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Tal vez sea conveniente hacer una reflexión sobre el papel que desempeñan las asociaciones en general y las asociaciones de vecinos en particular. En primer lugar, hay que afirmar que el derecho de asociación es reconocido por todas las sociedades democráticas como un derecho natural de la persona; derecho que de ninguna de las maneras debe ser manipulado para intereses personales o partidistas. Nuestra Constitución lo consagra al declarar que ?se reconoce el derecho de libre asociación para fines lícitos, de acuerdo con lo establecido en las leyes??.
No obstante, la libertad de asociación, hasta el 22 de Marzo del 2002, se estaba rigiendo por la ley de 24 de diciembre de 1964. Y no todas las asociaciones han actualizado sus Estatutos a la nueva normativa ni se ha favorecido la integración al sistema democrático.
La participación de los ciudadanos en la gestión de aquellos asuntos, que les afectan de una manera directa, es un fenómeno íntimamente ligado al proceso de profundización democrática activa de las instituciones. Para ello, es necesario consolidar un fluido diálogo entre concejales elegidos, equipo de gobierno y resto de miembros de la corporación, con la vertebración ciudadana a través de movimientos asociativos y ciudadanos en general. Conviene hacer una matización porque asociarse es un derecho, nunca una obligación, También debe quedar claro que, desde la ley de asociaciones de 22 de marzo de 2002 se pueden crear tantas asociaciones como grupos de personas quieran asociarse con fines y objetivos determinados. Existe una gran diferencia entre Corporación Municipal, elegida para gobernar la ciudad y movimientos asociativos que tienen unos fines según sus Estatutos y abiertos a la colaboración.
Es necesario reafirmar que las asociaciones no son patrimonio de ningún partido político aunque algunos miembros de Juntas Directivas pertenezcan a partidos concretos. Pero se equivocan quiénes juegan a convertirse en candidatos en próximas elecciones municipales y tampoco aciertan los partidos cuando pretenden aprovecharse descaradamente y manipular a las asociaciones. Las Asociaciones deben nacer del seno de la sociedad con el fin primordial de defender y promover la mejora de la vida de los ciudadanos. Han de ser una respuesta ciudadana solidaria, respaldando a los ciudadanos y facilitándoles la información justa y necesaria. El Consistorio, con los recursos que obtiene precisamente de la contribución de todos los conciudadanos, debe dar unos servicios y desarrollar unas actividades en las mejores condiciones y con el mayor grado de equidad posible.
Cada día se necesita más una sociedad vertebrada y sectorizada, de grupos de interés concretos que dé a estos mismos intereses una gran importancia en sus decisiones políticas. Hay que desarrollar una política del movimiento asociativo en los siguientes términos:
Impulsar el desarrollo normativo preciso que permita dinamizar y vitalizar el movimiento asociativo.
Propiciar el desarrollo y promoción de las asociaciones de vecinos y similares.
Establecer los cauces necesarios para dar una mayor información y transparencia.
Defender la igualdad de trato a todos los grupos y colectivos que deseen utilizar la vía participativa en defensa de sus propios intereses.
Propiciar el apoyo material y técnico que permita a las asociaciones su desenvolvimiento y asumir el papel de protagonismo en la legítima defensa de sus intereses, respetando a su vez su autonomía e independencia.
Decir, finalmente, que para vertebrar la sociedad hay que pasar por dar protagonismo a las asociaciones y no atenderlas sólo en la medida que proporcionen votos en unas elecciones.
Quien quiera gobernar democráticamente ha de contar con las asociaciones para priorizar las necesidades, de manera objetiva, y dar soluciones a los problemas concretos de la ciudad.
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