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En un artículo anterior planteaba que la izquierda debería insistir más en el aspecto ético de su política. Aspecto que ha sido muy olvidado, cuando no claramente negado en la lucha para la superación del capitalismo.
Alberto Garzón, en su libro ?Por qué soy comunista??, escribe: «Marx y Engels nunca basaron su defensa del comunismo en valores éticos y morales; de hecho, criticaron con dureza a quienes así lo hacían». Garzón afirma que «A ambos les importaba el conocimiento más que la moral». En consecuencia, la defensa del comunismo la buscan en el conocimiento científico. Y creyeron que la habían encontrado.
«Tanto Marx, como Engels pensaban que habían descubierto las leyes de funcionamiento de la sociedad capitalista, y con ello asumieron que el orden social era equiparable a cualquier orden físico y, en consecuencia, interpretable según códigos científicos?? En el discurso ante la tumba de Marx, el propio Engels explicó que de la misma forma que Darwin ha descubierto las leyes del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx ha
descubierto las leyes del desarrollo de la historia humana».
Garzón resume esta postura escribiendo: «Esto quiere decir que el comunismo queda justificado no porque cuente con una moral superior, sino porque el estudio y conocimiento del capitalismo
y de la historia de la humanidad ha llevado a él como conclusión racional y sobre la base de la ciencia».
Ahora bien, si nos metemos en el campo científico, las teorías y las hipótesis tienen que ser refrendadas por las observaciones o los experimentos realizados en la
realidad. ¿Ha confirmado la historia humana del último siglo y medio las tesis de Marx sobre la evolución de la sociedad capitalista y la llegada de una sociedad socialista?
Para mí resulta evidente que no lo ha confirmado. Además creo que ha tenido una consecuencia muy negativa. Normalmente en un problema científico sólo hay una solución correcta, las demás son más o menos erróneas. Si esto lo aplicamos a un
problema político, podemos pensar que la solución que nosotros hemos visto es la solución correcta y, por tanto, todas las demás están equivocadas. De aquí se pueden derivar muchos de los dogmatismos, sectarismos y divisiones que se dan en la
izquierda.
Pero tampoco la actual economía neoliberal tiene una justificación científica. Los seres humanos somos libres para instaurar un sistema económico como el actual, en el que
lo importante es el beneficio económico que cada uno pueda obtener compitiendo con los demás.
O también podemos instaurar un sistema económico en el que predomine la cooperación de unos con otros para que todos tengan suficientemente cubiertas todas sus necesidades básicas. Ninguna ciencia nos puede obligar a tomar una opción
u otra. Lo que la ciencia nos dice muy claramente es que, en ningún caso, todos los seres humanos podremos tener un BMW y un chalé en la playa.
Y también nos dice, sin ningún género de dudas, que los recursos son limitados y, si unos tienen mucho,
forzosamente otros tendrán muy poco. Eso nos coloca ante una opción ética. Opción que es algo decisivo en nuestra vida, y el determinante último de nuestra actividad.