Los gobiernos no se atreven a plantear la necesidad de la reforma agraria, una política que tenga en cuenta la distribución de la tierra para el trabajo de los pequeños y medianos productores rurales e indígenas, garantes de la soberanía.
La cultura de dominación ha penetrado en la vida y conciencia de muchos sectores sociales y del periodismo malsano que trata a los pueblos originarios de usurpadores, de gobiernos provinciales que en lugar de dialogar y encontrar solución a los problemas de vida de los indígenas responde con represión, acusando a las comunidades de terroristas para justificar la marginalidad, quitándoles los territorios para venderlos a terratenientes nacionales como extranjeros.··· Ver noticia ···
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