Respuesta al obispo de Segovia: desahucios y suicidios -- Grupo de cristianos de Segovia

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Conviene tener un cierto sosiego cuando uno coge la pluma. Lo mismo es cierto para el que desde una tribuna lanza su verbo a los cuatro vientos.
Somos un grupo de cristianos que formamos parte de la Iglesia, como tales nos sentimos libres y convencidos para manifestar nuestra palabra sobre un acto acontecido en Segovia el día 19 de Diciembre, del que fue protagonista el Obispo de la diócesis. Ese día, de mañana, D. Ángel, ante un nutrido grupo de periodistas, afirmaba no estar de acuerdo en que hubiera una relación directa entre desahucios y suicidios, achacando estos a la pérdida de valores.

Por supuesto es muy libre de dar su opinión al respecto, ya que de una opinión se trata, como cualquier otro ciudadano. Algo más grave resulta darla en cuanto jerarca máximo y representante principal de la Iglesia segoviana. Esa opinión, debe estar sólidamente fundada, máxime cuando versa sobre un tema tan doloroso y sangrante, ya que si no podríamos caer en la tertulia de taberna en la que cada uno dice lo que le viene a la boca.

Seria retroceder muchos lustros ponernos a discutir sobre la incidencia de las circunstancias sociales sobre la vida de las personas. Ningún sociólogo en sus cabales podría negarlas, ¿cómo no van a influir directamente sobre los ciudadanos todas estas medidas que, desde el gobierno, recortan poco a poco sus mínimas seguridades vitales? Quedarse sin trabajo, no poder pagar las deudas contraídas y caer rápidamente en una espiral de marginación social, de miedo al futuro, de impotencia, de vergüenza??.. ¿No tiene efectos devastadores en las personas?

Las estadísticas lo demuestran: el índice de suicidios en Grecia, Portugal, España????., se ha disparado desde el inicio de la crisis. Algunos han llegado a golpear fuertemente a la opinión pública. Bien es cierto que no todos se suicidan, ¡gracias a Dios!, muchos simplemente rumian su desgracia en soledad, y solo unos pocos tienen la fuerza de encontrar a otros en sus circunstancias, salir a la calle y rebelarse contra una situación injusta, en la que ellos son las víctimas.

Otros toman las decisiones ?reparten dolor?? (Ruiz Gallardón), sabiendo claramente que ellos están a resguardo en la tormenta.

¿Cuál debería ser el papel de la Iglesia en esta hora de nuestra historia? Nos atrevemos a dar una respuesta: dejarse cuestionar por la realidad, hundirse bien en ella, impregnarse del dolor de los que más sufren????. y participar de palabra y de obra en este combate al que todos estamos invitados.

Nos resulta inconcebible que lo único que tenga que decir un Obispo de la Iglesia, sea la afirmación de un juicio moral sobre un acto tan dramático como el suicidio. Al tiempo que no hace un diagnóstico global de la situación y propone como solución la vuelta a los valores cristianos. ¿Dónde está la solidaridad, la empatía, es decir el ponerse en lugar del otro sintiendo como propio su dolor? ¿No es esta una actitud cristiana? ¿No es, incluso una actitud básicamente humana?

Hoy las palabras del Obispo de Segovia dan un paso atrás y vuelven a ser las de un prelado que juzga el presente con los criterios de un espiritualismo que prescinde olímpicamente de la realidad. Hoy también, D. Ángel propone esa conversión para resolver la crisis que nos azota

Todo se mueve en el mundo individual de las conciencias. ¿Dónde está ahí la justa autonomía de las realidades humanas? ¿Dónde los análisis sacados en la observación objetiva de la realidad y en la aportación de las ciencias sociales a ello?.

Definitivamente ¡no!. Hemos de ser rigurosos y un prelado no puede opinar desde los principios, y desde ellos juzgar a los que, inmersos en la dura realidad del día a día que les ha tocado vivir, esperan de la Iglesia que sea fiel a la vocación evangélica: Estar al lado del pobre y desvalido, del huérfano y de la viuda, del que es desposeído y lanzado a la cuneta por la mano de los poderosos y de una idea del mundo.

Sí, de la Iglesia en su conjunto, esperamos que viva su condición de pobre con los pobres, que prescinda de privilegios del pasado, ¡qué denuncie las injusticias y las causas estructurales de una sociedad enferma!

. Porque sí, señor Obispo, hay culpables de esta situación y tienen nombre y apellidos.

Y todo ello desde la conversión profunda a un Jesús que dio testimonio con su vida y con su muerte de que un mundo nuevo es posible, que el reino de Dios está aquí y que juntos (cristianos y no cristianos, hombres de buena voluntad) tenemos que hacerlo posible.

Feliz Navidad a todos y especialmente a los que sufren, a los que han perdido su hogar o están en camino de ello, porque a su lado está el Niño Jesús que encarna todas las esperanzas de un mundo mejor.

Ángel Luís Fernanz Chamón en nombre del grupo de cristianos de Segovia