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Que tu iglesia sesa espacio de libertad, de justicia y de paz -- Javier Sánchez

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Esto es lo que dice una de las plegarias eucarísticas del misal romano, por cierto, “de las oficiales”, “ que tu Iglesia, Señor, sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando”, y esto es lo que yo creo que hemos vivido nosotros en el dia de nuestra fiesta, en el dia de la fiesta de la parroquia Sagrada Familia de Fuenlabrada.

Una vez mas hemos podido constatar que los elementos externos favorecen el encuentro y la fraternidad pero que si desde dentro esos valores no se “mamam” no podemos hacer nada. Hemos podido comprobar que por mucho que haga un dia de sol precioso si no somos capaces de realizar juntos esa fraternidad, ese sol no vale para casi nada. Amanecio un dia gris, lluvioso, feo, como hacia meses que no amanecía, pero quizás nuestro corazón que es el importante, amaneció con sol, con alegría y con esperanza. Y esto es lo que durante todo el dia hemos podido juntos respirar, compartir y celebrar.

La idea de nuestra fiesta surge porque nuestra patrona “la Sagrada Familia” siempre cae en el calendario en una fecha complicada, al ser los días de navidad y en los que todos estamos un poco dispersos, y nos pareció importante no pasar por alto una “dia de fiesta comunitaria”, un dia en el que pudiéramos juntarnos todos para celebrar la fiesta de nuestra comunidad. Y desde hace ya varios años asi lo venimos haciendo el tercer domingo de noviembre. Coincidiendo además casi con el aniversario de la inauguración de nuestros locales y templo actuales, un 29 de noviembre de 1988, del que ya hacen casi quince años. Y ayer, 17 de noviembre, se cumplió el dia de nuestra comunidad, el dia en el que todos intentamos reunirnos para celebrar que nuestra parroquia tiene que ser un espacio diferente, un espacio en el que todos puedan acudir para estar, para reir, para cantar, para llorar cuando sea necesario, y para especialmente expresar que el Dios de la vida nos sigue invitando cada dia de nuestra existencia a ser felices y a compartir felicidad con cada uno de los que nos cruzamos. Es verdad que todos somos de diferentes maneras, que todos podemos tener diferentes dificultades, que en ocasiones surgen malos entendidos y cabreos, pero también es verdad que todo eso se puede ir superando desde descubrir que nos convoca Alguien diferente para hacer posible algo diferente. Ayer pudimos comprobar que “otra Iglesia y otro mundo pueden ser diferentes”, (que también rezamos en nuestras plegarias no oficiales), y pueden ser diferentes porque Dios nos convoca a ello, porque nos invita a que juntos podamos construir un mundo y una Iglesia especial, una Iglesia al estilo del sueño de Jesús de Nazaret: una Iglesia y un mundo al estilo del Reino de Dios.

El dia como decía amaneció no solo nublado, sino diluviando, no paró de llover desde que amaneció. Esperámos que vinieran los tres chavales privados de libertad que venían de la cárcel, junto con los tres educadores, para poner el mercadillo con los productos que ellos trabajan en los talleres ocupacionales dentro del centro. Y a las nueve y media en punto estaban ya en la parroquia. Preparamos las mesas donde no pudiéramos mojarnos (en el pequeño porche, que es mucho decir porche ,de nuestra parroquia), y mientras que la responsable del taller de Navalcarnero traia las cosas en otro coche, una voluntaria de la parroquia y de la cárcel, Uge, como siempre bien dispuesta a todo, nos preparo un café y unas pastas para comenzar el dia, que ya comenzaron a hacer comunidad. Rápidamente llegaron las cosas de artesanía de los talleres y los chavales lo montaron todo para cuando llegara la gente a la misa. Y antes de las once comenzaron a llegar las primeras personas, todo esto bajo un cielo gris y lluvioso, que no nos abandono durante todo el dia.

