Sobre la exhortación postsinodal del papa -- Emilia Robles

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Querido/a amigo/a:
Un texto muy bello, desde el amor profundo a la Amazonía,  que, en ocasiones, se muestra con una gran carga poético, que enuncia sueños, que aluden a la contemplación (conexión con Dios) y a la utopía (en el mejor sentido: en el de algo hacia lo que hay que tender y que nunca está totalmente realizado) por eso, sólo desde la poesía se puede aludir a ello y así consta en la espiritualidad bíblica. Esta es la parte del anuncio;  y, por otro lado, se lanza a la denuncia profética en términos claros que aluden a circularidades, a causas que se tornan consecuencias y a consecuencias que derivan en amenazas o en oportunidades.

Un texto que sitúa como protagonistas del cambio a los actores que viven allí, especialmente a los indígenas y nos corresponsabiliza a todos como habitantes de un mismo planeta, en un mundo interconectado, ante una situación gravísima y acuciante, en cuanto a lo social, lo ecológico, lo cultural y lo eclesial,  que nos afecta y que podemos revertir y reorientar.

Es una pena que, en muchas latitudes, pareciera que el objetivo principal del Sínodo era la aprobación inmediata papal de la ordenación de hombres casados y de mujeres diáconas;  y que, además, las informaciones de muchos medios  hayan resaltado eso, presentando la exhortación como si de un muro levantado se tratara, por una claudicación del papa ante el chantaje y la amenaza de las fuerzas inmovilistas. Y la sensación que muchos y muchas habrán percibido es: en esta Iglesia ya no hay nada que hacer. Muy triste y poco real.

La exhortación del papa remite al documento aprobado por el Sínodo. Para nada lo anula ni lo corrige. Pide leerlo  y poner en marcha las acciones necesarias para que se lleve a su realización, en las cuatro dimensiones enunciadas en el documento y en sus «sueños»: un sueño social; un sueño cultural; un sueño ecológico y un sueño eclesial.

Las acciones concretas para llegar a ellos, tienen que irlas concretando los actores del cambio. El papa da algunas orientaciones y, sobre todo, aporta la esencial: el amor. porque sólo se cuida lo que se ama. De ahí el título: querida Amazonía. Porque no importa sólo lo que se hace, sino cómo se hace. Y todo lo que se haga sin amor, no vale nada, como nos recuerda Pablo en su epístola a los Corintios.

En cuanto a lo eclesial, queda patente la importancia del anuncio de la Buena Noticia «en» las comunidades indígenas. No «a» las comunidades, porque también ellos aportan desde sus raíces, sus tradiciones y sus actuaciones. Y esto es algo que sólo se reconoce desde un proceso de inculturación, que repercute también en la liturgia.

Se pide que se sigan formando comunidades vivas, que se acentúe la formación permanente de los líderes comunitarios, que se reconozcan los diversos carismas del Espíritu, que se continúe con la ordenación de diáconos permanentes y que, en definitiva, se siga abriendo paso a una iglesia más laical, comprometida y corresponsable.

Indudablemente, en el terreno de la renovación eclesial, habrá quien legítimamente tenga otro punto de vista u otro análisis diferente al del Papa acerca de lo que conviene a la Iglesia hoy. Pero la expresión del Papa alude a lo que precisamente hoy parece posible en la Iglesia sin que se rompa. Y yo aquí, no pensaría sólo en la presión de los integristas, sino también en procesos locales que necesitan tiempos para que maduren y den mejores frutos. Y también, procesos necesarios en el resto de la Iglesia, al tratarse de una comunidad global e interconectada.

Junto a esto, debo deciros, honestamente, que ayer unos cuantos nos quedamos «tocados» y casi «hundidos» cuando escuchamos los telediarios y leímos algún periódico. Porque parecía que las conclusiones de un Sínodo que había seguido todas las reglas del juego, no hubieran servido para nada. Y que los integristas se estarían frotando las manos. Muchos pensaron en  lo que les quedaba que aguantar dentro de la Iglesia y en toda la gente que  iba a salir  huyendo ya de la misma, hastiados y desesperanzados, porque si con Francisco no era posible avanzar también en lo eclesial, cualquier esperanza futura estaba perdida.

El eco de los medios nos asaltó, vulnerables, en nuestros quehaceres cotidianos. Después,  algunos también leímos (y meditamos) el documento. Y eso cambió la perspectiva. Por eso, os recomiendo, antes de juzgar, leedlo. Releed también, por favor,  el documento conclusivo del Sínodo, que el Papa ha pedido sacar adelante en todas sus dimensiones; y – si os viene bien- algunos artículos que os pasamos, que pueden ayudar a una visión más global.

Y que no se le olvide a nadie que el documento aprobado por el Sínodo no ha sido rectificado por el papa en nada en cuanto a los contenidos, sino, que por el contrario, ha animado a desarrollarlos íntegramente. La Exhortación no sustituye al Documento Final del Sínodo (QA 2), sino que lo asume (QA 3) e invita a «leerlo y aplicarlo» (QA 4).

Tampoco se ha cerrado la puerta en la Iglesia a la ordenación de hombres casados, aunque no constituya para nada lo principal de Sínodo ¡ni tampoco un logro en sí mismo, si no se hace efectivo con unos procesos y unos enfoques adecuados que no acentúen la clericalización ni la pasividad de las comunidades!; algo que también es válido para la evolución eclesial de los ministerios femeninos. Los tiempos desde que se planta el árbol hasta que maduran los frutos son otra cosa. Y la Iglesia se parece más a un olivo que a un cítrico enano.

(QA) Querida Amazonía

Con agradecimiento a Francisco por su exhortación

Un abrazo fraterno

Emilia Robles