PREMI INTERNACIONAL CATALUNYA PARA PERE CASALDALIGA.

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Religión Digital
Pere Casaldàliga, obispo emérito de São Félix do Araguaia (Brasil), ha obtenido el Premi Internacional Catalunya en su XVIII edición. «Vanidoso, sí; orgulloso, no», dijo Casaldàliga al reconocer su alegría por la concesión del galardón, que le ha sido concedido «por su meritoria labor entre los más desvalidos, en especial los indígenas y campesinos sin tierra, con los que ha colaborado en la transformación socioeconómica del Mato Grosso brasileño».

Hace ya 35 años, Pere Casaldàliga se jugó la vida denunciando en su primera carta pastoral la injusticia del latifundio. Ya jubilado, que no retirado pese a su salud delicada, ayer lamentaba, en una conversación telefónica desde su casa de Sao Félix do Araguaia, que esos problemas «hoy sigan pendientes».

–Le instaron a dejar la diócesis al llegar su sucesor, pero parece que el problema está solucionado.
–Los problemas de verdad son los eternos: la reforma agraria, la falta de respeto a los derechos de los indígenas, la marginación de la mayoría de la población brasileña, la falta de infraestructuras en esta región que obliga a hacer un viaje de 24 horas en autobús si alguien tiene un problema de salud grave…

–¿Le ha decepcionado Lula?
–Incluso el secretario del episcopado brasileño ha escrito contra el Gobierno actual porque no estimula bastante el reparto de la renta y del trabajo. Ha hecho una política macroeconómica, ha respetado demasiado a las multinacionales. Necesitamos una verdadera reforma.

–Se debe de sentir satisfecho por el resurgir indígena en América.
–Si alguien tiene derecho a mandar en estos países son los pueblos indígenas. Tenemos una deuda de 500 años con ellos. Pero el expresidente Aznar preconiza una cruzada contra los políticos de izquierda indigenista y populista. Es lamentable. Con todos los posibles fracasos, es un paso histórico que un indígena llegue a presidente, como que lo haya hecho un obrero en Brasil.

–Cuando se acercaba la jubilación, sopesó irse a África.
–Tengo en la capilla una talla de madera con el mapa de África crucificada. Es el mayor desafío de la humanidad, y su pecado más grande. Todos los gobiernos honestos y las organizaciones internacionales deberían volcarse en un continente que está condenado.

–Calificó de «inhumana» la política de extranjería española.
–EEUU ha levantado una gran frontera frente a América Latina, y España también levanta vallas contra África. Pero como decía el superviviente de una patera, el hambre no tiene fronteras. Sé que los problemas de la inmigración no se pueden arreglar en un solo día, y debemos resolverlos en los países que se ven obligados a emigrar. Pero la humanidad tiene derecho al mundo.

–¿Benedicto XVI es el papa de continuidad que esperaba?
–No podía ser de otra forma: durante 20 años fue el teólogo de Juan Pablo II. Es menos publicitario y más intelectual e inteligente. Ha tenido gestos de diálogo con otras religiones: en un momento de conflicto de fundamentalismos, la Iglesia está obligada a ello.

–¿La polémica de las viñetas ofensivas para el islam puede propiciar una alianza de religiones?
–Tenemos que aprender a vivir democráticamente. En plena libertad, pero también con pleno respeto y plena convivencia. Hemos de respetar la religión del prójimo como queremos que se respete la propia, o a quienes no tienen ninguna. Quizá una ley internacional debería fijar ciertas legítimas fronteras a la libertad de palabra.

–¿Qué vínculo mantiene con Catalunya, donde no ha vuelto ni por situaciones familiares difíciles?
–Las raíces no se pierden. Las personas alejadas de su patria, en el momento de la agonía hablan en su lengua. Continúo unido a Catalunya, a España y a Europa, y agradezco las muestras de solidaridad que me llegan. Se debe vivir la identidad, pero con un corazón universal. Me alegra que el premio lleve el nombre de internacional.

–¿Qué opina de las movilizaciones del episcopado español?
–Con todo el respeto, pienso que a algún hermano obispo de España la falta una cierta libertad de espíritu y sencillez para compenetrarse con las experiencias humanas y para respetar la autonomía civil y política. Deberíamos ayudar a este mundo tan herido llevando unión, esperanza y libertad. No problemas, que ya hay bastantes.

–Sigue pronosticando que, como todos los imperios, EEUU caerá.
–Vamos hacia ello. Hoy hay más pobreza, pero también más conciencia, más agitación y más solidaridad. La Humanidad no va hacia atrás, sino hacia adelante.