¿No sería mejor, para la Iglesia, tomar la iniciativa, ponerse al frente de la manifestación, acabar con la espada de Damocles que exhiben cada dos por tres los Gobiernos de turno (éste especialmente) y proponer la revisión dialogada y pactada de los Acuerdos? Tarde o temprano (más temprano que tarde), habrá que hacerlo. Mejor, ahora, que la Iglesia está en mejores condiciones negociadoras. ¿O no?
Dado el avance de la secularización y de la indiferencia. O por el simple decrecimiento vegetativo de la población católica, a la Iglesia le interesaría negociar la revisión de los Acuerdos ahora mejor que dentro de cinco o diez años. Entonces, estaré pero que ahora, al menos cuantitativamente.
Incluso le ocnvendría hacerlo con un Gobierno del Psoe más que con uno del PP. Porque así la revisión tendría una mayor estabilidad y vocación de permanencia.
Y, además, la Iglesia se sentiría mucho más libre ante el poder político y no tendría que estar pidiendo perdón permanentemente por disfrutar de los supeustos «privilegios» que le conceden los Acuerdos.
Es cuestión de estrategia a medio plazo. ¿Qué opinan ustedes?