto o servicio cualquiera. Gracias a la ley aprobada por el presidente Lula, a partir del 2014 los fabricantes de automóviles en el Brasil ofrecerán como accesorios básicos y obligatorios bolsas de aire, frenos ABS y protección lateral en las puertas.
¿Serán más caros los automóviles? Ahora en su precio vienen incorporados casi un 40% de impuestos. Los dueños pagan anualmente el impuesto sobre la propiedad de vehículos automotores (IPVA), el permiso de manejar y el seguro obligatorio. Y se recauda mucho dinero por medio de las multas de tránsito.
En el Brasil el precio de los carros es proporcionalmente más caro que en los EE.UU. y Europa. Si se rebajan los impuestos, podrían ser más seguros y más baratos. Lo que quedaría compensado por la reducción de los gastos con accidentados. En otras palabras, el gobierno recaudaría menos impuestos, pero en compensación gastaría menos con las consecuencias de la inseguridad en el tránsito.
Hay que sumarse, pues, a esta campaña de educación en el tránsito, reforzando el respeto a la ley y a la señalización. Es lamentable constatar la lenidad del poder judicial con los asesinos del volante: permanecen impunes, continúan con sus permisos de manejar. La fiscalización es precaria y hasta no es raro que algunos guardias y fiscales resulten corrompidos sin que haya un severo castigo.
En el camino de la vida el tránsito a la muerte es inevitable para todos. Pero mejor que no sea anticipado por la irresponsabilidad de un conductor, por la inseguridad del vehículo o por la omisión del poder público.
[Autor de «Cartas desde la cárcel», entre otros libros. http://www.freibetto.org/ twitter:@freibetto.
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Traducción de J.L.Burguet].
* Escritor y asesor de movimentos sociais