Repensando el día del trabajador

0
51

Enviado a la página web de Redes Cristianas

Fuente: El Viejo Topo
Lucy González nació esclava en 1853, en Texas, Estado Unidos. Hija de una negra mexicana y un indio de Alabama, se casó con Albert Parsons a los 19 años. Eran una pareja ilegal: las «mezclas» raciales estaban prácticamente prohibidas en los estados sureños, y su vida social no era fácil, y menos siendo de los pocos activistas por los derechos de los negros en tierras de racistas. Las amenazas constantes que recibían les obligaron a partir hacia Chicago, en 1873.

Allí empezaron una nueva vida. Ella trabajaba y colaboraba en periódicos como The Socialist, y él estaba en una imprenta. Pronto se involucraron en la vida política de la ciudad. Recordada por su poderosa oratoria, González tuvo un gran protagonismo en la organización de las obreras en las fábricas de textiles del Chicago de finales del siglo XIX. Pronto llegaría el Primero de Mayo de 1886. Después de las huelgas para reclamar la jornada de ocho horas y de las revueltas y altercados posteriores, Albert Parsons y cuatro activistas más fueron condenados a la horca en un juicio político. Se los conocería como los Cinco Mártires de Chicago, y en su honor se establecería, años más tarde, el Día del Trabajador.

Tras la ejecución de su esposo, Lucy siguió recorriendo el país, organizando a las trabajadoras y escribiendo en periódicos sindicales. Aún en 1920 la policía consideraba a la viuda de Parsons ?más peligrosa que mil insurrectos??. Con 80 años de edad, Lucy continuaba dictando discursos en la Plaza Bughouse de Chicago. Seguía asesorando, formando. Murió el el 7 de marzo de 1942: sus miles de documentos y libros fueron confiscados por la policía.

Texto extraído del libro Latinas de falda y pantalón, de Hernando Calvo Ospina.

Además de recuperar este pasaje relacionado con las revueltas del 1 de mayo de 1886 en Chicago, proponemos algunas lecturas para este Día del Trabajador. Lecturas sobre trabajo, globalización, condiciones laborales, luchas sindicales y explotación. Libros para repensar el Primero de Mayo y reivindicar la lucha de aquellos que, como los mártires de Chicago, no descansan en su ímpetu por conseguir mejores condiciones.

Hoy está de moda que se nos considere consumidores, pero el mundo de la producción y los servicios todavía nos necesita como trabajadores. Mientras la globalización ha estado marcada por la búsqueda de trabajo barato en las regiones del Sur por parte de las empresas transnacionales, los sociólogos y los medios han prestado poca atención a los cambios que aquélla ha provocado en el mundo del trabajo. Este libro es el primero que analiza la respuesta del trabajo a la globalización, y en él se muestra un panorama crítico de esos cambios que afrontan los trabajadores y los sindicatos de todo el mundo.

La crisis económica se ha cebado en los trabajadores, y cada vez se oye hablar más de la necesidad del retorno de la lucha de clases. Pero, ¿había desaparecido? La lucha de clases no es sólo un conflicto entre la clase propietaria y los trabajadores que dependen de ella. También lo es ?la explotación de una nación por otra??, como denunció Marx, y ?la opresión de la mujer??, como escribió Engels. Estamos pues ante tres diferentes formas de lucha de clases, dirigidas a cambiar radicalmente la división del trabajo y las relaciones de explotación y opresión que existen a nivel internacional, o en un solo país, o en el seno de la familia.

La explotación de los trabajadores sigue siendo, hoy como ayer, la esencia del modo de producción capitalista. Sin embargo, la invasiva ideología neoliberal ha conseguido que ya no se hable de explotación en los países con un contexto social más avanzado, como si no existiera la realidad de la explotación en los países del capitalismo desarrollado.

Una aproximación a la situación de los trabajadores españoles que viven y trabajan en España a comienzos del siglo XXI. Situación que se caracteriza por su precariedad laboral y social, a veces al borde o dentro de la pobreza y la exclusión, junto con el recorte e incluso la negación de los derechos reconocidos en nuestro ordenamiento legislativo.

La clase obrera en España ha sufrido una radical transformación interna en los últimos 40 años, los que van desde el final de la dictadura franquista e inicios de la transición hasta nuestros días. El conjunto de los asalariados ha pasado de estar caracterizado por el obrero «fordista» a estar masivamente representado por el trabajador precario. El autor analiza aquí las claves que explican esta transformación.

El derrumbe del modelo fordista ha llevado al nacimiento de nuevos modelos de la llamada acumulación flexible. A pesar de que el proceso que ha caracterizado el desarrollo de los últimos veinte años ha estado marcado por un fuerte aumento de la productividad, el «factor trabajo» no ha obtenido ningún tipo de beneficio en términos de redistribución real de tales incrementos de productividad…