Enviado a la página web de Redes Cristianas
Si ya no necesitas cuentos para dormir; si ya no juegas al escondite y a la gallina ciega; si ya no tienes las hormonas en ebullición ni el ímpetu de un miura; si ya no pretendes comerte el mundo; si has cambiado la audacia y la osadía por la prudencia; si tu ambición ha dejado de ser virtud para convertirse en defecto; si ya no crees que puedes cambiar el mundo;
si ya no confías en los dioses ni en los hombres; si ya no eres esclavo del deseo sexual imperioso; si en tu agenda personal predominan las citas con los médicos; si miras al mundo con conmiseración y sospecha; si el vacío existencial te ha hecho filosofo; si ya no te causa temor la muerte que divisas en el horizonte; si todo esto te pasa, entonces es que ya eres un viejo. Un viejo que ha vivido. Un viejo tal vez perplejo ante el enigma del universo, ante el milagro y misterio de la vida.
/ Antoñán del Valle (León)