Sigue la artillería pesada de algunos significados obispos y cardenales, apuntando una y otra vez contra Educación para la Ciudadanía. Dicen que educar en valores y en el respeto a los Derechos Humanos a todos los ciudadanos, no es de su competencia. Y eso, a pesar de que la Unión Europea lo establece para todos los estados miembros. ¿No será más bien que meterse a impugnar las leyes aprobadas en un Estado Democrático y aconsejar su desobediencia es algo impropio de nuestros obispos?(Redacción de R. C.)
El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, criticó hoy la asignatura de Educación para la Ciudadanía por «chocar» con los principios fundamentales del Estado democrático y con el derecho de los padres a determinar la educación moral de sus hijos, algo que no es «competencia del Estado».
Rouco Varela, que asistió a los cursos de verano de la Fundación Universidad Rey Juan Carlos en Aranjuez, afirmó que la asignatura, «tal y como ha sido desarrollada», es una materia de «educación para el hombre», lo cual «no es competencia del Estado».
«Los padres tienen derecho a determinar no sólo la fe estrictamente religiosa de sus hijos, sino las consecuencias de vida que se deducen de su profesión de fe o de otra visión del mundo y del hombre», aseguró, un campo en el que, aseguró, «se mete» la nueva asignatura planteada por el Gobierno.
En su opinión, «el problema es más serio de lo que parece», puesto que «el Estado se arroga la facultad de determinar obligatoriamente aspectos fundamentales de la formación moral de los niños» sin contar con el derecho de los padres a determinarla, lo cual, dijo, «esta en contra de la constitución».
Según explicó el cardenal, la solución es «fácil» ya que, en su opinión, basta con que el Gobierno revise los decretos, y no es necesario que lo haga con la ley.
El cardenal habló en su ponencia sobre el Papa Benedicto XVI, quien, explicó, cree que en la actualidad «hay que funcionar con el diálogo entre los protagonistas del pensamiento cristiano y del pensamiento laico» para converger en los «aspectos comúnmente aceptados por todos», aquellos que afirman la dignidad de todo ser humano y sus derechos fundamentales.
Su Santidad, aseguró, cree que sólo se puede «abordar bien» el problema de Europa -que se enfrenta a retos «enormes» como el Islam, el terrorismo o la globalización- si se ve al viejo continente «como un alma y una historia espiritual conjunta que se va formando a lo largo de casi los dos mil años del cristianismo», declaró.