Queridos Reyes Magos: Disculpad que os llame Reyes porque ni lo erais ni me gustan las monarquías, ni que los obispos vayan a sus bodas. El año pasado os escribí una primera carta pidiéndoos unas cuantas cosas para este mundo, pero sobre todo para la iglesia que debería ser la continuadora de la obra de aquel niño que fuisteis a buscar a Belén.
Recordaréis que os pedía una iglesia que bajase a los pobres de la cruz, que escuchase al pueblo, que fuese democrática y dejase de hacer todo a dedo, buscase la verdad con todos, dialogase con la ciencia, que fuese antropocéntrica (de hombres y mujeres) y no androcéntrica (solo de hombres), y así valorase por igual a hombres y mujeres en la sociedad y en si misma y por tanto admitiese por igual a hombres que a mujeres para ser curas, obispos, etc., pero no como muchos de los de ahora que tanto dañan al mensaje de Jesús y no solo con la pederastia, pues para ser como los de ahora me parece que vale más que no lo sean.
Os pedía también una iglesia que revisase a fondo la moral sexual, denunciase a las multinacionales y a los políticos corruptos (en Roma tiene uno bien cerca de casa), defendiese la creación, gastase menos en boatos, caminase con los de abajo y no con los de arriba, etc. etc.
Pero no sé si es que se os traspapeló la carta, o llegó tarde, o no le hicisteis acaso porque os pedía demasiado, o que os pareció tiempo perdido, o tal vez porque los destinatarios de los regalos SON NIÑOS MALOS QUE NO LES INTERESA VUESTRO MENSAJE PORQUE ESTAN LEJOS DE BELEN. Lo cierto es que no me trajisteis casi nada de lo que os pedía. De todas maneras espero que la tengáis guardada para este año, volváis a leerla y me traigáis todo eso y algo más:
-Que pase la crisis para los pobres, sobre todo del Tercer Mundo, que la sufren cada vez más y les dura ya años y años desde que fuimos a colonizarlos para luego robarles cada vez más sus materias primas.
-Que los gobiernos gobiernen para los pobres, y no para los ricos, ni para los banqueros, ni para las multinacionales.
-Que no paguemos todas las culpas siempre los de abajo, sino los de arriba que son los verdaderos culpables de que haya empobrecidos.
-Que se legalice la droga para que deje de ser un negocio que mueve al año más de 400.000 millones de dólares y así destruye personas y familias, llena las cárceles, asesina a inocentes, mata a miles de vacas y terneros a los que les hacen comerla para pasarla de un país a otro, como pasa en Colombia, Guatemala o México.
-Que se acabe la carrera de armamentos y los gastos militares, 1.4 billones de dólares al año, y ese dinero se dedique a escuelas, hospitales, carreteras, investigación, etc., sobre todo para el Tercer Mundo.
-Que España deje de ser el séptimo país del mundo exportador de armas.
-Que el futbol y otros mitos mediáticos del mercado dejen de ser el opio del pueblo.
-Que el dinero deje de ser el dios que todo lo decide.
-Que se terminen las pateras desde Africa, los camiones de doble fondo en América y las carretas de varas en la India, porque los países ricos vamos a compartir lo que nos sobra con los países pobres y a combatir la injusticia y el hambre como causa principal de la emigración.
-Que se acaben para siempre los políticos corruptos que hacen mucho daño a la sociedad y a la misma política, que solo debe ser para servir al pueblo, empezando por los que más lo necesitan y que piensen en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.
Bueno, solo os pido una cosa más: que cada día haya más personas que se preocupen por un mundo mejor y más justo. En esto creo que me hicisteis un poco de caso y os lo agradezco mucho porque cada día hay más personas que caminan en esta dirección, como los 10 nuevos Universitarios que este verano fueron a conocer y a compartir con los empobrecidos del Tercer Mundo.
Muchas gracias por vuestra atención a esta segunda carta, y hasta el año que viene, en que espero volver a escribiros ante todo para agradeceros al menos algunas de las cosas que os acabo de pedir en esta segunda carta. Un abrazo muy cordial.-Faustino