Hace más de 50 años que las mujeres accedieron al sacerdocio en el mundo protestante. Hoy no tiene sentido que las mujeres no tengan este derecho, cuando la sociedad ha logrado la igualdad ante la ley y, poco a poco, su aplicación en la práctica. La Iglesia católica sigue negando a las mujeres la igualdad, y les sigue dando tareas secundarias, a menudo de criada.
Además de actuar de acuerdo con la sociedad actual, a la Iglesia anglicana incluir a las mujeres en el sacerdocio le ha garantizado la continuidad. Si no hubiera sido porque la mitad de las ordenaciones de los últimos años han sido de mujeres, la Iglesia anglicana habría entrado en una grave crisis, ya que hay una carencia de hombres que quieran acceder a ella.
En este contexto, ¿qué autoridad moral puede tener hoy la Iglesia católica para intervenir en la opinión pú- blica en materia de educación sexual o de cualquier otro tema de actualidad? ¿Permitiríamos, del mismo modo, que discriminara a las personas por otras características físicas, como el color de su piel o su grado de discapacidad?