Rouco: «Rezaré para que Losantos se convierta» -- José Antonio Zarzalejos (La Estrelladigital)

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Religión Digital

Ud. Sr. Cardenal no debe limitarse a rezar por el Sr. Losantos. Ud. es el principal responsable de que ese señor siga ahí al frente de la cadena episcopal. Además de rezar por él, le pedimos muchísimos españoles que tome medidas eficaces para solucionar de una vez ese problema que según la opinión de algunos obispos es un verdadero quebradero de cabeza para los obispos y una pesadilla para quienes pensamos que no es esa la mejor imagen que tiene que dar una emisora cuyo principal accionista es la Iglesia que pregona el amor, la tolerancia y el respeto (Redacción de R.C)
La entrevista del cardenal de Madrid con el presidente del Gobierno, en la Moncloa, tiene un valor simbólico especial. Porque acaece cuando desde el PSOE y el Gobierno se prometen medidas de corte laicista, y normativas que incidirán en la actual despenalización del aborto ?para facilitarlo? y en lo que se denomina eutanasia, estando las espadas en alto respecto de la asignatura de Educación para la Ciudadanía que una parte de la jerarquía eclesiástica ?y Rouco Varela desde luego? quiere evitar mediante la objeción de conciencia de los padres.

Y por supuesto, media entre ambos interlocutores la COPE, o mejor dicho, Federico Jiménez y sus conmilitones que depredan la radio de los obispos, al parecer, con el beneplácito de muchos de ellos, y específicamente con el visto bueno del presidente de la Conferencia Episcopal, que parece ser uno de sus más decididos valedores.

En alguna ocasión ya he escrito que a Rodríguez Zapatero le va bien la COPE actual porque deteriora la imagen y la credibilidad de la Iglesia en España e introduce serias contradicciones en la derecha política. ¿Por qué habría Rodríguez Zapatero de reclamar al cardenal que evite al injuriador y difamador ?según recientes sentencias que le han condenado tanto por injuria como por difamación? cuando presta servicios tan caros al PSOE y propio Gobierno?

Si el presidente hubiera querido, Jiménez y su entorno no estarían en la radio de los obispos, cuyos dineros ?los de la Iglesia? recauda el Estado que, además, la subvenciona para que alcance la suficiencia financiera que no logra conseguir con las aportaciones ?menguantes? de los católicos. Con el tiempo se verá que los mejores servicios que ha prestado Jiménez habrán sido a la izquierda y no a la Iglesia y, mucho menos, a la derecha democrática española.

Pero también el cardenal de Madrid es beneficiario de los despropósitos de Jiménez: la desmesura del radiofonista le confiere al prelado un estatuto de poder social y político que sin el turolense no tendría. Por el despacho arzobispal de la calle San Justo de Madrid pasan líderes políticos, empresarios y profesionales interesando del señor cardenal que Jiménez deje de zaherirles, atacarles e insultarles.

Y el teléfono del cardenal registra llamadas petitorias: desde S. M. el Rey, que recrimina a don Antonio María Rouco Varela que desde la emisora de los obispos se reclame su abdicación y se zahiera al Príncipe de Asturias y su esposa, hasta de Rajoy, que reclama un poco de moderación y respeto. El arzobispo de Madrid siempre responde de la misma manera: ?haré lo que pueda??; ?ese asunto es responsabilidad del Consejo de la COPE?? y ?rezaré para que se convierta (Jiménez)??. Esto que relato no es una fabulación: me consta y, en alguna ocasión, de manera personal y directa.

Rodríguez Zapatero y Rouco Varela saben perfectamente que esta situación está ya agonizando y que Jiménez ha dado de sí cuanto podía. El radiofonista será arrojado a la cuneta cuando su utilidad para unos y para otros ?él siempre ha sido un conseguidor de logros apetecidos por ajenos que han utilizado su visceralidad y obcecación? sea puramente marginal. Comienza a serlo y muy pronto Jiménez será el objeto de transacción para sentar un modelo de relación entre la jerarquía y el Gobierno acorde con los aires de esta nueva legislatura, una vez que el PP se ha apeado del 11-M y la extravagancia y el Gobierno, con la crisis a cuestas, haya cesado, de momento, de perpetrar desaguisados, dividir a la sociedad española y cargarse los valores que cohesionaban la convivencia nacional.

Pero aún queda tiempo para que el esquema de relación Iglesia-Estado se normalice, entre otras razones porque Rouco Varela quiere vender cara la cabeza de Jiménez. El cardenal de Madrid es un canonista especializado en las relaciones entre la Iglesia y el Estado en el siglo XVI (fue su tesis doctoral elaborada en Múnich) y sostiene ?ahí están todos sus escritos al respecto? unos criterios según los cuales la Iglesia debe disponer de un estatuto de poder real en la sociedad y en el entramado político.

Rouco Varela es un cardenal que se niega a aceptar la reformulación necesaria de la forma de estar de la Iglesia en la sociedad contemporánea. Y para resistir emplea desde un Jiménez en la COPE ?en detrimento del ideario de la cadena, hasta el punto de consentir el insulto de ?masón?? espetado por locutor al Nuncio de S.S. el Papa en España o la agresión institucional a la Corona o el menosprecio al cardenal de Barcelona? hasta el ?ejército?? de los ?kikos?? (los neocatecumenales), que son los que le movilizan la archidiócesis cuando lo considera oportuno, todo ello en detrimento de cualificados profesionales católicos en el ámbito de la radio o de institutos religiosos como la Compañía de Jesús o el Opus Dei, instancias de las que recela por su autonomía e independencia de criterio.

Rouco Varela, además, es un hombre ambicioso porque, aunque condicionado por achaques de salud, dio un sibilina batalla para descabalgar de la presidencia de la Conferencia Episcopal al pastoral y moderado titular de la diócesis de Bilbao ?Ricardo Blázquez? y encaramarse de nuevo él en el sillón de mando que consiguió por un voto de diferencia después de proponer a dos nuevos obispos ?uno de ellos su actual auxiliar, Martínez Camino? que fueron los que le dieron la victoria sobre el prelado de la capital de Vizcaya. Así es el arzobispo-cardenal de Madrid: un hombre de poder y para el poder.

Y esas sus características explican la postración de la Iglesia en España, que refleja en una revista ?Alfa y Omega, distribuida cada jueves con ABC? en la que sonroja contemplar el ?culto?? a la personalidad que se rinde al prelado gallego como si la jerarquía se quintaesenciase en su persona y en su criterio. Y Cañizares, primado de España y arzobispo-cardenal de Toledo, otrora aliado de Rouco, se ha dado perfecta cuenta de todo esto que relato sin ápice alguno de especulación.

Pues bien: con este hombre de la Iglesia, con su poder y con su capacidad política e intelectual, habrá de vérselas hoy el presidente del Gobierno, que sabe muy bien con quién está jugando la partida. Mientras tanto, Rajoy, al fondo, permitiendo ?por acción y por omisión? que el prelado en cierta medida le suplante.