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Aun con el peligro de repetirme, (he tratado este tema en mi artículos del blog «El Guardián del Areópago», del día 29/10(2018, días ante la falta de información de los medios de comunicación, y las dudas que muchos tienen sobre la no implicación de la Iglesia en la definitiva ocupación del cadáver de Franco, una vez sea exhumado del Valle de los Caídos, me he animado a dar la información que considero necesaria, y, después, mi opinión:
Vemos lo que ordena el canon 1242: «No deben enterrarse cadáveres en las iglesias, a no ser que se trate del Romano Pontífice o de sepultar en su propia iglesia a los Cardenales o a los Obispos diocesanos, incluso eméritos».
Es la Cripta una Iglesia? Vamos a ver: cuadro de horario de misa de la Almudena:
Horario de misas en la Cripta: De lunes a Sábado: 11,00 y 18,30 hs; Domingos y festivos: 11,00, 13,00 y 18,30 hs. Es decir, cinco (5) misas e semanales.
Como vemos, en la cripta hay cuatro misas por semana: dos en los días laborables, y dos los Domingos. Misas públicas, para la asistencia de los fieles: luego se trata de una Iglesia. El canon citado no habla de «templo parroquial», o «catedralicio», sino, simplemente, que «No deben enterrarse cadáveres en las iglesias», con las únicas excepciones del Papa, de los cardenales, y de los obispos de la diócesis, también los eméritos. La pregunta es, pues, ¿los que están enterrados en la Iglesia conocida como cripta de la Catedral de la Almudena» son alguna de las tres cosas señaladas en el canon? Franco, a pesar de haber entrado tantas veces en la Iglesias bajo palio, ¿es Papa, cardenal u obispo? Y otra pregunta embarazosa puede haber propiedad privada dentro de un espacio propiedad de la Iglesia, y más si este espacio es sagrado? Hace unos días leí en un periódico, de un periodista que no recuerdo, como tampoco del diario, que la propiedad privada de las tumbas en la cripta de la Almudena constituía un pecado de simonía, condenado severamente por la Iglesia cono pena de excomunión.
Sabemos que ese fue el modo de conseguir donantes, ¡o no tan donantes, pues tenía beneficio, como era poseer una tumba en terreno tan sagrado y señalado como la cripta de la Almudena»!, para los trabajos de terminación de la catedral de Madrid. Pero, ¿es motivo suficiente el beneficio económico, para establecer una excepción para el enterramiento en una Iglesia, tan poco evangélica, pues para solo los ricos podrían alcanzar esa excepción? Sabemos que esto sucedió hace tiempo, y, suponemos, que con la licencia de la Santa Sede. Pero no solo pedimos, sino que exigimos, por el bien de la Iglesia, por transparencia en tema tan sensible, y por corresponsabilidad entre jerarcas-ministros del Altar, y los fieles, que sea conocido y hecho público el documento vaticano que dio licencia para efectuar, lo que sin ella, sería un grave escándalo. Y, tal vez, ni con esa licencia, se podrá evitar el escándalo.
. Ahora una referencia específica a la relación obispos-Franco. Copio la nota que escribí al final del artículo que he citado:
«(Nota importante: en mi opinión, los señores obispos podrían perfectamente aprovechar la circunstancia de qué hacer con los restos de Franco, y, en vez de afirmar que la Iglesia española no puede hacer nada para que esos restos no sean inhumados en la cripta de la Almudena, intervenir seriamente, que sí puede, y, en mi opinión, debe. Me explico: la Conferencia Episcopal Española (CEE), en tiempos del cardenal Tarancón como presidente de la misma, ya solicitó el perdón de la sociedad española, en la famosa Asamblea Conjunta, por su actuación, nada neutra, en una guerra entre hermanos. Muchos católicos españoles, más españoles que católicos, no aceptaron de buen grado esa petición de perdón. Pero que yo sepa, los obispos, ni en aquel momento, ni después, como sucesores de los que durante tantos años condujeron al general golpista bajo palio, han pedido, seriamente, perdón, por lo que, objetivamente, puede ser calificado, sin exagerar, como algo no solo indecoroso y escandaloso, sino incluso sacrílego. Así que propongo que para compensar aquel trato sacro e indebido a un tremendo dictador, ahora se oponga a que sus restos sean enterrados en sagrado. La Iglesia, representada por la CEE lo puede hacer, y sería una magnífica compensación a tantas injerencias en la política de nuestra tierra, que la Iglesia española ha practicado desde siempre, y, más, desde la guerra civil hasta hoy. Demostraría una magnífica grandeza si así se comportara)».