El servicio de ayuda a las víctimas católicas suma ya 1.500 denuncias de pederastia, mientras se propone una investigación científica para depurar responsabilidades
La comunidad protestante de Bussum, pequeña localidad del centro de Holanda, ha recibido la primera denuncia de abusos sexuales cometidos por su clero.
Se trata de una mujer que asegura haber sido asaltada, en su adolescencia, «por dos varones que eran figuras prominentes de la jerarquía». Aunque ambos han fallecido, la Iglesia protestante nacional ha abierto un servicio de ayuda por si hubiera más casos. Entretanto, la Iglesia católica holandesa lleva registradas ya 1.500 denuncias de pederastia. Los abusos se habrían producido en escuelas, internados, hogares de acogida e iglesias. Según las víctimas, los causantes fueron sacerdotes y monjas. Al menos medio centenar de los afectados ha optado por llevar el caso a los tribunales.
Mientras las dos iglesias mayoritarias del país tratan de contener el escándalo, Wim Deetman, antiguo alcalde protestante de La Haya, ha hecho una propuesta novedosa. Encargado por la Conferencia Episcopal de buscar una salida a la situación, ha pedido que se forme un equipo de psicólogos, jueces, historiadores y filósofos sociales para poder depurar responsabilidades. «Debe establecerse la naturaleza, autoría y circunstancias de lo ocurrido, tomando como fecha de partida 1945», ha dicho. Y se ha mostrado dispuesto a dirigir dicho esfuerzo.
La propia Conferencia Episcopal anunciará la próxima semana si aprueba este plan. A la vista de lo ocurrido en Bussum, Guido Wiersma, antiguo presidente de la Asociación de Internados, ha pedido que la búsqueda de los expertos incluya asimismo los centros educativos protestantes.
