Todavía no es ésta la gran invasión -- Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Los gobernantes de Europa no solo están ciegos, sino también sordos. No ven el cerco peligroso de pobreza, violencia, injusticia, atropellos y desesperación que cada vez más la cercan por el este y el sur. Pero tampoco oyen los gritos no ya de esas masas que la cercan, cada vez más desesperadas, sino las de sus propios ciudadanos, que hasta hace poco, susurraban, pero ya ahora gritan, chillan, berrean no solo en los bares y en las oficinas, sino en la calle y en las plazas, y este grito se acabará transformando en un himno europeo a la indignación y al ansia y al hambre de justicia, de igualdad, y de fraternidad, que sonará si no más bello, más fuerte, mucho más, que el himno a la alegría de la novena sinfonía de Beethoven. Alegría, ¿de quién?

Hace tiempo que observadores y analistas, no agoreros, sino realistas, vienen prediciendo que Europa, de seguir las cosas así, acabará siendo engullida, más todavía que lo fue el Imperio Romano por los Bárbaros, (que para los poco afines al latín les recordaré que esa palabra significaba, simplemente, ?extranjeros??), por los extranjeros-vecinos del norte de África, y del centro y del sur, y del sudoeste asiático.

Y esa invasión sucederá, irremediablemente, si Europa no lo remedia, desde ya, comenzando ayer. Y todo indica que no, que no aprendemos, que no estamos aprendiendo, y que, como en el caso actual de Hungría, nos importan más los tratados y el papeleo con los que ponemos fachada bonita y vistosidad a nuestra incompetencia, que el respeto, real, el cumplimiento, real, y la defensa, real, de la dignidad y la prioridad de la persona. Que así reza la ?Carta de los derechos fundamentales de la unión europea??, que constituye uno de los documentos fundacionales de la UE, como recordaba en este mismo blog, en la entrega ?Europa no puede, o no quiere, defender sus esencias: Hungría es ahora un grano de pus en la UE ??. La verdad, estamos hartos de tanta palabrería hueca, mientras nuestros representantes políticos carecen de cualquier grave alteración en su comodidad.

Sin querer, porque no sé, ni podría, aunque supiera, hacer un análisis de tipo doctoral, recordaré, ?como para un niño de seis años??, como con gracia repetían en la película Philadelphia durante el juicio, los motivos por los que no tenemos otra alternativa que sufrir una invasión que nos barra del mapa. Menos mal que España es uno de los países más deshabitados de Europa, y no tendremos problema de espacio vital, algo que sí que ocurrirá en otras naciones europeas de mucha mayor densidad de población. Y esta consideración no está demás, ni constituye ninguna exageración. Uno de los problemas de sudoeste asiático, que aunque parece muy lejos de nosotros, también colaborará en esa ?Gran Invasión?? que anuncio, todos sabemos que es la superpoblación, y la falta de espacio vital.

(Como lo que me queda de escribir va a resultar largo, lo haré mañana, o un día de estos que pueda, sobre las causas evidentes del enorme desplazamiento que se producirá irremediablemente, con el guión que sigue:

Insoportable inestabilidad política
Falta de estructuras de producción y consumo
Falta de trabajo
Exceso de población, y aumento desmesurado e incontrolable de la misma
Falta de alimentos, y, sobre todo, de agua.

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Todavía no es ésta la gran invasión (II)

Insoportable inestabilidad política. Hay países, como Italia, por ejemplo, que a través de décadas ha padecido de una falta de estabilidad política, y ha sufrido todos los vaivenes de las luchas, intereses cruzados de los partidos, y el desapego de la ciudadanía de las instituciones políticas. Pero esta inestabilidad no ha llegado a ser insoportable, sofocante, ni directamente peligrosa para los ciudadanos. Pero en los países de que hablo, del sudoeste asiático, y de casi toda África, la inestabilidad de las propias instituciones del Estado ha llegado a ser insoportable. Esto ha ocasionado guerras, está ocasionando guerras, y las seguirá ocasionando. Y la violencia es una de las fuerzas que empujará a nuestros vecinos a invadir lo que para ellos es un remanso de paz, de libertad, de respeto a los derechos humanos, y un espacio donde se pueda vivir la propia dignidad.

Falta de estructuras de producción y consumo. La mayoría de los Estados de los que estamos hablando no tienen estructuras modernas de producción, son totalmente obsoletas, y no pueden, de ninguna manera, competir con el esmerado y exigente nivel de productividad de los países de la UE. Esto repercute, por las mismas causas, y produce los mismo efectos, en los canales de distribución y elección del consumo. Llagará un momento en que, simplemente, la mayoría de los habitantes de esos países, simplemente no podrán sobrevivir sin emigrar a entornos más llevaderos y soportables.

Exceso de población, y aumento desmesurado e incontrolable de la misma. Lo anterior lleva, por falta de cultura y la carencia de la tecnología suficiente, a graves problemas de sobre población. La violencia e inestabilidad política, unida al retraso en las estructuras, y a la ignorancia de la población de los procesos de fecundación y de control de la misma lleva, sin fallos en la estadística que a ello hace referencia, a un descontrol, y a una respuesta que es contraria a la racionalidad. Ya se sabe que en épocas de guerra y de inseguridad los grupos humanos, en vez de retraerse, incrementan la fecundidad y el número de nacimientos. Eso provoca, y seguirá provocando, una enormidad de masas sub alimentadas, empobrecidas, y desesperadas, al encuentro de lugares de mejor índice de supervivencia.

El paro. Con los parámetros sociales que he descrito, el trabajo, que por las mismas causas descritas, es poco, precario, mal remunerado, e insuficiente para ocupar a esas masas poco preparadas, y sin eficacia productiva, cada día irá a menos. Es decir, solo podrá trabajar el que, en ese mundo indefinido y desvaído desde el punto de vista laboral, como en tantos otros, se libere de las ataduras de la pobreza extrema y la ignorancia. Es decir, pocos, muy pocos.

Falta de alimentos, y, sobre todo, de agua. La desnutrición, y la subalimentación, lejos de decaer en las últimas décadas, ha ido en aumento y en progresión geométrica. Es dramático comprobar que el mundo produce alimentos pasa 12 mil millones de habitantes, actualmente somos unos siete millones y medio, es decir, un poco más de la mitad del número para el que se producen alimentos, y, sin embargo, casi dos mil millones de personas están desnutridas o sub alimentadas. Y el agua está siendo ya controlada, comprados los manantiales, y comercializada, carísima, por grandes empresas multinacionales. Y más de la mitad de esos ciudadanos sin alimentos y sin agua viven en nuestro entorno, son vecinos, que no tendrán otro remedio que practicar el gran asalto y la ?gran invasión??.

¿Alguien duda de la veracidad y realismo, sin falsas alarmas ni exageraciones, del cuadro que he descrito?

Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara