En breve la ciudad de Valencia acogerá el V Encuentro Mundial de las Familias (EFM), con la intención de dar cauce a la reflexión de muchísimos católicos acerca de la familia y con el aliciente mediático de la primera visita a España de Benedicto XVI. Los cristianos, que vivimos nuestra fe doblemente agitados por las injusticias del mundo y por nuestras propias contradicciones eclesiales, miramos este encuentro con la esperanza de que la ocasión no acabe siendo un acontecimiento de masas vacío de contenido, sino que verdaderamente sea momento propicio para abrir los ojos a la realidad familiar en este siglo XXI recién comenzado.
La familia es en estos tiempos una buena noticia para el mundo, pues en ella se viven con naturalidad el amor, el perdón, la incondicionalidad y la gratuidad como quizá en ningún otro espacio social. ?stos son, desde luego, valores que deberíamos exportar a otros ámbitos donde predominan excesivos egoísmos, conflictos gravísimos, rencores enquistados, deudas imperdonables y fracturas incurables ??que (reconozcámoslo) nosotros mismos hemos construido. Es aquí donde los cristianos podemos afirmar, desde la experiencia compartida y la vivencia del evangelio, la idea de que la familia es más plena si no se convierte en un espacio cerrado y en la medida en que ?superando leyes y normas morales excluyentes? pueda extender esa fraternidad a aquellos lugares donde las injusticias resultan más palpables.
En este sentido creemos que, en este encuentro, es urgente y crucial que los cristianos sepamos mirar de frente los problemas cotidianos que viven las familias de todo el mundo. Se escucha por estos días que este EMF se utiliza políticamente y que no se dice lo que se quiere decir. Ojalá desde la Iglesia se ayude a desvelar las implicaciones económicas y políticas de los problemas que cotidianamente afectan al entorno familiar, y se traslade esa reflexión a los foros en los que se pueden abordar tales implicaciones, empezando en primer lugar por las situaciones de pobreza que sufren tres cuartas partes de la humanidad, dentro y fuera de los países que llamamos ?desarrollados??. Una pobreza que es la raíz de otros problemas como la violencia doméstica, la marginación de barrios enteros en las grandes ciudades, la ruptura de familias a causa de una migración que busca mejores condiciones de vida y trabajo, y un largo etcétera. Sin ir muy lejos, en Valencia las familias jóvenes vivimos serios problemas, entre los que hay que destacar el acceso precario a una vivienda, la sangrante descompensación que se da entre los
salarios y los precios, o la educación de los hijos, con las dificultades que todos conocemos de poder conciliar la vida familiar y la vida laboral.
Nosotros/as, cristianos/as laicos/as comprometidos/as con nuestro mundo, ponemos nuestra mirada en el EMF con el deseo de que la Iglesia sitúe sus energías en defender el espacio doméstico y alentar a los poderes públicos a priorizar medidas concretas que resuelvan los problemas reales que vivimos las familias. Nos sentimos retados a compartir con el conjunto de la sociedad valores como la fidelidad o el compromiso y desear que en nuestra casa las familias de todo tipo se puedan sentir abrazadas y acogidas. Ojalá los cristianos seamos de verdad ejemplo en la utilización de nuestros medios, buscando antes la austeridad solidaria que la propaganda publicitaria, antes el testimonio de nuestra opción por los pobres que la escandalosa exhibición de un escaparate.
Ojalá hagamos nuestras las palabras que precisamente hemos leído en la web del V EMF ??la peor prisión es un corazón cerrado??? y escuchemos las señales de nuestro tiempo teniendo siempre en cuenta opciones que son distintas a la nuestra. Y, sobre todo, que este Encuentro Mundial no olvide a los ya olvidados.
Firma:
Comunidad de Vida Cristiana ?Ignacio Ellacuría?? de Valencia (80 personas)