Enviado a la página web de Redes Cristianas
En esta ocasión centramos la reflexión de Éxodo en la Amazonía. Pero no para abordar
directamente su realidad física o sociocultural, su ecosistema o su riquísima
biodiversidad con su esencial aportación al equilibrio climático en el planeta. Nuestro
propósito es distinto. Queremos centrar la reflexión en el acontecimiento que, por
diferentes y diversos motivos, ha mantenido durante bastante tiempo la atención
mediática de gran parte de la Comunidad Internacional.
Nos referimos al Sínodo Amazónico, celebrado en Roma durante el pasado mes de
octubre 2019. Un evento que levantó grandes expectativas no sólo sobre los posibles y
necesarios cambios que afectan a la estructura interna de la iglesia, sino también, y
sobre todo, en la esperada postura oficial de ésta frente a la gravedad del cambio
climático y su repercusión en la ecología del planeta.
La Amazonía, debido a sus características medioambientales, socioeconómicas,
estratégicas y políticas, representa un lugar emblemático, cuidadosamente elegido por
los estrategas de la Iglesia católica para lanzar, a nuestro juicio, un doble mensaje al
mundo y a la propia institución eclesial: la urgente necesidad de encontrar alternativas
sistémicas para salvar la vida en el planeta y la necesidad, también urgente, de hacer
cambios sustanciales en la estructura organizativa de la propia Iglesia católica para
responder a su actual crisis y a los nuevos retos del mundo de hoy.
En las páginas que siguen ofrecemos, de entrada, un relato-reportaje bien ajustado al
recorrido que ha seguido este Sínodo religioso desde sus inicios hasta su clausura
(Crónicas del Sínodo, lo titula el periodista Jesús BASTANTE, su autor). Este relato se
completa con la entrevista in situ a Willian LUCITANTE que, desde la Reserva Ecológica
de Kofan, en Ecuador, nos trae las luchas de los pueblos indígenas defendiendo su
hábitat contra las explotaciones petroleras y madereras que desertizan la selva y
contaminan sus aguas. Luego, penetrando a fondo en el entramado conceptual y
pastoral del documento final del Sínodo, ofrecemos cuatro miradas críticas y
complementarias desde los ojos de una mujer, de un ecologista, de un teólogo y de un
economista político.
María Luisa BERZOSA, participante en tanto que Consultora de la Secretaría General del
Sínodo, comienza destacando el gran impacto causado por el discurso inaugural del
papa para centrar luego su reflexión en la desigualdad y la enorme desproporción que
existe en la visibilidad y toma de decisiones en la Iglesia católica entre la jerarquía y el
resto de los fieles. Desproporción que es aún más llamativa tratándose de las mujeres.
Santiago ÁLVAREZ CANTALAPIEDRA, director de FUHEM ecosocial, centra su bien
fundamentada reflexión en las consecuencias de la producción a gran escala y de los
mercados globales para la Amazonía: el extractivismo, la deforestación y el
desplazamiento de los pueblos originarios están causando un verdadero ecocidio y
etnocidio en la zona. Frente a estas prácticas agresivas o “modo de vida imperial” el
autor hace un llamado urgente, siguiendo el espíritu de Sínodo, a respetar las culturas
campesinas e indígenas capaces de frenar la destrucción de la vida en esta región del
planeta.
El teólogo Xabier PIKAZA descubre el contraste profundo que existe entre los dos sínodos
recientes, amazónico y alemán, y la posición doctrinal de un cualificado represente de la
jerarquía eclesiástica como el cardenal Müller. Contra la opinión del purpurado, Pikaza
ve en ambos sínodos la superación de la crisis actual de la Iglesia no por la vuelta a la
Iglesia imperial, colonizadora y asentada sobre la “ontología del poder”, sino por la
vuelta a las aguas del Jordán para rescatar el espíritu originario de Jesús y de su
evangelio y el establecimiento de la autonomía de las iglesias desde la igualdad de las
personas y la comunión desde los pobres.
Carlos SÁNCHEZ MATO, profesor de Economía aplicada, considera un acierto del Sínodo
al poner el foco en la dramática destrucción de la Amazonía, verdadero pulmón del
planeta y se pregunta directamente “cómo abordar la emergencia climática”. La
respuesta, a su juicio, debe partir desde el “sitio adecuado” que ya no puede ser el
capitalismo mundializado y depredador de la vida y el planeta, que está mostrando
sobradamente sus límites sistémicos y estructurales, sino desde la “ecología integral”
defendida en la Laudato si y afirmada abiertamente por el Sínodo Amazónico.
Recogemos además en la tercera sección de la revista, en la brecha, tres aportaciones
directamente relacionadas con el tema: la reactualización, 54 años después, del Pacto
de las Catacumbas por una iglesia sierva y pobre, realizado entonces por 42
participantes en el Concilio Vaticano II; en esta ocasión un nutrido grupo de integrantes
del Sínodo Amazónico regresaron a las catacumbas para renovar aquel pacto por una
iglesia con rostro amazónico, pobre y servidora, profética y samaritana.
Por su parte, el obispo, poeta y profeta Pedro CASALDÁLIGA, nos invita, con su Proclama
Indígena, a volver la mirada a esa Amerindia, pródiga y olvidada, maestra inevitable de
nuestra ciencia fracasada y profeta de nuestra suficiencia sin salida.
Y desde la región caribeña, Marcos VILLAMÁN, teólogo y sociólogo, refleja, con matices
propios, la centralidad de esta propuesta ecológica del Sínodo tanto en la reflexión
actual como en el ámbito de la fe de las personas y de sus instituciones.
Cerramos este número de Éxodo con la presentación que hace Miguel A. DE PRADA del
libro de Santiago A. Cantalapiedra, La Encrucijada, crisis ecosocial y cambio de
paradigma; un breve y bien articulado texto que nos permite penetrar en los grandes
retos que nos presenta este tema y en las posibles salidas a esta gran encrucijada.
Feliz año 2020.