[Continuación]
3ª PARTE: LA DINÁMICA INTERNA DEL PROCESO DE INTERPRETACI?N
En la lectura que las Comunidades hacen de la Biblia, a pesar de las diferencias propias de cada país o región, existe un método cuyas características básicas son comunes a todos. Un método es mucho más que sólo técnicas y dinámicas. Es una actitud que se toma frente a la Biblia y frente a la propia vida. El método de los pobres se caracteriza por estos tres criterios:
1. Los pobres llevan consigo, hacia adentro de la Biblia, los problemas de su vida. Leen la Biblia a partir de su lucha y de su Realidad.
2. La lectura se realiza en Comunidad. Es, antes que nada, una lectura comunitaria, una práctica orante, un acto de fe.
3. Realizan una lectura obediente: respetan el Texto y se ponen a la escucha de lo que Dios tiene que decir, dispuestos a cambiar si ?l lo exige.
Estos tres criterios (Texto, Comunidad, Realidad) se articulan entre sí en vistas del mismo objetivo: escuchar a Dios hoy. Ellos actualizan a su modo el mismo método que se transparenta en el episodio de Emaús (Lc 24,13-35). Son como tres aspectos o etapas de una y la misma actitud interpretativa frente a la Biblia. Entre los tres existe una dinámica interna que marca el proceso de interpretación popular: conocer la Biblia lleva a convivir en comunidad; convivir en comunidad lleva a servir al pueblo; servir al pueblo, a su vez, lleva a desear un conocimiento más profundo del contexto de origen de la Biblia y así sucesivamente. Es una dinámica que no termina nunca. En estos tres aspectos, uno nace del otro, supone al otro y lleva al otro.
No importa tanto a partir de cuál de los tres aspectos se inicia el proceso de la interpretación. Esto depende de la situación, de la historia, de la cultura y de los intereses de la comunidad o del grupo. Lo que importa es darse cuenta de que un aspecto queda incompleto sin los otros dos.
Generalmente, en todas las comunidades, hay personas que se identifican con uno de estos tres aspectos: 1. personas que quieren conocer la Biblia y que se interesan más por el estudio; 2. personas que insisten más en la Comunidad y en sus funciones internas; 3. personas más preocupadas en transformar la Realidad, sirviendo al pueblo en política y en los movimientos populares.
Todo esto produce tensiones entre los diferentes grupos e intereses. Estas tensiones son saludables y fecundas. Por ejemplo, en algunos lugares, la práctica política más intensa de los últimos años está pidiendo, ahora, un conocimiento más profundo del texto bíblico y del contexto social donde este texto fue producido, y una vivencia comunitaria más intensa de la espiritualidad de liberación. En otros lugares, la vivencia comunitaria llegó a su límite y está pidiendo una acción más comprometida en los movimientos populares. En otras palabras, las tensiones ayudan a crear un equilibrio que favorece la interpretación de la Biblia, e impiden que ésta se torne unilateral.
A veces, sin embargo, estas tensiones son negativas y pueden llevar a cada uno de los tres aspectos a cerrarse sobre sí mismo y a excluir a los otros dos. El itinerario de la interpretación popular, muchas veces, es tenso y conflictivo, con los riesgos de encierro y de retroceso.
Cuando la comunidad alcanza el objetivo de uno de estos tres aspectos (conocer, convivir o transformar), algunos miembros, por fidelidad a la palabra, quieren avanzar y dar un paso adelante, y otros, en nombre de esta misma fidelidad, rehúsan la apertura. Es el momento de la crisis y también de la gracia. No siempre vence el grupo que quiere avanzar.
1. Todos los movimientos pastorales usan la Biblia y en ella se apoyan. En nombre de la Biblia, los fundamentalistas rechazan la interpretación y la apertura a la realidad. En algunos lugares, los grupos bíblicos que se cerraron sobre sí mismos y alrededor de la letra de la Biblia, se convirtieron en los grupos más conservadores de la parroquia. El mismo exégeta puede correr el riesgo de cerrarse dentro del estudio liberal y hasta progresista del texto bíblico pero colocándose al servicio de fuerzas conservadoras de opresión.
2. Muchos movimientos se cierran en el aspecto Comunitario, en el místico, en el carismático, y rehúsan la apertura hacia lo social y lo político. Ellos se abren al servicio de los pobres (¡y mucho!), pero no en una línea de transformación y de liberación. Dejan tranquila la conciencia de los opresores y no incomodan al sistema en el que vivimos.
3. Existe también el cierre desde el lado opuesto, aunque con menor frecuencia. A veces ocurre lo siguiente. Una comunidad, al alcanzar un alto grado de concientización y de compromiso político, comienza a dar menos importancia a la vivencia comunitaria, a las devociones personales, a las peregrinaciones y procesiones. Todo esto, para ellos, puede ser manipulado con relativa facilidad por la ideología dominante, y concluyen, apresuradamente, que tales prácticas no contribuyen tanto a la transformación. Por eso, corren el peligro de cerrarse a lo social, a lo político, al servicio al pueblo, olvidándose de la dimensión espiritual y mística de la convivencia comunitaria.
Aunque comprensibles, estos encierros son trágicos, pues ninguno de los tres alcanza el sentido por sí sólo. Para superar este peligro, es importante mantener un ambiente de diálogo. Pues donde la palabra humana circula con libertad y sin censura, la palabra de Dios genera libertad.
