La «BUENA VOLUNTAD» (Eudokía)
(Reproduciré en el blog, durante estas Navidades, una antología de textos del libro recién publicado :
Juan Masiá, Vivir en la frontera, ed. Nueva Utopía, Madrid, 2009)
Paz a todo el mundo, querido por el Señor
En la tierra paz, cantamos, a todos los hombres y mujeres, porque los ama el Señor; porque todos y todas son objeto de la buena voluntad y benevolencia del Señor.
Los 35000 suicidios anuales en Japón y el incremento, tanto de “las personas sin techo” como de las llamadas “working poor” -en pleno corazón de una sociedad próspera, burocrática y tecnologizada- son la cresta de una montaña de hielo: una humanidad desesperanzada y empequeñecida.
En el mensaje con motivo del sesenta aniversario de la Declaración de Derechos Humanos, los obispos japoneses eligieron la expresión acuñada por el franciscano P. Honda, para referirse a las víctimas de la sociedad injusta y desesperanzada: no dijeron “los pequeños”, sino “los empequeñecidos”, no meramente pobres, sino “injustamente empobrecidos” (En japonés, chiisaku sareta hitobito). Sobre estas personas se posará la estrella de Belén, que se oculta sobre Wall Street.
En la Eucaristía del P. Honda con personas sin techo en Kamagasaki (Osaka), que me recuerda la de Entrevías en Madrid, resuena la voz del ángel: Paz en la tierra para todos y todas, porque todos y todas son amados por el Señor, son objeto de la “eudokía” o benevolencia divina. Como bien explica la teóloga Dolores Alexandre en su exégesis, la frase “paz en la tierra a todas las personas” se completa en su segunda parte traduciendo así: “que por algo a todas las ama el Señor”, “porque todas son amadas por el Señor”. La “eudokía” no se refiere inmediatamente a una mera buena voluntad de las personas, sino a la buena voluntad de Dios que acoge también a las personas de mala voluntad, derramando sobre todas y todos su benevolencia y gratuidad.
Como canta santa María del Magnificat, “”Derriba del trono a los poderosos y encumbra a los humildes”. Encumbra a los humildes para abrazarlos. Y hace apearse del trono a los poderosos para poder abrazarlos también. Y envía su paz a todos y todas, encumbrando a quienes padecen empequeñecimiento y haciendo apearse de sus tronos a quienes abusaban de poderes detentados. Los abraza a todos y todas con y desde su benevolencia..