Rouco: «Estamos afectados y como huérfanos»

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Religión Digital

«Estamos afectados y como huérfanos». Con estas palabras, el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, mostraba el sentir de todos los católicos españoles, que han acogido con estupefacción y sorpresa la renuncia de Benedicto XVI al solio pontificio.

En una nota que acaba de hacer pública la CEE -previa a la rueda de prensa que dará el propio Rouco esta tarde-, el cardenal muestra «nuestra más profunda gratitud por el impagable servicio prestado a la Santa Iglesia en estos intensos años de pontificado».

En el comunicado, los obispos españoles piden a los fieles «oraciones para el proceso de elección del Sumo Pontífice», al tiempo que reclaman «que encomienden al Señor la persona tan querida del papa Benedicto XVI, que le consuele y le dé fuerzas para seguir sirviendo a la Iglesia de un modo nuevo».

?ste es el comunicado de la Conferencia Episcopal:

Después de haber conocido esta misma mañana la renuncia de Su Santidad el Papa Benedicto XVI al ministerio petrino, me apresuro a expresar al Santo Padre, en nombre propio, y de todos los obispos miembros de la Conferencia Episcopal Española, nuestra más profunda gratitud por el impagable servicio prestado a la Santa Iglesia en estos intensos años de pontificado.

Estamos afectados y como huérfanos por esta decisión que nos llena de pena, pues nos sentíamos seguros e iluminados por su riquísimo magisterio y por su cercanía paternal. Al mismo tiempo, acogemos la voluntad del Santo Padre con reverencia filial. Estamos seguros de que el Señor bendecirá el costoso paso que él acaba de dar con gracias abundantes para el nuevo Papa y para toda la Iglesia.

Pedimos a todos los fieles que encomienden al Señor la persona tan querida del Papa Benedicto XVI, que le consuele y dé fuerzas para seguir sirviendo a la Iglesia de un modo nuevo mientras la Providencia disponga. Pedimos también oraciones para que el proceso de elección del Sumo Pontífice que se abrirá a partir del próximo día 28 sea guiado e iluminado por la fuerza del Espíritu Santo. Todo, en la confianza cierta de que el Señor está siempre con su Iglesia.