4ª PARTE: NOVEDAD Y ALCANCE DE LA INTERPRETACI?N POPULAR
Dentro de la interpretación que los pobres hacen de la Biblia existe una novedad de gran alcance para la vida de las iglesias. ¡Novedad antigua que viene de lejos y que retoma algunos valores básicos de la Tradición común! A continuación, se exponen siete puntos que, de una u otra manera, indican el itinerario:
1. El objetivo de la interpretación ya no es buscar informaciones sobre el pasado, sino aclarar el presente con la luz de la presencia de Dios en nosotros, Dios Libertador; es interpretar la vida con la ayuda de la Biblia. Se redescubre en la práctica la nueva visión de la Revelación, de la que hablamos antes.
2. El sujeto da interpretación no es el exégeta. Interpretar es una actividad comunitaria en la que todos participan, cada uno a su manera y conforme su capacidad, inclusive el exégeta que en ella ejerce un papel especial. Por eso, es importante tener en cuenta no sólo la fe de la comunidad, sino también ser parte efectiva de una comunidad viva y buscar el sentido común aceptado por esta comunidad. Esta pertenencia efectiva ejerce una influencia crítica sobre la función de la exégesis científica que, así, se coloca más al servicio. Lo mismo vale para la teología. A causa de los cambios ocurridos en el mundo, la teología de liberación entró en crisis y está en fase de revisión. Por otro lado, es bueno constatar que la lectura popular no está en crisis, sino que crece en todos partes. Pues, como dijimos, su sujeto no es el exégeta, sino el pueblo de las Comunidades Eclesiales de Base.
3. El lugar social desde donde se hace la interpretación es a partir de los pobres, de los excluidos y de los marginados. Esto modifica la forma de mirar. Muchas veces, por falta de una conciencia social más crítica, el intérprete es víctima de preconceptos ideológicos y, sin darse cuenta, usa la Biblia para legitimar el sistema de opresión que deshumaniza.
4. La lectura que relaciona la Biblia con la vida es ecuménica y liberadora. Lectura ecuménica no quiere decir que católicos y protestantes discuten sus divergencias para llegar a una conclusión común. Esto puede ser una consecuencia. Lo más ecuménico que tenemos es la vida que Dios nos dio. Aquí en América Latina, la vida de gran parte de la población corre peligro, pues ya no es vida. Lectura ecuménica es interpretar la Biblia en defensa de la vida y no en defensa de nuestras instituciones y confesiones. En la actual situación en que viven los pueblos de América Latina, una lectura en defensa de la vida, necesariamente, debe ser liberadora. Por eso mismo, es conflictiva. Se convirtió en señal de contradicción. Por ser ecuménica y liberadora, extrapoló las fronteras de las instituciones y ahora es leída a partir de los diferentes grupos marginados: negros, indios, mujeres, homosexuales. El criterio básico no es más la iglesia, y sí la vida, leída a través de los ojos de la raza, del género, de la cultura, de la clase. O sea, el criterio es explicitar el misterio de la iglesia tal como fue definido por Pablo: «Todos ustedes que fueron bautizados en Cristo, se revistieron de Cristo. No hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, pues todos ustedes son uno en Cristo!» (Ga 3,27-28).
5. Aquí aparece la característica propia de la exégesis popular. El problema mayor entre nosotros no es, como en Europa, la fe que corre peligro por causa de la secularización. Sino que es la vida la que corre el serio peligro de ser eliminada y deshumanizada por un sistema económico injusto y excluyente. Y lo que es peor, la propia Biblia corre peligro de ser usada para legitimar esta situación en nombre de Dios. Como en el tempo de los reyes de Judá y de Israel, se usa la Tradición del pueblo de Dios para legitimar a los ídolos. La Biblia fue usada para legitimar la conquista de las Américas, la política del Apartheid, las dictaduras militares y la represión. Uno de los mayores represores y torturadores decía: «¡Mi libro de cabecera es el Evangelio de San Mateo!» Y Pinochet siempre se comparó con Moisés, liberador de su pueblo. La interpretación popular descubre, revela y denuncia esta manipulación.
6. El método y la dinámica empleados por los pobres en sus reuniones son muy simples. Ellos no acostumbran utilizar un lenguaje intelectual discursivo, construido con argumentos y razonamientos. Como la propia Biblia, prefieren su manera propia, que es contar hechos y usar las comparaciones. El lenguaje popular funciona por asociación de ideas. Su preocupación primera no es hacer saber, y sí hacer descubrir. Mucho ayudó en todo esto el método de la pedagogía del oprimido de Paulo Freire.
7. Aparecen con mayor claridad la función y los límites de la Biblia. Los límites son éstos: la Biblia no es un fin en sí misma, sino que está al servicio de la interpretación de la vida. Ella sola no funciona, y no consigue abrir los ojos, pues lo que abre los ojos es el compartir el pan, el gesto comunitario. La Biblia debe ser interpretada dentro de un proceso más amplio que tiene en consideración la comunidad y la realidad. La Biblia es como el corazón: ¡Cuando es arrancado fuera del cuerpo de la comunidad y de la vida del pueblo, muere y hace morir!
[Continua…]
Traducción: Daniel Barrantes – barrantes.daniel@gmail.com
* Centro de Estudios Bíblicos