Presenta ‘Así empezó el cristianismo’ (Verbo Divino)
«En la Iglesia católica del último siglo se ha confundido en exceso la unidad con la uniformidad»
«En España, la Iglesia católica no sufre, de ningún modo, persecución. Decir que la sufre es una exageración»
Así empezó el cristianismo
Rafael Aguirre, sacerdote y profesor de Sagrada Escritura en la Universidad de Deusto, ha sido coordinador de ‘Así empezó el cristianismo’, libro en el que ha participado un grupo de ocho biblistas de solvencia.
Han sido años los dedicados a las investigaciones que han culminado en esta obra, editada por Verbo Divino, en la que se demuestra el interés actual por el pasado y por el futuro de esta religión universal. Es el tema, siempre permanente, sobre el que, en el Aula de Cultura de ‘La Verdad’, que dirige García Martínez, hablará el citado teólogo mañana. Lo entrevista Pedro Soler en La Verdad.
-Vivimos en el año 2011. ¿No le parece un tanto extemporáneo querer descubrir ahora lo que empezó hace dos mil años?
-Es que, tanto desde el punto vista cultural como eclesial, existe una crisis, que hace que volvamos los ojos a los orígenes, porque en ellos se buscan nuevas posibilidades, además de perfilar la propia identidad. De hecho, está saliendo una auténtica avalancha de libros sobre la figura histórica de Jesús y sobre los orígenes del cristianismo. Son libros muy desiguales, porque algunos parecen novelas de ciencia-ficción, mientras que otros ofrecen investigaciones muy rigurosas.
-¿Se debe a que hay escritores con osadía suficiente para pisar todos los terrenos?
-Sí. Y sobre todo porque son libros que pueden tener éxito comercial, y se explotan. Nosotros, en ‘Así empezó el cristianismo’, hemos pretendido una investigación rigurosa y seria sobre el pasado, pero, indudablemente, porque también nos interesa el presente y el futuro del cristianismo.
-Pero, ¿qué pretenden demostrar exactamente?
-Queremos demostrar que el cristianismo no cayó del cielo como una realidad ya hecha. Tampoco responde a decretos estrictos o fundaciones de Jesús, sino que se fue gestando a través de todo un proceso histórico, complejo, conflictivo y plural, que dura desde el año treinta hasta la segunda parte del siglo segundo. Descubrir y analizar ese proceso nos lleva a comprobar la vitalidad de aquellas generaciones y, como ya decía, puede ser muy instructivo para el presente.
-¿Por qué?
-Pues porque nos hace descubrir posibilidades que quedaron perdidas en el camino, y nos ayudan a centrarnos en lo verdaderamente importante y esencial. Pero queda siempre una tarea abierta, y es saber cómo se puede desarrollar esto en el futuro.
-Me hablaba de crisis. ¿Cómo la está viviendo el cristianismo?
-Hay una crisis en los países de vieja cristiandad, porque el choque entre una cultura ilustrada y el cristianismo vive un forcejeo, en el que no acaban de encontrar su espacio. En un mundo globalizado, el cristianismo está dejando de ser eurocéntrico, y, hoy, la mayoría de los cristianos está en Latinoamérica o en Asia, donde existen cristiandades vivas y emergentes.
-¿Nos estamos quedando sin religión?, porque siempre se ha dicho que el cristianismo era religión única y verdadera.
-Hoy hay más religiones en el mundo. No puede decirse que sea única y verdadera. Están el Islam, el budismo, el hinduísmo… Hay más religiones, pero el cristianismo reivindica una pretensión de verdad, lo que no quiere decir que todas las religiones se identifiquen con el error pura y simplemente. Dios es un misterio que nos desborda, y las vías de acceso a Él no las monopoliza nadie. Lo que sí es cierto es que el cristianismo reivindica que lo que él afirma y el camino que él supone tienen una verdad especial. Es la reivindicación que nos hacemos los cristianos.
-¿A qué se deben tantas rupturas a lo largo de la historia en el propio cristianismo?
-Lo primero que hemos de tener presente es que el cristianismo es esencialmente plural. Una de las cosas que se pone de manifiesto en el estudio de los orígenes del cristianismo es la gran pluralidad del cristianismo primitivo, que supone que unas iglesias sean muy distintas a otras, pero que se respetaban, se admitían y eran capaces de estar en comunión. Quizá, muchas veces, en la Iglesia, sobre todo la católica del último siglo, se ha confundido en exceso la unidad con la uniformidad.
-¿Se merece la Iglesia los varapalos que se lleva actualmente?
-Pienso que lo que están sufriendo los cristianos coptos en Egipto es una verdadera persecución, y lo que sufre el cristianismo en algunos países musulmanes es también persecución absolutamente intolerable. En defensa de la libertad y de la dignidad humana más elementales debiéramos salir a defender a estas iglesias. Otra cosa muy distinta es lo que pasa en España y en otros países occidentales.
-¿Qué le pasa a la Iglesia en España?
-Pues que aquí no sufre, de ningún modo, persecución. Decir que la sufre es una exageración. Además, la Iglesia española, muchas veces, ha tenido una situación de monopolio y ha disfrutado de muchos privilegios. Hay sectores sociales que piden memoria de todo, y que ven con una especial prevención a la Iglesia. Hace falta que las aguas se calmen, porque la Iglesia tiene que aprender a vivir en una sociedad laica y plural sin privilegios.