Y también enseguida comenzó el movimiento entre la gente que iba llegando para preparar la Eucaristia de los niños, la misa mayor, donde nos reunimos sobre todo niños, pero también con sus familias, y también gente de más edad, que prefieren este misa mas participada, mas festiva y mas movida. Cada grupo de la parroquia tenia ayer encomendada una tarea dentro de la misa, y todos participaron.

El mensaje fundamental era el de la acogida, era el objetivo que en la asamblea de comienzo de curso nos pusimos para todo el año (bueno y que desde los comienzos de la parroquia nos acompaña, porque ya en la primera asamblea parroquial del año 1996 deciamos que el objetivo de la parroquia tenia que ser “una parroquia abierta y acogedora”). El grupo de limpieza, el grupo de pastoral penitenciaria, el grupo de los religiosos, las catequistas de los dos cursos, el junior, caritas, liturgia, la economía… todos nos sentíamos familia, y todos nos sentíamos comunidad y asi queríamos celebrarlo. La lectura que escogimos para el evangelio era la de las parábolas del Reino de Mateo para incidir especialmente en que todos desde nuestra pequeñez, contribuimos a hacer algo por los demás, y que de todos depende el que podamos o no ser felices, ese es el mensaje de Jesus siempre: que todos seamos felices y podamos hacer felices a los demás.

Y los niños y todos yo creo que enseguida lo entendimos, todos decíamos que podíamos hacer felices cada dia a los demás. En un momento de la homilía hablaron también los tres chavales de Navalcarnero y comentaron lo que hacen en la cárcel y lo importante que es para ellos encuentros como los que estábamos teniendo y que se sentían muy acogidos y muy queridos en la parroquia. Cuando terminaron de hablar todos les dimos espontáneamente un aplauso y luego yo pregunte a los niños si se imaginaban asi a los presos, y uno de ellos, con la candidez habitual de cualquier niño dijo “yo me los imaginaba malos”, y todos soltamos una gran carcajada.

Una idea que el niño, desde su espontaneidad había dicho pero que quizás también muchas veces todos tenemos, “están en la cárcel, oímos a veces, porque se lo merecen, porque algo habran hecho”, y es verdad, todos han metido la pata de alguna manera (pero como la metemos todos), pero a la vez el niño nos hizo ver que los presos son como cualquier persona, que también rien, que también sufren, que también se sienten acogidos o despreciados, y que sobre todo son personas y son hijos de Dios. Detrás de la carcajada general que nos provoco la intervención del niño en el fondo se hacia de nuevo realidad lo que rezamos en la plegaria “que tu Iglesia sea un lugar de acogida, de libertad, de paz…”.

Terminamos nuestra misa con el canto “viva la gente”, que muchos días también cantamos en las misas y que sin duda reflejaban lo que estábamos viviendo en aquel momento, “habría menos gente difícil y mas gente con corazón…”, era el corazón lo que nos unia, no había personas en libertad y personas en prisión, había una gran comunidad unida por intentar hacer y vivir algo diferente.

Continuaba lloviendo y la gente de la misa de niños fue saliendo para también comprar las cosas del mercadillo de los chavales de Navalcarnero, porque además enseguida venia la gente para la misa de 1. Comenzaron los saludos mas espontaneos, también con familias de chavales de la prisión que habían venido y con los que nos reunimos una vez al mes, incluso chavales que ya están en libertad.

Unos venían muy bien, otros como nuestro Jorge venia muy mal, venia absolutamente nervioso, chillando… varios voluntarios le cogieron para intentar calmarlo, y como siempre Carmen, su sufrida madre, sin saber que hacer y avergonzada por el espectáculo; en Jorge vemos cada dia la terrible miseria humana y la cruz se torna especialmente cruda, pero también vemos en cada una de las personas que se acerca a él con buena voluntad, al buen samaritano que venda las heridas del crucificado; en Carmen vemos a la madre sufriente al pie de la cruz, pero también en tantas personas que la acogen el cariño y la acogida de tantos, y sin duda la resurrección, ella vino con la familia de otro chaval que estuvo en la cárcel y todos se acercaban a ella para apoyarla y ayudarla: es la solidaridad y el cariño de los pobres, de los sufridos, es la solidaridad de las bienaventuranzas. Pero también vino otro Jorge, que ya esta en libertad, y que enseguida me abrazo y me beso para decirme lo agusto que se encontraba, se tenia que marchar y al abrazarme para despedirse me puso en la mano 20 euros “no puedo hacer mucho, pero hay que gente que esta peor que yo, y yo se que tu los vas a emplear bien”, con lagrimas en los ojos lo despedí y sentí que “Dios de nuevo nos estaba visitando”.

