Qué hacemos con la Cope -- J.A González Casanova, Catedrático de Derecho Constitucional

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El Ciervo

La gente dice de la Cope que es la emisora de los obispos. Los obispos dicen que es la emisora de la Iglesia. El Partido Popular afirma que es la radio de los ?buenos españoles??. El PSOE denuncia que es el portavoz del cardenal Rouco, presidente de la Conferencia Episcopal, en su constante ataque al gobierno de Rodríguez Zapatero. El periodista Iñaki Gabilondo se queja de ?la hipocresía de una organización (la Iglesia española) que está amparando un lenguaje verdaderamente incendiario??. El Rey, jefe del Estado, declara: ?He dicho a Rouco que recen menos por mí y por la monarquía y se ocupen más de la Conferencia Episcopal que controla la Cope??.

Frente a las múltiples protestas de los demás medios, intelectuales y organizaciones católicas contra los ataques, denuncias, calumnias, mentiras insultos, sectarismo e incitación a la violencia política dentro de la estrategia de crispación del PP en la anterior legislatura, los obispos defendieron a la Cope ?ante lo que supone ?según ellos? una auténtica campaña de acoso y coacción. Condenamos las amenazas que instituciones y particulares han ejercido en los últimos días a nuestros comunicadores, concretamente sobre Federico Jiménez Losantos, César Vidal e Ignacio Villa??. Los obispos apelan a la libertad de expresión, pero el fiscal, en el juicio entablado por el alcalde de Madrid, Ruiz Gallardón, contra Losantos por injurias y calumnias, le recordó al locutor de la Cope que tal libertad ?tiene unos límites??.

A la vista de la derrota electoral del PP, debida en gran parte a su desleal y violenta oposición al gobierno socialista, algunos obispos se han planteado un golpe de timón en los mensajes de la Cope. La emisora, en vez de evangelizar, fomentar la unión de los católicos y la concordia entre españoles, está colaborando a la división de la Iglesia y al espíritu guerracivilista.

Por otra parte, el respeto de Losantos (¡paradójico apellido!) hacia la Iglesia se traduce en calificar de masón al nuncio de la Santa Sede. Hasta un prelado que está en la línea más dura de la jerarquía eclesiástica, el cardenal Cañizares, confiesa que ?Losantos es un problema?? y se ha dolido que el cardenal Rouco, en plenas dudas sobre la continuidad del locutor, le haya renovado el contrato por cuatro años sin consultar a sus compañeros de báculo.

A los obispos catalanes siempre les molestó la catalanofobia de la Cope, pero aguantaron por disciplina hasta que, recientemente, el cardenal de Barcelona, Martínez Sistach, ha pedido claramente que Losantos sea despedido si no cambia de enfoque y de estilo. El problema ha llegado hasta el Vaticano y abunda la opinión de que bastaría una orden del Papa para que la Cope volviera al redil cristiano, del que nunca debiera haberse escapado.

Ese es el verdadero problema, no Losantos. Igual que Rajoy es acusado por los partidarios de la estrategia crispada de prescindir ahora de los ?duros?? que le tuvieron como portavoz, pues él sería tan responsable como ellos, así Losantos podría protestar de que ahora le echen de la Cope por haberlo sido de la Conferencia Episcopal, apoyada por Benedicto XVI.

El consejo ignaciano fortiter in re, suaviter in modo (fuerte en el fondo, suave en la forma) parecería hipócrita en los obispos. Debería cambiar en 180 grados la conducta episcopal en su política sectaria bajo el palio justificador de estar defendiendo a Dios y a su Iglesia. También el Papa debiera reflexionar sobre la confusión del mensaje cristiano con su particular visión defensiva y negativa de la misión eclesial, y confundir lo que él llama ?relativismo?? con lo que sólo es diálogo y consenso en una sociedad democrática y plural.