Me gustó mucho leer las crónicas y comentarios del reciente Foro Social Mundial (FSM) celebrado en Túnez, donde estuvieron presentes algunos miembros de Cristianisme i Justícia. Además de ser lugar de encuentro de muchos movimientos alterglobalizadores y altersistema ?es decir, que proponen modelos alternativos de globalización o de sistema económico-social?, este año debió ser especial, como decían ellos, por la situación que se está viviendo en Túnez a raíz de la primavera árabe.
Unos días después yo asistí al Skoll World Forum (SWF), un foro que lleva diez años impulsando el sector del emprendimiento social. El contexto y el lugar son muy diferentes: se celebra en la escuela de negocios de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y lo organiza la Skoll Foundation. Es decir, que también es un ambiente especial: una institución académica de prestigio con más de 800 años de historia, y una ONG fundada por Jeff Skoll, uno de los emprendedores por excelencia del Silicon Valley que amasó una importante fortuna con la venta de la empresa eBay.
El tema de este año en el SWF era la ?innovación disruptiva??, y se hablaba de temas que imagino no debían distar mucho de los tratados en el FSM: cómo modernizar la educación para que esté más adaptada al mundo actual y pueda llegar a todos los rincones del planeta; cómo hacer que las empresas se preocupen por crear valor social además de económico; cómo conseguir que los inversores busquen una ?rentabilidad social? además de la financiera; cómo han de evolucionar el sector de las ONG y el de la filantropía; el poder de los documentales para poner determinados temas encima de la mesa y cambiar conciencias; un índice de crecimiento económico alternativo al Producto Interior Bruto que dé relevancia a factores sociales y medioambientales; en definitiva, cómo cambiar el sistema actual por uno en el que empresas, gobiernos y sociedad civil colaboren ante los múltiples retos que tenemos por delante en temas como la educación, la salud, la pobreza, el medio ambiente, etc.
Es cierto que este foro no deja de tener sus contradicciones, pues muchas personas hablan de cambiar un sistema en el que sus organizaciones juegan un papel importante, a menudo reticentes a que cambie el status quo. Además, no es lo mismo hablar de según qué temas desde los cómodos auditorios de Oxford que cuando compartes calle o barrio con personas en situaciones límite.
Por eso mismo, me da la sensación de que entre estos dos foros debería haber más diálogo, ya que a pesar de que en las formas debe haber muchas diferencias, en el fondo tienen objetivos bastante comunes. Quizás unos deberían esforzarse por conocer de primera mano las realidades concretas que se esconden detrás de las abrumadoras cifras de los grandes retos globales. Y quizás los otros deberían evitar la crítica fácil a todo lo que viene del ?norte capitalista??. El primer paso probablemente es compartir más espacios comunes, porque dudo que el FSM y el SWF tengan muchos asistentes comunes. Aunque algunos hay, como el arzobispo sudafricano Desmond Tutu y la exministra brasileña Marina Silva: personas con convicciones fuertes e ideas claras que no dudan en construir puentes, para así sumar esfuerzos entre todos los que creemos que ?otro mundo es posible??.