Si vengüencia para Europa, en frase del Papa Francisco y afirmada en nuestro Comunicado, son las muertes de los inmigrantes de Lampedusa, también lo es para nosostros, los sevillanos, la muerte de Piotr Piskozub, de 30 años, que tuvo lugar en el Albergue muncipal de Sevilla. Pongo a continuación estas dos crónicas que han recogido los pormenores de la Concentración que hicimos ayer a las puertas del mismo Albergue. La primera está publicada por el periódico digital Andaluces.es (http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/piotr-piskozub-perdonanos/) y la copio a continuación. La otra la ha publicado eldiario.es y refleja otros pormenores(http://www.eldiario.es/andalucia/concentracion-muerte-joven-albergue_0_184082407.html) :
Sus manos estaban unidas. Su barbilla reclinada. Sus ojos cerrados. A su alrededor, la gente hablaba de recortes en sanidad, en asistencia social. También de lo injusta y puta que es la vida. Ella, una mujer de mediana edad, seguía en silencio. Un silencio que se hizo colectivo. Sobre su pecho, sujeto con dos alfileres, un cartel, hecho con un simple folio, en el que se podía leer una frase: ?Piotr Piskozub, ¡perdónanos!?. El silencio se rompió y las manos de la mujer se separaron para unirse al aplauso que rompió el minuto de silencio que más de un centenar de personas, ciudadanía anónima, dedicaron al joven polaco, de 23 años, que hace justo una semana murió en el mismo albergue de Sevilla donde ayer se le recordaba. La concentración fue una mezcla de protesta y último adiós.
?No es momento de lamentaciones, y menos de alardes del deber cumplido. Es momento de, sin esperar resultados de autopsia o la investigación judicial, asumir responsabilidades??. Arrancaba así la lectura del manifiesto de las organizaciones convocantes, que pusieron el acento en la atención social a las Personas Sin Hogar (PSH), ?las que más sufren la crisis al haberlo perdido todo?? y ?se encuentran en una espiral de destrucción personal, social, laboral????. Un manifiesto en el que se pedió que jamás se produjeran ?más muertes sociales??.
Tras la lectura del texto, un hombre moreno y huesudo pidió la palabra, aunque prefirió no usar la megafonía. Realmente no la necesitaba. Su torrente de voz llenó la esquina de la calle Perafán de Ribera, en la que se ubica el albergue. ?¿Cómó llegó ese chico a esa situación? ¿Cómo hemos dejado que se muera así? Ha sido falta de humanidad, y de atención??, dijo. Necesitaba hablar y lanzar una pregunta: ?¿Qué sociedad estamos construyendo???. El hombre que mostraba su indignación por la muerte de Piotr, el hombre huesudo y moreno, era Antonio, el usuario del albergue que grabó al chico en el momento del fallecimiento. Su vídeo fue clave para que la historia recorriera toda España e incluso llegara a la televisión polaca. Pero a él lo expulsaron del abergue por grabarlo, aunque no se arrepiente: ?Yo solo quería denunciar lo que pasó??. Ahora Antonio vive en la calle, según explicó.
?Es muy triste que venga a buscar una vida mejor y se encuentre con la muerte??, afirmó Antonio Moreno, que hizo de improvisado portavoz de un grupo de las Comunidades Cristianas Populares que acudió a la concentración. Sus acompañantes, dos mujeres y dos hombres (todos pasaban los 55 años), reflexionaron en voz alta: ?Estaría muy solo??, dijo una mujer. ?En Sevilla nadie se muere de hambre, está Cáritas que reparte comida??, añadió otro de los cristianos. ?Que ocurra esto en una ciudad tan mariana, con tantas procesiones????, susurró Antonio, que al final del acto leyó en voz alta la elegía a Ramón Sijé, del poeta Miguel Hernández: ???Temprano levantó la muerte el vuelo/temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo????.
A cierta distancia, Elisabeth seguía la protesta. Tiene 31 años y dos hijas con las que vive en la Corrala Utopía, un bloque de viviendas, propiedad de Ibercaja, ocupado hace más de un año por familias desahuciadas: ?Hasta a esto vamos a llegar, que nos muramos de hambre y no de viejos. Esto es una pena??.