Y también otra madre, Teresa, que había venido la primera vez la semana pasada a la reunión de familias de presos, y que con sus ochenta años no entiende que su hijo este en la cárcel, no paro de llorar en la reunión de la semana pasada pero decía que se había sentido muy bien. Se encontraba emocionada, la monitora de la cárcel acudió para consolarla y ella se sintió muy arropada y querida. Luego me decía que cuando vio a los presos salir al altar se derrumbó “cuando dijiste que venia los de Navalcarnero no pudo soportarlo, era como una especie de presión la que sentía en el pecho y me eche a llorar, pero todos estaban conmigo”. En Teresa de nuevo la imagen de Maria que acompaña a su hijo crucificado, pero también la imagen de todos los que a su lado, intentábamos consolarla, también la imagen de la comunidad que surge desde la entrega, desde la cruz, y que se dedica a transmitir vida y esperanza a los demás.

Todo eran saludos y abrazos de personas que se despedían porque ya se marchaban y de otras que llegaban para la misa de 1, había fraternidad, cariño, había ganas de hacer juntos algo nuevo. Los monitores del junior se subieron a las salas de arriba para jugar con los niños que querían, ya que no podían jugar en la calle por el agua, y al instante comenzó ya la misa de 1, que celebro el otro compañero cura que viene también ahora a la parroquia. Habia menos gente pero se seguía respirando un ambiente especial, la gente era toda mayor y la misa era diferente pero la acogida y el calor humano era el mismo. De nuevo los chavales de navalcarnero intervinieron al final de la homilía y de nuevo la gente les escuchaba con atención. Hacia las dos termino la segunda misa y ya nos disponíamos como estaba previsto a comer juntos.

Primero preparamos las mesas en el salón y como no cabíamos porque eramos mucha gente preparamos las mesas en la Iglesia, y de alguna manera la imagen del resucitado que preside desde hace quince años nuestra Iglesia se sentía orgulloso; cuando lo pusimos, que tanto nos costo por su tamaño, decíamos que estaba con los brazos como acogiendo y que queríamos que fuese asi siempre, y en esa mañana asi estaba, desde la Iglesia que presida acogiendo a todo el que venia a sentarse y a participar en la comida.

Todos colaboramos en llevar las mesas a la Iglesia y en colocar los bancos, cada uno participo en algo, los que mas podían con las mesas, los mas mayores calentando la comida, las abuelas y abuelos poniendo su calor… y en un momento estaba montada nuestra gran mesa para comer. Fue especialmente bonito el que todos pasábamos la comida, el que estábamos todos pendientes de todos. Como siempre, como en el evangelio, sobro mucha comida y todos probamos de todo. Hubo toda una familia de un muchacho que vino de Navalcarnero que vino a acompañarle, padres, hermanos, sobrinos, unas veinte personas vinieron a comer con él: el “malo”que diría espontáneamente el niño se sintió arropado por su familia y por la parroquia.

Habia mucho de fraternidad en esta comida, y la Iglesia se había convertido en lo que Jesus quiere que se convierta: en un espacio para darle culto desde la vida, no había barreras, no había ritualismo, habla el corazón en cada uno de los que allí estábamos; el pollo al chilindrón, la ensaladilla, los filetes, las empanadas… todo pasaba de mesa en mesa, y de en estómago en estómago, no había nada de nadie, todo era de todos.

