La transparencia económica de la Iglesia brilla por su ausencia, su gestión económica no es objeto de fiscalización. Ha transcurrido mucho tiempo desde que la Iglesia pasó de ser recaudadora de impuestos a tener que pagarlos. Es cierto que el diezmo, es decir, la décima parte de los rendimientos procedentes fundamentalmente de las tierras y el ganado a favor de la Iglesia, se suprimió por primera vez en España en 1837. Pero todavía hoy día esta institución mantiene muchos privilegios, entre ellos no rendir su contabilidad al Tribunal de Cuentas. ··· Ver noticia ···
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