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De ingenuos nos tratarán. Y podemos serlo. Pero los cinco que participamos en este debate sobre el aborto, sostenemos que es posible un consenso básico sobre un tema que, por ser humano, puede suscitar una solución universal, dejando a un lado aspectos secundarios o poco relevantes.
Condiciones para un consenso básico
Pero el logro de este consenso requiere algunas condiciones fundamentales:
1. Admitir que todos estamos a favor de la vida, con actitud indubitable frente a este derecho primero, que todos debemos exigir para nosotros y respetar en los demás.
2. Considerar que no hay cuestión alguna en la que no recibamos del pasado presupuestos que condicionan nuestro juicio y solución. El aborto es una de estas cuestiones que marca especialmente nuestros sentimientos y pronunciamientos. Y es lo que explica la posición exacerbada de unos y otros, a favor o en contra.
3. Resulta igualmente claro que ninguna cuestión humana debe darse como absolutamente resuelta. Sobre lo humano caminamos siempre, muchas veces a tientas, y no podemos sentenciar haber conseguido la verdad plena de la realidad investigada. Pero aun así, nos domina la predisposición a defender nuestra posición y rechazar la contraria. Lo cual ciega, hace inútil el diálogo e impide añadir avances a nuevos enfoques y soluciones del tema.
Por tanto, y de ello estamos convencidos, no se puede conseguir con posturas sectarias (por ideología religiosa, precientífica, política, etc.) un consenso válido para todos. A pesar de todo, sostenemos que este consenso:
– Es posible si se hace con sinceridad, rigor y humildad, única manera de no absolutizar la propia postura y abrirse a la contraria, como signo del noble y recíproco deseo de conseguir la verdad.
– En consecuencia, pensamos que, si todos estamos por el derecho a la vida, debemos analizar si lo que defendemos es el derecho a la vida de un sujeto humano concreto y si esa defensa la aplicamos igualmente a unos y a otros, a los que han de nacer y a los nacidos.
– Finalmente, y es parte de nuestro planteamiento, pensamos que el embrión es un proceso parcial, variable y constituyente, sin que alcance antes de las ocho semanas – que es cuando alcanza la categoría de feto – el rango de proceso constituido, el propio de un sujeto humano. El proceso embrionario no es un proceso autónomo y autosuficiente, que se origina y queda constituido como sujeto humano en el primer momento tras la unión de los gametos, del que deriva todo el desarrollo posterior.
Señalamos la importancia de este primer punto y aducimos argumentos que fundamentan nuestra posición, por las conclusiones que de ellas se derivan.
– No escatimamos bajar a las cuestiones concretas, pero dejando abierta la cuestión primera: ?¿Se puede mantener con seguridad que, en el proceso gestador de la vida humana, existe una vida individualizada -un sujeto humano- desde el primer instante de la constitución del cigoto: unión de los gametos maculino y femenino? Nosotros pensamos que no y es lo que exponemos, una hipótesis que no se puede ignorar ni menospreciar.
La base para un consenso
El consenso no nace de un vacío o de un falso apriorismo, sino del hecho de que ?Los pueblos reafirman su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y valor de la persona humana y en la igualdad de hombres y mujeres?? (Declaración Universal de los Derechos Humanos, Preámbulo).
El imperativo de hacer el bien o rechazar el mal tiene su asiento en la persona. Y, dado que todos somos personas, nos corresponde actuar unidos como tales, en valores, criterios y actitudes vinculantes para todos. El bien se halla inscrito en la realidad que relacionamos y desciframos y no podemos inventar esa realidad a nuestro gusto, sino que, haciendo uso de nuestra razón y responsabilidad, asumimos la herencia histórico-cultural que la preserva y transmite, de unas y otras partes (de unas y otras filosofías, de unas y otras religiones, de unos y otros códigos) y comprobamos cómo en todos los pueblos descubrimos un hilo que sostiene, teje y entrega esa ?dignidad y valor de la persona y los derechos que de ella derivan??.
No podemos establecer como fundamento del bien o del mal la pura voluntad del que manda: ?Esto es así porque lo mando yo??, ?Esto está prohibido porque la autoridad lo prohibe??, o ?Esto es bueno porque la autoridad lo manda??. El bien o el mal no lo funda la voluntad de nadie, preexiste en la realidad misma la cual, debidamente conocida, dicta, sugiere o exige investigar para determinar un obrar correcto.
Para las Naciones Unidas es innegable la unidad de la familia humana, hecho que incluye el respeto total a la persona humana, el carácter inalienable de la libertad, la dignidad básica de todos los humanos y la interdependencia de todos con todos. Esto significa que:
. Todo ser humano debe recibir un trato humano, pues todo ser humano, dotado de razón y de conciencia, está obligado a actuar de forma realmente humana, a hacer el bien y evitar el mal.
. Todos, individuos y Estado, estamos obligados a respetar esa dignidad y garantizar su tutela. La persona ha de ser siempre sujeto de derecho y fin, no medio u objeto de comercialización