Y al final llegaron también los postres, pero antes el concurso de tartas que cada cual había preparado. Había un jurado que se encargo de degustarlas y de ver cual era la mejor. Se creo también un espacio bonito, curiosamente alrededor del altar, al estilo de la mejor de las eucaristías, en el altar se pusieron las tartas y todos alrededor las degustaban para ver cual era la mejor; y encima del altar la imagen del resucitado sonriendo y disfrutando con nosotros. Por fin, después de mucho probar y dilucidar la ganadora, que paso junto con todas las demás por todas las mesas, además de café que también habían preparado para todos. Si Jesus, el maestro fue acusado de comedor y de bebedor, también tenían que ser acusados asi sus seguidores.

Y toda comida buena tiene que tener una sobremesa buena, amenizada con las dotes de cada uno; y rápidamente se monto el espectáculo de cante y de baile, uno de los chavales de la cárcel cantaba y otro grupo de la parroquia de niños, de mayores, de jóvenes, tocaba, y bueno varias parejas de la comunidad también bailaban.

Fue un espacio fraterno, de comunidad y de fiesta. En el fondo de la Iglesia me sente a tomar el café y las tartas con lo educadores de la cárcel que no paraban de ponderar todo lo que había sido el dia, y yo les decía que había sido una pena por el agua, y ellos lo único que decían, sonriendo, era que la segunda parte, la comida de fiesta había sido mejor que lo primero, y que había que inventar excusas para ir a la parroquia con o sin mercadillo, porque la gente se estaba portado de manera especial, que lo de menos era vender o no vender, sino disfrutar de todo lo que estábamos viviendo y que los chavales de la cárcel estaban disfrutando como ellos. Por supuesto que al escuchar aquello me llene de orgullo y “de nuevo engordé” porque estábamos haciendo realidad entre todos el sueño de Jesus de Nazaret. No paraban de hablar de la imagen diferente de Iglesia y de comunidad que allí se respiraba y que todos estábamos haciendo posible.

Hacia las 5 de la tarde y después de recoger de nuevo toda la Iglesia ente todos y dejar todo perfectamente bien colocado nos fuimos marchando. Habia sido un dia bonito, un dia de comunidad, un dia fraterno. Las palabras de Jesus se hacían presentes “cuando dos o mas se reúnen en mi nombre yo estoy presente con ellos”, y sin duda Dios había estado presente entre nosotros, en la eucaristía, en la fraternidad, en el mercadillo, en la comida, en las tartas… en tantas y en tantas sonrisas que juntos tuvimos, en tantos y en tantos abrazos que nos dimos, y por que no, en tantas y en tantas lagrimas de emoción y de sufrimiento que tuvimos.

Parroquia Sagrada Familia de Fuenlabrada, parroquia de comunidad, parroquia de acogida, lugar de encuentro de mucha gente, lugar de risa, de llanto, de esperanza, de amistad, lugar cristiano donde se respira a Dios, lugar donde cada uno puede estar pensando y sintiendo lo que piense y lo que siente. Gracias un dia mas a todos los que formamos esta comunidad, gracias a todos los que con luces y con sombras nos empeñamos en hacer otra Iglesia y otro mundo diferentes. Pedir perdón por tantas cosas que seguimos haciendo mal, por tantos errores, por tantas dificultades, pedir perdón por si alguien se siente mal o no se siente reconocido. Y mirar hacia el futuro, mirar hacia adelante con esperanza, mirar en que la vida se puede vivir de otra manera. Mirar hacia el futuro haciendo la montaña de nuestra comunidad juntos “como las hormiguitas”, como en el canto que a veces cantamos.

Y las palabras de Jesus “sabed que no estais solos, yo estoy todos los días con vosotros hasta el fin del mundo”, que esas palabras acompañen nuestra vida y nuestro caminar como parroquia, como comunidad y que siempre tengamos como único objetivo, como única pretensión la de Jesus: construir el Reino de Dios, que se traduce ni mas ni menos en hacer que todos podamos ser felices al estilo del evangelio y de Jesus.

Fuenlabrada 17 de noviembre de 2013

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