Y allí descubrí que yo soy indígena; allí descubrí mi identidad. María de la Luz Alcázar Solano (Mary)
Montevideo, 26 de julio de 2010 ?
Mientras hoy navegamos en un mundo incierto, en donde el modelo sistémico corre rumbo a su desmoronamiento y donde los instrumentos que el capitalismo neoliberal se esta dando, actúa como parche a corto plazo, pero su insana apetencia por la acumulación los hace correr rumbo al estallido en el mediano Plazo y al desmoronamiento en el largo (aunque no demasiado largo)Plazo??
Ante este panorama las elaboraciones teóricas de la izquierda en el mundo, especialmente el desarrollado, parecen haberse quedado sin propuestas alternativas, ni siquiera de posibles caminos, para salir de este critico momento histórico de quiebre.-
Las vinculaciones profundas que gran parte de las naciones indoamericanas tenían con la creación, con Dios y con los otros, comienzan a emerger y obviamente del recuerdo histórico de esas vivencias, rescatado hoy a través del crisol de pueblos que han sobrevivido a una guerra de exterminio de 500 años, nos descubre con una nueva luz, una verdadera espiritualidad, que nos muestra otra forma de ser y hacer??que escapa a nuestros parámetros culturales para situarse en las antípodas, en una forma de vincularse con el universo que se siente parte de esta inabarcable realidad, que misteriosa se nos descubre, para ser capaces de asombrarnos con la trascendencia cósmica que toman el agua, la Luz, el Sol, la Tierra??Toda la Creación??Como formas de expresar a un Dios??absolutamente inconmensurable y sin embargo tiernamente cercano??
Allí surgen actitudes hijas de antiguas sabidurías, el plato común, la tierra comunitaria, la agricultura de subsistencia, el trueque??la danza y la referencia por el alimento??como lugar desde donde Dios nos entrega la vida??que no sólo es la física??
Esas culturas hoy aportan a la reflexión de la humanidad, nuevos colores, sonidos y sentires, que nos pueden ayudar a curar, este cáncer que ha generado el hombre dividido y encerrado??en el que nos transformamos, este homô accumulâtôris, es decir en un ente cuyo Dios, es la capacidad de acumular atención, amor, dinero, poder??Y cuya vida parece no tener otro objeto, así el sistema neoliberal nace como una gran patología, que es integral, abarca desde la espiritualidad hasta las relaciones más cotidiana de los hombres..
Y es justamente este secreto camino de vuelta a casa, a la tierra, a la sencillez de los ciclos naturales, al respeto de los gestos, las vinculaciones empáticas con todo lo creado?? y con todo el diverso?? Así la propiedad comunal, no es algo forzado, es algo que surge como una reacción espontánea???natural??, así la economía fraterna de trocar los frutos del trabajo??se vuelve una acción espontánea, así el respeto por la tierra y sus delicados equilibrios, se torna parte de la vinculación necesaria??
Esta entrañable vuelta al hogar ancestral que nos relata Mary, este descubrimiento de la raíces, que nos devuelve la identidad más profunda, que nos vincula con lo creado, todo lo creado de manera diferente, y que nos permite unirnos a las ondulaciones primordiales de la vida, aquello para lo que fuimos creado, que tiene que ver con compartirnos y renacernos en Dios??Es una clave de revelación para la humanidad??que le esta marcando su propio y necesario itinerario, un volver a lo esencial de lo humano, un refundar su vinculación con la creación y un sumarse a la refundación de la vida, que obra el Espíritu del Creador??Para desterrar al homô accumulâtôris, abrir las puertas al homô novum??
Esa transformación cósmica, es el único camino posible para que la humanidad, salga de estos tiempos oscuros y terribles??
(Información recibida de la Red Mundial de Comunidades Eclesiales de Base)