Enviado a la página web de Redes Cristianas
Estimado/a amigo/a:
Ayer, 13/03/2013, por la tarde pudimos ver, por fín el humo blanco de la fumata, que nos indicaba que los cardenales habían llegado a acuerdos sobre la elección de un nuevo Papa.
Este ha sido un Cónclave muy especial por las complejas circunstancias eclesiales que lo han rodeado.
Desde Proconcil no hemos querido delimitar con demasiados detalles el perfil del nuevo Obispo de Roma y Pastor Universal. Nos parecía más importante hablar de ciertos rasgos y también de relaciones en la Iglesia que han de seguir cambiando.
Ahora si queremos comunicar nuestra alegría por lo que sabemos y de lo que tenemos constancia directa e indirecta del Papa Francisco:
Sabemos que es una persona humilde, austera y de escucha, también a los que no piensan como él.
Nos consta que no tolera la corrupción; y que le duele, especialmente, la que se pueda dar, de distinto tipo, en la Iglesia. Desde aquí no dudamos de que hará lo que esté en su mano por cambiar lo que afea a la Iglesia en este sentido y la aleja del mensaje evangélico.
Pensamos que desde su propia sensibilidad y desde la escucha al clamor de nuestra sociedad y de diversos sectores de Iglesia, se hará eco de diferentes problemas que afectan hoy a la Misión evangelizadora de la Iglesia y que será capaz de impulsar y animar una reflexión compartida en busca de consensos, acogiendo el pluralismo y estimulando la paridad entre clerigos y laicos, varones y mujeres.
Por su propia identidad de religioso, le resultará fácil estar cerca de la Vida Religiosa y de sus retos hoy.
Hasta donde podemos conocer a las personas, sabemos que es un hombre de fe y de oración.
Ha manifestado en numerosas ocasiones una sensibilidad hacia la Misericordia y la acogida a los que se quedan en los márgenes; y, en general, hacia desarrollar sentimientos y lazos de fraternidad, más allá de posibles diferencias.
Hemos visto en los últimos años, numerosos gestos de su parte en el avance hacia la unidad de los cristianos y de interés por el diálogo interreligioso.
No dudamos, por su formación y disposición, de que podrá diferenciar entre la legítima investigación teológica y la formulación de doctrina, ayudando a abrir nuevos caminos.
Hemos visto que puede conjugar un liderazgo fuerte con el respeto y el impulso de la colegialidad de los obispos, y que es extremadamente sensible al desarrollo y la puesta en práctica de la subsidiariedad.
Y tenemos constancia de su intención de impulsar el proceso conciliar en la Iglesia, a través de las formas que el Espíritu le inspire.
Dicho esto con sencillez y con afecto hacia su persona, porque desde la coordinación de Proconcil, hemos tenido la suerte de conocerle personalmente y hemos compartido algunos sueños, preocupaciones y esperanzas, ahora queremos señalar algunos aspectos o tentaciones por nuestra parte, como crsitianos y cristianas corresponsables, que nos parece que jugarían en contra del avance de la Iglesia en este pontificado:
1. Desistir de nuestra corresponsabilidad como cristianos y cristianas, dejando todo el peso del avance de la Iglesia en manos del Papa, olvidando el principio de subsidiariedad y la importancia de seguir desarrollando al colegialidad de los Obispos, según la orientación del Vaticano II
2. No reconocer que en el Primado de Pedro hay tareas que tienen que ver con la gestión del cambio y que, al mismo tiempo deben cuidar la gobernabilidad de la Iglesia y su cohesión interna.
3. Generar expectativas imposibles en cuando a ritmos en los que se pueden producir procesos que ayuden a nuestra Iglesia a ser una fuente- junto a otras- de luz y de sal en el mundo de hoy, desde la mirada del Evangelio.
4. Dejarnos llevar prejuiciosamente por impresiones y comentarios, sin contrastar, que puedan reflejar algunos medios de comunicación, orientadas a desprestigiar globalmente la acción positiva y el liderazgo que este nuevo Papa, Francisco, pueda aportar a nuestra Iglesia.
5. Encasillar facilmente al Papa, pero también a otros miembros de Iglesia en las categorías, conservador-progresista. El camino conciliar en nuestra Iglesia debe contar con unos y con otros (que además, no lo serán en todos los aspectos por igual). Sólo nos sobran en
este camino, que hemos de hacer entre todos y todas, los fundamentalismos y la corrupción.
6. Caer en cualquier tipo de papolatría, magnificando esta figura, que, teniendo su importancia en nuestra Tradición, no puede ni debe conducir en solitario el camino y la Vida de la Iglesia.
7. Dejar de impulsar proactivamente debates y reflexiones sobre cuestiones que son de todos y afectan a todos, animadas siempre y mediadas por un espíritu de fraternidad/sororidad en Cristo y de búsqueda de amplios consensos en el compromiso por la Paz la Justicia y la Vida con dignidad para todos y todas; y, en particular con los más pobres y excluidos.
El cardenal Bergoglio, ahora Papa Francisco, que nunca ha querido tratamiento, más allá de ?padre?? y que se ha alejado de símbolos ostentosos (tal como propía el Pacto de las Catacumbas) ha pedido encarecidamente en muchas ocasiones que se rece por él.
Sigamos pues, como dice un refrán popular ?A Dios rogando y con el mazo dando??, en la construcción y la vivencia de una Iglesia que somos todos y en la que nos tenemos que encontrar, al final, con el Nazareno como última razón. Recemos por el nuevo Papa, hermano y compañero de camino, para que pueda ser fiel al Espíritu; que él también nos tenga presentes en su oración.
El día 11 de Marzo, pudimos leer en Religión digital, el siguiente artículo, firmado por el periodista Jose Manuel Vidal. Lo compartimos con ustedes.
Esperando que estas noticias sean de su interés, le damos la bienvenida desde aquí al nuevo Papa.