Herman@as en la fe:
No pedemos dejar de vista que «ser católico» de buena fe, es – debe ser -ante todo ser cristiano, es decir: tener a Jesús de Nazaret como camino, verdad y vida, vivir en el mismo espíritu. De ahí se plantea la pregunta:
¿de qué índole ha de ser la lucha para que venga su reino de justicia, de transparencia, de paz y de fraternidad dentro de todos los grupos humanos?
Con la palabra «lucha» se asocia fácilmente la violencia en sus diferentes formas. Dejemos en claro: El Evangelio de Jesús descarta toda clase de violencia. «El Reino de Dios» (ya presente) sufre violencia», más no opera con violencia. Lo sufre porque el «mundo» odia la luz, la verdad, porqué pone al descubierto su iniquidad.» Jesús nos enseña que el mal individual puede ser vencido por el bien ( ).
Grupos abusivos tienen que ser desenmascarados, pues el amor no solamente se limita a la beneficencia donde se da la miseria, la marginación, la enfermedad o la debilidad moral, sino
pone el dedo en sus causas. Es esto, esta miseri-cordia que llevó al Nazareno a la cruz: Era consecuente: El sacrificio que a Dios agrada es la miseri-cordia y no sacrificios expiatorios. Su sacrificio de Jesús era visto desde la verdad histórica, el acto extremo de amor.
(Información facilitada por la red mundial de comunidades eclesiales de base)