Enviado a la página web de Redes Cristianas
No cabe duda de que este tiempo ha quedado y sigue muy ocupado por la expectación hacia el nuevo Papa.
Muchos han tenido menos tiempo e interés para estar pendientes de estos acontecimientos en Roma, porque el trabajo pastoral cotidiano, el compromiso diario por la Paz, la Justicia y la Vida con dignidad, les urgía. Incluso, muchos, no tienen acceso a los medios de comunicación de la misma forma que en los países desarrollados. Otros se alejan de ciertas lógicas mediáticas. Hemos podido leer también en estos días la angustiosa situación de algunas iglesias, por ejemplo en Africa.
Esto ayuda a recolocar las cosas en su lugar.
Ellos, los que no quieren escuchar o no pueden lo que pasa en Roma en estos días, son y hacen también Iglesia.
Ahora nos toca seguir caminando juntos, tendiendo puentes y promoviendo la unidad.
Estamos ya orientados hacia la Pascua. Es tiempo de centramiento personal y comunitario en el Misterio de la Muerte para la Vida, de la Muerte por la Vida.
Este sentido ha sido siempre recordado en la Romería de los Mártires del Araguaia, con la presencia significativa del obispo emérito Pedro Casaldáliga. El actual obispo Dom Adriano, junto con todos los agentes de pastoral, continuan la tradición popular que se hace en veranos alternos.
La razón de hacer especial mención ahora de esta Iglesia local, es porque, ustedes, a través de Proconcil, han seguido el sufrimiento de esa Prelacía y se han solidarizado con ellos. En estos días de la Semana Santa, dediquémosles un recuerdo especial, pues sus problemas continúan, aunque con menos agudeza.
Tengamos presentes en esta semana Santa a todos los que están sufriendo a causa de la injusticia y el abuso de los mercados; y también por distintas cruces que cargan sobre sus hombros.
Que nuestra vida y nuestro compromiso estén al servicio de diferenciar entre las cruces con los que los sistemas opresores cargan a las personas (cruces evitables), y las cruces que la vida nos trae a veces, que pueden ser ocasión para encontrar un nuevo sentido de desprendimiento, o para la desesperación.
Que contribuyamos a cambiar lo que se puede cambiar; que ayudemos a llevar las cruces de lo que no se puede cambiar; que como Iglesia no añadamos cargas innecesarias a los que ya están sufriendo, y que sepamos diferenciar las situaciones de sufrimiento; todo esto ayudados por análisis lúcidos y con la mirada libre y las entrañas de misericordia de Jesús de Nazareth, abiertos al Espíritu que nos acompaña e ilumina.
Y, respecto a diversos comentarios sobre el Papa, en esta ocasión hemos querido seleccionar la carta abierta a los medios de comunicación del jesuita Jose Ignacio González Faus. Nos parece lúcida, prudente y esperanzada, ? sin papolatría ni papanatismo??, como él mismo dice. Interesante también porque hace una crítica de ciertos aspectos de los medios de comunicación de masas y de sus deudas con determinados sistemas e intereses, sin dejar por ello de apreciar el valor profesional y humano de muchos periodistas. Una clave que nos ofrece: tomarnos tiempo antes de hablar. No hay por qué sucumbir a determinadas lógicas como las de algunos medios.
Y un espíritu con el que pronunciarse, también sobre el Papa ¿por qué no? que no es ni el de la crítica implacable y la difamación, ni el del aplauso ingenuo, sino el de la esperanza, la misericordia y la corresponsabilidad.