Enviado a la página web de Redes Cristianas
Jorge Glas regresó a la cárcel?? Un mes antes, cuando salió en libertad gracia a la valentía de un juez de Manglaralto, decía: ?Quiero dejar a mis hijos una herencia de dignidad y de honradez??. Ahora, después de la revocatoria del ?Habeas corpus? que le había devuelto la libertad, se entrega libremente a la justicia, denunciando
que su arresto no era menos que ?una infamia?? y afirmando que su lucha es ?para que los que la pasen mal, la pasen
menos mal??.
La noticia tuvo un alcance internacional. Ya la Comisión de Derechos Humanos de la ONU había llamado la atención al gobierno ecuatoriano por la falta de independencia de la justicia. El gobierno de Alemania ofreció asilo a Jorge Glas porque reconocían publicamente la corrupción de la justicia ecuatoriana. Mientras tanto, en Ecuador hubo bien pocas reacciones contra tal ?infamia?, porque sí, se trata de una desgracia nacional que nos hunde un poco más en los sinsabores de un país que va a la deriva. Parece que tenemos ?ojos para no ver y oídos para no escuchar??,
corazón para no sentir y mente para no comprender. ¿Dónde están nuestra rebeldía contra la injusticia y la dimensión social de la fe cristiana?
La palabra ?desgracia? significa ?sin gracia?: sin la gracia de Dios. Así estamos.
Nos hemos dejado vencer y convencer por el neoliberalismo, su magia infernal y su perversidad cotidiana.
Preferimos arrastrarnos como esclavos del consumismo y la insolidaridad. ¿Llegaremos, los cristianos y los hombres y mujeres humanistas, a renunciar a los valores de solidaridad y rebeldía, y esconder artificialmente nuestras carencias y nuestra cobardía? ¿Cumpliremos el dicho: "Principios vendo, que para mí no tengo"?
Han desaparecido de nuestro país las voces proféticas de los Leonidas Proaño Villalba, Alberto Luna Tobar, Gonzalo López Marañón??
¡Bien pequeños somos frente a la grandeza de Jorge Glas! ¿Glas preso? Más bien somos nosotros los verdaderos presos, porque nos hacemos cómplices de la podredumbre del sistema que nos imponen con nuestra pasividad desde 5 años.
Jorge Glas regresó a la cárcel porque somos incapaces de defender los valores que enarbola. La vergüenza y la desgracia son para todos como también para nuestros hijos. Así lo decía Jesús en su camino a la cruz: ?¡No lloren por mí, sino por Uds. y sus hijos!?? Tenemos que recuperar la fe y la dignidad, que van a la par: no sólo fe en Dios, sobre todo fe en nosotros, fe en los demás, fe en los pobres, fe en el cambio, fe en la vida más fuerte que la muerte, fe en el amor más fuerte que el odio.
La dignidad nace de nuestras miradas positivas, de nuestras manos abiertas, de
nuestro corazón compasivo, de nuestra mente crítica, de nuestra voluntad rebelde, de nuestras actividades solidarias.
Si no entramos juntos en estos caminos luminosos, pasamos a ser muertos en vida, verdaderos zombis perdidos en el camino de la existencia. Todavía no nos hemos decidido a cambiar, cambiar personal y colectivamente, seguimos ahogados en la desesperanza y la desgracia. ¡Cobardes somos! ¿Hasta dónde tendremos que hundirnos en la deshumanización? … para decidir resurgir de nuestras cenizas con la bandera de la dignidad, la honradez y la solidaridad. Eso es ser varones y mujeres de verdad. Retomemos la senda de las pequeñas luchas sobre la maldad personal, colectiva y estructural, para empezar a vivir más dignamente.
¡Gracias, amigo Glas, por ayudarnos a salir de la cárcel de nuestra irresponsabilidad y enseñarnos un camino de fraternidad y esperanza!