Reaccionemos… -- Jaime Richart

0
200

Enviado a la página web de Redes Cristianas

Si se va a ver en lo que digo a continuación un sermón de cura obrero o una plática de telepredicador, abándonese la lectura. Los mensajes en contrario que llegan de todas partes, entran por todos los resquicios de nuestras vidas. Son muy difíciles de contrarrestar. Y como soy de los que siguen pensando que el ser humano se compone de cuerpo y también de espíritu, las religiones han entrado en franca decadencia y han abusado tanto, no me privo de razonar en torno al espíritu que también recuerdo poseemos, sin tener que recurrir al psiquiatra o al psicólogo para seguir adelante. Por eso, al espíritu, no a la materialidad del cuerpo me dirijo…

Las oportunidades de ser felices las personas dependen muy poco de las condiciones políticas y económicas en las que viven. La persona que es capaz de no seguir la estela del consumismo y de no crearse ninguna necesidad, al instante se ha convertido en un ser independiente: el principio de la felicidad. Las condiciones que el sistema socieconómico de occidente ha generado en las poblaciones son, justo, la mayor trampa en la que el ser humano ha caído en el siglo que vivimos, cerrándose a sí mismo el paso a la felicidad…

Como pese a todo esas condiciones existen, aprisionan y determinan a tantos, y las desigualdades son tan manifiestas que a su vez dan lugar al agravio comparativo, consideremos a los opulentos y a los ricos seres desgraciados que sólo viven para un consumo frenético y para ocultar su desgraciada vida practicando la ostentación entre ellos y reforzando su inexistente felicidad por las carencias de los otros. Pero en su demasía se encierran el tedio, la ansiedad, la insatisfacción permanente… cuando no la desesperación. Desconocen absolutamente los bienes del espíritu, la ataraxia, y las delicias de la contemplación, de la emoción estética y de la paz. Las buscan en artificios y placebos pero sus condiciones de vida son incompatibles con todo eso. Por ello nunca las encuentran verdaderamente.

Pese a ser los tiempos que vivimos tan dificultosos, tan ásperos y tan poco propicios para la ilusión y la esperanza, tanto esas cortapisas llegadas de una pandemia ficticia como aquel objetivo político que viene haciendo forzosa la austeridad, que para unos no cuenta pero sí para la mayoría, aprovechemos para reorganizar la vida personal empezando por poner en orden la cabeza, la mente y el espíritu, sosláyemos un materialismo tan destructivo como una guerra armada convencional y cultivemos los generosos y abundantes bienes del espíritu, una vez resuelto el asunto de la alimentación imprescindible…

18 Mayo 2021